miércoles, 18 de mayo de 2022

“Mi traida”


 “Mi traida”

En aquellos años de escuela, las niñas eran como un dolor de muela, que por todo se quejaban, aunque tenían un encanto que aún no descubría y de repente se crecían y uno parecía un enano, eran como una flor en botón que apenas florecía…


Hasta que llega ese día, en que las hormonas se te alborotan y las empiezas a ver, con los mismos ojos, pero de forma diferente.  Ahora eran ellas las que nos miraban de forma indiferente, pues un día de repente aquella flor mostraba todo su esplendor.


Y allí está uno, tratando de llamar su atención, buscando mil maneras para conquistar su corazón, hasta que un día la chiquilla te sonreía y te quedabas como petrificado al que la Medusa lo ha hipnotizado.


Le mandabas papelitos con palabras triadas, con dibujos y corazones, es que te sobraban las razones para no dejarla ir. Y en tus cuadernos escolares entre lecciones y números escribías su nombre.


Al ver que los papelitos no funcionaban, que eran declaraciones fallidas, un día te atrevías, pero cuando estabas a punto de decirle, llegaba una de sus amigas y te desarmaba.


Los amigos de la cuadra, te preguntaban, si la chiquilla era tu traída y les decías que si, aunque ella aún no lo sabía, hasta que un día ella te encaraba y te reclamaba, el porqué andabas contando mentiras.


Pero te las jugabas una y otra vez e insistías y con cualquier pretexto te le acercabas.  Tu interés era más que evidente y sin embargo ella parecía que no correspondía. Y justo cuando estabas a punto de dejarlo todo, ella te llamaba y su efecto era como gasolina en una pequeña llama.


Tropezando con tus propios argumentos, te le declarabas y no decía que si, pero tampoco que no, hasta que un día se decidía y con una sonrisa pícara y una luz en su mirada, en una plática fuera de contexto, buscando cualquier pretexto te decía que si.


Recuerdo a mi traída, esa chiquilla que no se atrevía a besarme, con la que camine esas calles con la manita sudada, esa que de las cosas del amor no sabía nada… Con la que de poeta me estrene, porque me enamoré.


Mi traida, la de los paseos en bicicleta, la que cuando otra me miraba a mi se abrazaba y como marcando terreno me besaba.  Esa chiquilla de mirada cristalina, que rápido se sonrojaba y cuando se enojaba, me bastaba llevarle una flor o escribirle una carta de amor, para que me besara…. Mi traida.

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