miércoles, 29 de junio de 2011

"Aventuras en Bicicleta"

“Aventuras en Bicicleta”
(Memorias del Corazón)

Los planes que mejor se ejecutan, son aquellos que no se planifican…Hay ocasiones en la vida, que ni planeándolas, hubieran salido como fueron, es como si el destino, las personas y la vida se hubieran confabulado a favor para crear esos momentos inolvidables que se convierten en las mas ... inefables memorias del corazón.

Por aquellos años el tener una pelota autentica de futbol #5 de cuero, era el sueño de cualquier patojo y el llegar a tener una bicicleta casi una quimera… Pero la imaginación y la capacidad de compartir eran sus mayores posesiones, porque de que valen mil juguetes para el que juega en soledad. En esos días se pusieron de moda las llamadas “Bicicletas Californianas” cuyo diseño permitía llevar a un o una tripulante, para compartir el paseo, además de sus colores sicodélicos con pringuitas de plateados que brillaban a la luz del sol, su timón estilizado cual si fuera motocicleta y la posibilidad de poder cambiar velocidades, todo un sueño, todo un lujo que pocos podían costear.

Los patojos empezaban a ver con qué velocidad, su contra parte las mujeres empezaban a crecer, mientras ellos poco a poco empezaban a dejar los pantalonchingos cortos. Muchos se tuvieron que conformar con ver las mentadas bicicletas, pero a otros sus padres con mucho esfuerzo lograban agenciarse de una para sus hijos, eso si la bicicleta debía de ser compartida por todos los hermanos. Y así se miraban en las calles de la colonia hasta tres patojos en una misma bicicleta, felices, gozando a carcajadas. Algunos se iban a baranquear en bicicleta, bajando a toda velocidad y subiendo con ella a cuestas, otros buscaban las carreteras mas empinada, como la del Instituto, para luego dejarse ir a toda velocidad cual si fueran “el Coyote tras el Correcaminos” más de uno, se quebró la cara al caer de bruces de la bicicleta. No pocas veces se pinchaban las llantas o se les torcía el timón, se le zafaba la cadena en fin, allí se miraba a los patojos lavando la mentada bicicleta, sacándole brillo, ajustándola…


Andar en bicicleta era toda una alegría, algo así como lo que sienten los adultos cuando se ven en su primer carro, aun que no sea nuevo. Pero todo eso cobra otra dimensión, cuando llevas atrás del sillón a una princesa… Cuya belleza ha cautivado tu corazón, nublando la razón. En las calles se veía a los chicos taloneando a las doncellas, esperando a que salieran del colegio o que fueran al mandado. Y mejor aun ,cuando ambos se iban de capiusa (Faltaban al colegio) y aquellas bicicletas se trasformaban en la alfombra de Aladino en esos paseos a lugares tan sencillos pero llenos de encanto donde el banquete era una agua (soda) compartida y unos Tortix o unos mangos verdes con sal, limón y pepita… El sentir las manos de la doncella aferradas a tu pecho, escuchar su voz y sentir su aliento o ese grito de emoción cuando la bicicleta cobra velocidad, mientras el viento les besa el rostro o cuando hay que frenar aprovechar para robarle un beso húmedo y travieso…

Quizás hoy alguno de aquellos patojos se pasea en limosina o avión, pero esos besos sabor a limón compartiendo una bicicleta californiana tienen esa magia de hacerles remontar el vuelo de regreso a esos días cuando creían que la luna era de queso y que exponían discursos de amor en un pedazo de papel y el mas exquisito pastel era aquel que compartían con la niña de sus sueños… Hoy muchas andarán en carro con una tripulante diferente, pero cuando miran una californiana los invaden todos esos recueros, de sus aventuras en bicicleta.
Oxwell L’bu
Imagen: Internet

martes, 28 de junio de 2011

***La Vocación de Ser Maestro***

***La Vocación de Ser Maestro***
El maestro enciende una luz en medio
de la obscuridad…
Es el sol en medio del aula…

...Lo suyo es más que una profesión,
es más bien una misión que exige vocación,
ternura, entrega y convicción…

Porque formas más que mentes…Vidas,
Porque tocas más que cabezas…Corazones,
Eres quien esculpe los modelos que guiaran
esas vidas.

Nuestras madres mecieron las cunas,
pero ustedes abren las ventanas de los sueños,
esos que se transforma en los ideales que perseguimos.

Porque gracias a un maestro un día se descubren
los tesoros que guardan los libros…
Y poco a poco se develan los misterios de la naturaleza.

Un maestro toca vidas y tiene el poder
de transformar naciones…
Porque es tal su misión que solo el creador
pudo haberle dado esa vocación.

De mis maestros guardo algo más que
sus enseñanzas…
Algo más que recuerdos de niñez
y adolescencia…

Porque cuando aprendí a leer crecieron
mis alas y me aventura al vuelo
Y cuando aprendí a escribir descubrí
el instrumento que es capaz de reescribir
incluso hasta mi propia historia.
Oxwell L’bu

Imagen:  Internet

domingo, 26 de junio de 2011

***Mientras Mastico Mi Chicle***

***Mientras Mastico Mi Chicle***
A solo cinco minutos para que den las seis,
siento en mi pecho una gran agitación,
es la emoción con la que palpita mi corazón

...Soy como un perro moviendo la cola
y con la lengua de fuera esperando a su amo;
pues esa mujer es todo lo que amo.

Llevo casi veinte minutos esperando y me parecen
una eternidad que hasta el chicle perdió el sabor;
tomo una nueva barrita y la pongo en mi boca.

Porque cuando llegue quiero besarla como quien
bebe agua después de cruzar el desierto…
Y sentir que mi corazón no ha muerto.

Mastico el chicle con tal diligencia de quien busca
causar la mejor impresión y de repente siento una
alergia o comezón…

Me pica la cabeza ¿Sera el sol?
Me tiembla el ojo ¿Sera mal de reojo?
No lo sé…Lo único que sé, es que si tardas
mas en llegar estas ansias me van a matar.

Me sudan las manos, me tiembla un pie
es toda una insurrección alentada por el corazón,
que el cerebro no consigue controlar.

Los nervios me traicionan hay en mí una especie
de desesperación por quererte abrazar,
soy como un naufrago en alta mar,
esperando su rescate…

O quizás una pieza antigua de museo que espera
que tu ganes el remate…
Para que me llevas a tu sitio favorito y me dejes
junto a ti para siempre.

¡Qué locuras estoy pensando!
¿Qué me pasa? Estaré delirando,
ya en la suele del zapato un chicle
se le va pegando..

De repente te tengo frente a mi…
Y soy como un volcán a punto de erupción,
siento como una AlKa Seltser en el corazón.

Es tanta mi emoción que me trago el chicle,
pues mi boca te reclama…
Esta sed es como una llama…
Me muero por besarte.
Oxwell L’bu

Imagen: Internet

sábado, 18 de junio de 2011

***El Gigante***

***El Gigante***
Mis recuerdos me remontan a la infancia
cuando uno con esas ansias de crecer,
no toma en consideración de que la
vida no nos permitirá volver.
...
A pesar de tu mediana estatura,
siempre te vi como un gigante,
de manos fuertes y corazón
delirante.

Tu mida seria que la desdibujaba
una tremenda sonrisa,
cuando te veía llegar corría a prisa
para irte a saludar.

Siempre cargado con una sorpresa,
que nosotros devorábamos cuando
las ponías en la mesa.

Hoy guardo en mi cofre del tiempo
¡Querido padre! Tantos recuerdos,
que me acompañaran hasta el día
en que deba de darte alcance.

Me ensañaste a respetar a las doncellas,
me dijiste hijo no olvides que tu
Madre fue una de ellas…

Me enseñaste a trabajar aun cuando
yo lo considere un castigo…
Y no pocas veces sentí que no eras
mi amigo cuando a mis travesuras
no les dabas abrigo…

Hoy guardo tus consejos y palabras,
pero lo que en mi quedo grabado
fue el ejemplo que me dabas…

Jamás olvidare ese día en que
te creí derrotado…
Te vi con lagrimas arrodillado.

Luego te pusiste de pie y me dijiste:
lo que hoy se perdió lo volveremos
a hacer y más grande…

Hoy mi pinta supera tu estatura
pero cuando me mido sigo sin
poder llegarte a la cintura.
Oxwell L’bu

Imagen: Internet

viernes, 10 de junio de 2011

***Taco y Enchilada***

***Taco y Enchilada***
(Vinicio Méndez y Jorge Dreyfus)
Hacer reír sobrepasa al arte
ya que es una gracia recibida
de lo alto…
...
Doradito por el sol que besa la piel
y con un bigotón que parece
embarrado de turrón…

Taco con sus ocurrencias
provoca las carcajadas que casi
terminan en miadas de a ramplón.

Enchilada lo observa con su mirada
picara y profunda…
Con esa tonada de voz tan iracunda
lo pone en su lugar.

Toco como si fuera un niño abandonado
toma su caja de lustre con su rotulo que
pregona “Unisex” y se sienta sobre ella.

Mientras Enchilada con curtido, salsa
y chile en la lengua empieza a recitar,
los versos que entre carcajadas se
suelen mal lograr.

Pero Taco y Enchilada en combinación
son un arranque de risas y pasión,
de chistes y ocurrencias que tocan el corazón.

Van vestidos como otro cualquiera
mas no se pierden entre la multitud,
porque llevan incorporada una luz,
Con la que brillan sin cegar.

Ocurrentes y chispudos como los chapines,
graciosos y cariñosos como los delfines,
a veces van descalzos otras con mocasines,
pero nunca usan calcetines…

Esos sombreros pasados de moda,
casi de piel, casi de cartón…
Con unos ojos que parecen que
saltan de emoción.

¡Hay Taco! Cuando vas a dejar ser patojo,
pareces como un piojo…
Que esta escarba que pica la cabeza
y Enchilado buscando una cerveza.

Originalidad y genialidad fundidos
como arena y cal…
Como el café al tamal…

Al punto que a los teutones ¡Tan Chilero!
les pareció que los pusieron a hablar
en alemán.

Estos dos “Chapines de Corazón”
aun siguen llenando de emoción
a todo aquel que los recuerda
y al hacerlo deja escapar una carcajada.
Oxwell L’bu

jueves, 9 de junio de 2011

"Las Iluciones de los Patojos"

“Las Ilusiones de los Patojos”
Paseando por la sexta avenida, cuando se iba a sextear, se veía a los patojos soñando tras las vitrinas de los almacenes…Fantaseando con los juguetes, que una y otra vez veían, en los anuncios comerciales de televisión. Pero que pasaban a ser artículos prohibitivos debido a su precio, más ellos sin ha ...cer ningún despreció, zampaban la carrera y se iban a jugar….

La madre de Carlos Alberto al ver lo ilusionado que era con los juguetes, pensaba: -Si así es con los juguetes, como ira a ser este cuando crezca, re ilusionado con las patojas, que con la primera chorreada que encuentre se va a quedar. –No, replicaba la abuela _Porque los que sueñan con los ojos abiertos, no se desbarrancan porque están viendo a donde van.

En los setentas tener televisión era un lujo, que no todos podían costear, la trasmisión y los receptores era en blanco y negro, se contaban con solo tres canales que transmitían durante el día, empezando por lo regular a eso de las 9 de la mañana y cerrando programación a eso de las 11 de la noche. Los programas se veían por turnos, después de las tareas y colaborar en las cosas de la casa, los patojos se salían a jugar o se ponían a ver sus caricaturas o las series que estaban en moda en aquel tiempo: “El Planeta de los Simios”(The Planeth of The Apes), “El Hombre Nuclear” (The Six Million Dollar Man), Las Aventuras del Viejo Oeste con Johny West, El Zorro y en fin. Luego venia el turno de las mamas y las abuelitas con sus novelas y al llegar los papas, las series de televisión y películas que usualmente transmitía el canal 3(El Supercanal).

Para los patojos de aquel tiempo, las corcho latas de las gaseosas o aguas y los trocitos de madera eran sus “legos” con los que armaban y desarmaban todo aquello que les dictaba su imaginación. No faltaban los que se iban al barranco a conseguir arcilla de la buena y con piezas de alambre formaban los juguetes que con su presupuesto no podía comprar y luego lo ponían a hornear en la estufa. Llegar a tener una autentica pelota de futbol numero 5 era de muchos la mayor ilusión, pero lo mismo eran felices corriendo tras una pelota plástica, que de vez en vez iba a parar al tejado de la señora amargada de la cuadra, que no permitía su recuperación, mas no por eso se acababa el juego, pues cambiaban a cualquier otra cosa y al día siguiente se les miraba haciendo “el ajustón” para comprar otra.

Los patojos recibían usualmente regalos, para navidad y su cumpleaños, los cuales aun que raras veces respondían a sus expectativas, si lo hacían a sus necesidades. Quizás crecieron desenado cosas, pero nunca les faltaron amigos, ni la imaginación para hacer de cualquier ocasión la mayor de sus aventuras.
Oxwell L’bu

miércoles, 1 de junio de 2011

"La Maldicion de las Cabras"


“La Maldición de las Cabras”
(Leyendas de la Colonia)

¡Quieren corbatas! ¡Quieren corbatas!.... ¡No tengo tacuche! Cada atardecer pasaba a la misma hora de siempre, en las calles de siempre, la misma señora, con el canasto en la cabeza donde llevaba las apetecibles corbatas en miel (Eran como grandes ojuelos fritas de maíz) gritando ...a todo pulmón por las cuadras de la Colonia, los patojos la veían y cuando iba ya por la esquina le gritaban: ¡No tengo tacuche! Y ella regresaba pensando que le querían comprar, pero al acercarse se daba cuenta de la broma de los patojos y sin cobrarle importancia, se daba la vuelta y seguía su camino…


Todos los días al terminar las clases, se veía una jauría de patojos tomando por asalto las calles jugando cincos, trompo, saltando cuerda en fin aquello era un manicomio de risas, carcajadas, voces cantando, otros silbando, nunca se vio un campo de recreo tan grande y a tantos niños jugando, saltando, de arriba para abajo supervisados a la distancia por el coloso volcán, que se levantaba como centinela de aquella muralla verde que rodeaba aquel lugar que era como un pueblo en plena metrópoli.


Por la cercanía en cuanto a distancia, pero la lejanía en cuanto al tiempo que llevaba va, llegar al centro de la capital, los vecinos de la Colonia desarrollaron una especie de autoabastecimiento en cuanto a las cosas básicas del diario vivir y también llegaban vendares y vendedoras, quienes ofrecían sus productos y servicios, como las tortillas, el pan, servicios de reparaciones en fin; algunos lo hacían de forma ambulante, por lo que se les veía pasar por las calles de la Colonia desde que amanecía, hasta al anochecer.


Si había algo que las mamas odiaban era el paso de las cabras al amanecer que provenían de las fincas que aun estaban alrededor de la Colonia, pasando el barranco. Todos los días alrededor de las 5 de la mañana empezaba su recorrido por toda la colonia aquel rebaño, devorando a su paso los jardines que con tanto esmero cultivaban y cuidaban los vecinos y dejando en su camino un rastro de excrementos en forma de bolitas, que los más chicos confundían con cincos, con los que se ponían a jugar… Luego al medio día las señoras ofreciendo las tortillas para el almuerzo y al llegar la tarde sabiendo que los patojos ya estaban en casa, pasaban los que vendían de todo tipo de chucherías para alegría y antojo de los patojos y enfado de las madres, que mas de una vez veían que se tomaba por asalto el presupuesto y luego los patojos ya no querían cenar.




No faltaban aquellos que les gustaba bromear y de vez en vez se pasaban de la raya. Fue en una de esas tardes lluviosas que los patojos decidieron jugarle una pasada a la señora de las Corbatas… A la hora de siempre, sin importar si llovía o hacia sol ella pasaba gritando a todo pulmón ¡Quieren Corbatas! ¡Quieren Corbatas! Los patojos lo tenían todo listo, habían colectado con antelación un montón de ronrones, que son fáciles de encontrar en los meses de lluvia y algunos sompopos de mayo, se subieron en una de las casa al tejado y alguien desde otra casa la llamo, haciéndole creer que quería comprar sin dejarse ver, la señora rápidamente regresó y al pasar por aquella casa los patojos le dejaron caer aquel puño de sompopos y ronrones sobre el canasto, ella sin percatarse bajo el canasto y enseguida los ronrones volaron a su rededor y los sompopos se incrustaron en la benditas corbatas , echándole a perder la venta … Los patojos sin poder contenerse se carcajeaban, por lo cual ella pudo verlos. -¡Ah! Patojos cabrones, uno queriendo ganarse la vida y ustedes jodiendo, pero ya van a ver, les juro que se van a acordar de mi. Una señora se dio cuenta de lo ocurrido y no dudo en irles a llamar la atención, pero ya era tarde la maldición pronto se diseminaría a lo largo y ancho de aquella cuadra.

Las cabras como siempre seguían pasando cada amanecer, pero al llegar a aquella cuadra, ya no se abrazaban a comerse las flores de los jardines, si no a orinar en ellos y al irse dejaban un fuerte y desagradable olor, que duraba todo el día y poco a poco los jardines dejaron de florecer y por consiguiente las flores empezaron a ser las grandes ausentes. Los vecinos decían: ¡Es por las cabras, es por las cabras! Por lo que decidieron impedirle el paso cuando estos cuadrúpedos se disponían a entrar, pero aun así pasaron los mese y por mas esmero que le ponían aquellos jardines, no volvieron a prosperar aun que se plantaran la flores en maseta. Poco a poco los vecinos empezaron a renunciar a tener un jardín y empezaron a aprovechar aquel espacio, para construir un cuarto o agrandar la sala.

Paso el tiempo y un 4 de febrero por la madrugada a todo el país le sorprendió un terremoto que dejo grandes destrozos en la infra estructura del país y cobro miles de vidas. Pero como por milagro, aquellas casitas resistieron la sacudida de la tierra, sin que se reportaran daños en sus estructuras o peor aun la muerte de algún vecino…Excepto en aquella cuadra, pues aun que las casas resistieron, una falla geológica se vio pasar exactamente allí, por lo cual solo en aquella cuadra hubieron daños en las casas. Puede ser que todo sea una casualidad, puede ser no sea más que el producto de atar cabos sueltos, para luego hacerlos encajar, pero lo cierto es que una maldición puede muchas cosas cambiar.
Oxwell L’bu
Fotos: Roxana Funes Y Mynor Fernandez