domingo, 15 de agosto de 2021

“Madre Pilar y las hermanas de Jesucristo Resucitado”


 “Madre Pilar y las hermanas de Cristo Resucitado “

“Cuando nos falten las fuerzas físicas, tenemos más que ofrecer al Señor; pero el que no se deja, vencer en generosidad, nos dará lo que necesitamos para llegar a la meta, que nos hemos propuesto: la gloria de Dios y el bien de las almas” 

(Venerable madre María Séiquer Gaya)


A principios de los años ochenta, cuando la mayoría de aquellos niños de la primera generación en la Colonia, eran ya unos adolescentes o jóvenes universitarios, llega a la Colonia, procedente de España, madre Pilar, junto a otro par de monjas, con una misión, precisamente en aquel lugar, donde el Santo patrón es Jesús Resucitado.


Es el padre Antonio quien las recibe, en su pequeño hogar, la casa parroquial, en la que siempre había más de un huésped necesitado, pues el padre siempre tenía las puertas abiertas. Como pudo las acomodó y las acompañó en aquellos primeros pasos.


A madre Pilar, le sorprendió aquel paisaje de casitas iguales, donde las calles y callejones, seguían siendo parques de recreo, para aquellas legiones de ángeles traviesos, que venían del cielo... Y supo con certeza, que este era el lugar, donde la misión debía empezar.


La congregación de las hermanas de Cristo Crucificado, nació en Murcia España, con la misión de acompañar y ayudar a los más necesitados, a los olvidados y marginados, teniendo programas de salud y evangelización, la orden fue fundada por la madre María Séiquer hace más de ochenta años y a extendido su misión a otros rincones del mundo.


Luego de un tiempo y con el acompañamiento del padre Antonio, madre Pilar, pide los permisos correspondientes, para fundar el convento de las hermanas, en lo que en aquellos años, eran las áreas verdes a las orillas del varranco de la Guacamayas, uno de los lugares favoritos de los patojos para ir a aventurar, muy cerca de ellas, la iglesia e instalaciones de la iglesia de Jesuscristo de los últimos días (Mormona) crecía a pasos agigantados y se veía entrar y salir a los llamados Elders, gringos.


En silencio y humildad, la obra poco a poco fue creciendo, las hermanas se involucraban y acompañaban en las actividades parroquiales y en las campañas de salud y vacunación en el centro de salud de la Colonia.


Al llegar padre Vidal a la parroquia, con su gran capacidad administrativa, prácticamente se crea una mancuerna de bendición con madre Pilar y la misión adquiere dinamismos y como una semilla de mostaza empieza a crecer.  Fueron las hermanas de Cristo crucificado las que muchas veces, acompañaron a los grupos de jóvenes de la parroquia en particular al grupo de renovación carismática que en esos años estaba en su mejor momento. Han sido ellas, las que han estado con humildad y en silencia, evitando los reflectores de la promoción y la propagando sirviendo a los más necesitados en la Colonia.

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#HermanasdeCristoResucitado

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