martes, 15 de diciembre de 2020

“Ala, que me diga que si...”


 “Ala, que me diga que si...”

Cuando recuerdo los repasos o fiestas de barrio, un cúmulo de recuerdos viene a mi mente y veo a ese adolescente en sus primeros tanes de hombre, ganándole a la cobardía y hoy daría esta vida mía, para volverlos a vivir...


Cuando se acercaba la navidad, había en el ambiente un aire de felicidad, ese popurrí de aromas se dejaba sentir y el corazón empezaba a latir con fuerza, cuando la miraba pasar, así orgullosa y caprichosa, era la doncella más bella del barrio, un verdadero monumento de mujer.


Y en esa ambiente festivo, no faltaban, los llamados repasos, que no eran otra cosa, que fiestecitas improvisadas, que se hacían con cualquier pretexto con tal de bailar. Algunos se la pasaban ensayando sus pasos en soledad y cuando no había nadie en casa; otros atalayando la radio y esperando que el locutor se durmiera o descuidara para que no diera la señal y así ir poniendo en el cassette las canciones de moda.


Y allí se miraba a los patojos parados, mirando a las muchachas sentadas, sin atreverse a sacarlas a bailar, por el temor a un no y la segura burla de los amigos. Las chicas por su parte esperando a que el susodicho se animara y la sacara a bailar.


Y  así se pasaba melodía tras melodía, hasta que, veía que había alguien más mirándola y así envalentonado iba disparado a sacarla a bailar, antes que el otro se adelantara y me quedara, sólo, mirándola...Mis amigos organizaban las apuestas y yo iba por dentro rezando: Has que me diga que si, porque si me dice que no, no solo quedaré en ridiculo, sino, que ya no sabré, con qué excusa abordarla.


Y así empezaron muchas historias y no bastarían un libro para contener tantas historias...

Oxwell L’bu copyrights 2020

#Fistasdebarrio

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