lunes, 31 de mayo de 2010

"Loteria la Huerfanita" (Historias de la Colonia)


Lotería la Huerfanita”

(Historias de Colonia)

Con el calor intenso del medio día y las tardes templadas por esa briza primaveral del mes de abril, la feria llegaba año tras año a la fortaleza natural flanqueada por barrancos y vigilada de cerca por el coloso volcán… La caravana de los camiones transportando las estructuras metálicas de los juegos mecánicos que entraban por la quinta avenida de La Colonia, los patojos los miraban llegar con esa ilusión en los ojos de quien espera una fiesta.

La feria siempre se instalaba en el mismo lugar, justo en el campo que estaba tras el costurero y el salón parroquial; los patojos curiosos se acercaban para observar como de la noche a la mañana la feria se instalaba. Usualmente llegaban un día jueves y empezaban el viernes por la noche y allí estaban las patojas y los patojos viendo como le sacaban el pisto (dinero) a los papas, para subirse a los juegos mecánicos como la rueda de Chicago, el pulpo, las sillas voladoras en fin, sin faltar los futillos(mesas de futbolito) y demás juegos, pero sobre todo el jugar en la mentada lotería…

Justo a las siete de la noche se dejaba escuchar por los altoparlantes la invitación para la primera jugada de la noche con el tono y forma tan particular de decir las cosas, de quien cantaba la lotería: -Suuuuuuuu Loterrria La Huerrrrrrfanita, yyyaaaa esta aquiiiiiiiii, asi que damas, caballeros, niños y hasta el chucho (perro) de la casa están invitados a esta noche de suerte, noche donde la luna y los gallos se desvelan… Así que, a apartar sus cartones, que los premios son de a montones. Algunos llegaban desde temprano para apartar su lugar, otros por el contrario se subían a la rueda Chicago o en las sillas voladoras, donde los muchachos esperaban pacientemente para que el viento soplara a su favor a su favor, para poder tener así una visión más amplia de las piernas y algo más de las muchachas. Los patojos por su lado comiendo chucherías como manzanas forradas de caramelo rojo que parecen cerezas gigantes, las plataninas, los algodones de azúcar de colores, elotes asados, el atol de elote, las tostadas de frijol o de aguacate, los panitos de San Antonio, los chuchitos(tamalitos de elote con carne), sin faltar los que son dulcitos por dentro, dulcitos por fuera , que, que más se puede pedir, los rellenitos….

Otros, tanto patojos, como muchachos jugando futillo o esperando a que pase la muchacha de sus sueños. Por doquier resplandecen los focos de neón y las luces de los juegos mecánicos, se escuchan los gritos de las muchachas y las carcajadas de los patojos y en medio de aquella fiesta se distingue un dejo de tristeza de los que apenas ayer eran patojos y hoy a fuerza de necesidad son los nuevos operarios de la feria. Pues al parecer para la gente de la feria el tiempo corre más a prisa, pues no hay tiempo para ser niño o adolecente, el tiempo apenas alcanza para ganar el sustento… Pero la feria tiene que seguir y la suerte se juega en la lotería de la vida que a veces se parece a la lotería La Huerfanita. Faltan solo 15 minutos para las ocho de la noche y por medio de los altavoces, la voz no deja de invitar, a pesar de que la galera casi está llena a reventar. –Pase adelante que aun hay carrrrrrrrrtones, aun hay espacios para la suuuurteeeeee….Así que le vamos a pedir a la dama de la esquina que se corra un poquito y haga un espacito para los que están entrando, para la primera jugada de la noches en su looooooooterrrrrria La Huuuuuuuuerrrrrrrrrrrfanitaaaaaaaa…

Al dar las ocho empieza la cuenta regresiva’ -Un minuto para que la primera juuuuuuuuugada de la noche empiece, así que vengase volando que esto está empezando, ya la góndola está girando y las pelotitas….En eso interrumpe una voz chillona de una mujer: -Espéreme Don que yo también quiero jugar, por vida suya deme un cartoné… Uno de los ayudantes y fuerzas la acomoda en una banca a la ley de Horacio (pues le queda una nalga en el espacio) y le da las semillas de maíz y el cartón de lotería. –Agora siiiiiiii, damos inicio a la primera jugada de la noche de su loterrrrrrrria Laaa Huerrrrrrrrfanitaaaaaa…

-Jira y jira y jira y jira hasta mirar a la guajira la tómbola de la suerte que eso sí, no pronostica la muerte y sale la primera bolita y es precisamente la reina pelona con cara de anona la muerte, la muerte….Sigue corriendo y va llegando al que cuando llega tarde la mujer con un sartén para darle lo está esperando, el borracho a que pobre mamarracho y la tómbola sigue girando como gira el planeta y sale lo siguiente bolita como un cometa, la escalera, la escalera que si te caes que llamen a la enfermera, la tómbola sigue girando porque la Huerfanita está regalando para que le lleve a la doñita un cazo, el cazo, ya tenemos a gente esperando sus lugares para la segunda jugada de la noches y es que su looooooooterrrria la Huerfaniiiiiiiitaa esta regallloooooooona y mientras la góndola sigue girando y va llegando el más chulo el catrín, el catrín…. Alguien grita: Loteeeeeeeriaaaa, loteeeeeeeriaaaa…Nadie nueva los maicitos de sus cartones damas y caballeros, que vamos a revisar. Y comienza el proceso de chequear una por una las figuras: empieza a gritar una a una el ayudante –La muerte, si afirmativamente la muerte, el borracho, si tenemos el borracho, el tambor, déjeme ver….No el tambor aun no sale…!Ah ¡es que yo pensé uste que era el cazo replica la señora (más de alguien murmura vieja mula). Así que aun no hay ganador y la tómbola sigue girando y la siguiente bolita va llegando y rebotando la sandilla, la sandilla la que alcanza para invitar a la tía la sandia, sigue girando y va llegando el que siempre esta erecto y dispuesto a entrar…No me piense mal caballero porque se trata del soldado, el soldado….Looooteriaaaaaaaa, loooteriaaaaaaaaaaa, nadie se mueva que vamos a revisar y comienza el proceso de chequeo y esta vez sí, si hay lotería, algunos se paran disgustados y se van, otros por el contrario piensan que aun es joven la noche y siguen probando suerte y los que estaban parados esperando se apresuran para sentarse en los espacios vacios y así sigue la noche y seguirán las siguientes 10 noches, los patojas sangrando a los papas y a los abuelos para ir a la feria, las muchachas y muchachos haciéndola el mejor pretexto para estar un poco más tarde en la calle y tener esos encuentros de amor de adolecentes.

Y así año tras año la feria seguía llegando, pero los que apenas ayer eran los niños de la feria en poco tiempo la necesidad los hace crecer a pasan a ser los operarios y los que eran operarios los jubila la vida porque envejecen tan a prisa que siempre les parece que fue ayer…

Oxwell L’bu


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