domingo, 29 de diciembre de 2019

“Así amanecían las calles...”

“Así amanecían las calles...”
Luego de la quemazón de cohetes al dar las doce en navidad y año nuevo las calles amanecían con las huellas de aquellas celebraciones....

Eran los patojos, que como roedores, se levantaban muy temprano, para ir a recoger los cohetes, que no lograron reventar.  Y allí se miraba a los patojos, con su bolsita recorriendo las calles de la colonia, buscando entre los desperdicios que quedaban de la quemazón de las doce.

Como hormigas recorrían calle por calle, callejón por callejón, con esa alegría en su corazón. Algunas mamás se levantaban muy temprano también a limpiar el frente de su casa y un poco más y más de alguna le decía a los patojos: -En vez de andar aplanado calles, pónganse a limpiar. A lo que los patojos solían replicar: -Eso estamos haciendo, somos especialistas en recoger explosivos y entonces salían corriendo.

Al llegar de nuevo a sus casas, tenían en sus manos las huellas de su pecado, pues las llevaban grises y además de manchas en el rostro y la ropa, recién estrenada. No faltaba quien no se escapara de la regañada, pero después del desayuno, salían nuevamente a la calles, para quemar y disfrutar de su botín, con el cual tomaban latas y las llenaban con los cohetes, para luego hacerlas explotar o se ponían a jugar de guerritas con cañoncitos improvisados, con un tubo. Aquello también era parte de una tradición, de la que quizás nadie a escrito, pero que tienes coplas que se llevan más que en la memoria, en el corazón.
Oxwell L’bu copyrights 2019

jueves, 26 de diciembre de 2019

“Aquellas navidades en mi barrio”

“Aquellas Navidades en mi barrio”
(Reseñas de Guatemala)

En aquel barrio feliz, de calles sencillas y casitas todas iguales, la Navidad no era un día, pues se extendía  durante todo el mes… No eran los regalos o las fiestas las que la hacían memorables cada Navidad, era ese espíritu de pertenecer, a una “Gran Familia” donde la alegría se celebraban en común y las penas y tristezas se compartían, todos conocían a sus vecinos, nadie se miraba como extraño, pues tenían y compartían ese pedacito de cielo y en el corazón es anhelo de seguir adelante.

Cada día era de celebración, por la amistad, por las cosas sencillas que  vuelven cada momento inolvidable…Los patojos jugando por las calles, los muchachos tirando racimos de flores con sus palabras a las chicas que caminaban por las calles, otros pintando las fachadas de las casas, las mamas preparando el ponche y los tamales, la pierna, el lomo relleno y todo aquello que le da ese sabor a la “Navidad Chapina” que se añora en la distancia y se estigmatiza cuando pasa el tiempo.

En las calles se sentía esa mezcla deliciosas, de los aromas del pino, la manzanilla y el incienso, en los jardines repletos de flores, cual si fueran niñas sonreían las pascuas, alguno que otro canchinflín revoloteaba  silbando al aire la alegría de los patojos.  Unas semanas antes de la noche buena, en las cuadras empezaba la colecta de casa en casa, para comprar el pino y los adornos para decorar la cuadra; también se empezaba a organizar los diferentes “Repasos” o fiestas de  Navidad y de fin de año, que se hacían  en las principales calles de la Colonia. 

La semana de la navidad, casi todas las calles se vestían de fiesta, con flecos de colores que colgaban por sus calles y que cuando los tocaba el viento parecían estar bailando, las aceras de las calles pintadas con motivos navideños que solían durar algunos meses, hasta que llegaban las lluvias y los iban lavando; las lucirás de colores, que brillaban junto a las estrellas en la obscuridad.

Llegado el 24 de diciembre, las casas parecían transpirar los aromas de la “Navidad Chapina”, los patojos pasa que pasa en la cocina, metiendo los dedos en la masa de los tamales o robándose  los pedacitos de fruta para el ponche y allí estaban las mamas, sacándolos de la cocina.  Las chicas probándose una y otra vez el estreno de navidad y ensayando su mejor sonrisa frente al espejo, mientras por la cornisa se les resbalaba la coquetería…Los muchachos ensayando sus además y pasos de baile o conversando en las esquinas, los papas aprovechando el descanso, para reconocer la casa de donde muchas veces eran los grandes ausentes por ese exceso de trabajo, al que los sometían sus obligaciones, pues esta vida con sus contradicciones ,les consumía el tiempo trabajando para darle a los suyos lo que ellos no tuvieron.

Para eso de las seis de la tarde todos se peleaban para ser los primeros en bañarse y luego estrenarse la ropa nueva, las mamas se plantaban en la cocina para no dejarlos entrar, pues deberían de esperar hasta el momento de la cena, los cohetillos se dejaban escuchar, esos aromas dejaban en el paladar un sabor que nunca en la vida se habría de olvidar…

Las calles se empezaban a cerrar, en la “Isla” y Octava avenida se preparaba la disco rodante Black Machine, en la 5 avenida y 18 Happy Disco, en la 20 bajando hacia el mercado Caribean Disco, y en otras calles y avenidas Music Power, total era que a lo largo y ancho de la Colonia la música vibraba en las calles y en los corazones, con canciones que marcaban una época y que con el tiempo embriagaban las memorias con nostalgias y que ha más de uno le trae el recuerdo de un amor.

Aquella noche no faltaba quien despidiéndose (momentáneamente, pues se volverían a ver en poco más de una hora) de la novia, le dieran las doce de la noche, para luego salir volando entre cohetillos y canchinflines para estar en casa y dar el abrazo a la familia.  Y como olvidar al padre Antonia Travadelo y sus misas de gallo, que te forzaban a estar hasta 5 minutos antes de las doce en la iglesia, pues como él decía: -No hay mejor lugar para celebrar que en la casa del “Nino Rey”.

Al dar las doce entre abrazos efusivos, aquel tronar de cohetillos, por mas, de media hora, la veladora y el incienso frente al nacimiento elevando una oración, para luego ir de casa en casa regalando abrazos y comiendo un poquito, para luego llegar a casa casi lleno, los patojos destapando sus regalitos, los papas mirándolos llenos de alegría y esperanza, los abuelos recordando con añoranza… Y en una mescla de aromas, sabores, colores y ese calor de la gente, era sentir como el amor de Dios se ha volcado en las calles en noche buena. 

En la cena de navidad, no faltaban los brindis mesclados con las oraciones, los cantos, las canciones y un cumulo de emociones, que hacían que aquellos aromas y sabores se vuelvan inolvidables y marquen la vida. Pero una vez acabada la cena, los patojos se ponían a jugar y a quemar sus cohetillos, los muchachos de vuelta con la novia, las muchachas ensayando sus sonrisas y la música dispuesta para todos los invitados o no a la fiesta. En aquella noche que todos deseaban que fuera eterna, nacían nuevos amores, crecían nuevas esperanzas y las alegrías eran rosarios compartidos de todos aquellos años vividos.

Al día siguiente, que era mañana de desvelados, los patojos salían desde temprano  con una bolsa en mano, en busca de los cohetillos que no habían reventado, para luego armar sus guerritas de cohetillos y canchinflines, donde más de alguno pagaba el precio, por ver con desprecio el poder de la pólvora… Los mayores despertaban un poco más tarde a repetir lo de la cena y alguno que otro muchacho preguntándose si lo vivido la noche anterior, no sería un sueño.  No faltaban los repasos del día de navidad en la casa de algún vecino.

Aquellas navidades del barrio, se hicieron inolvidables, NO por el exceso y abundancia, si no por ese espíritu de compartir…Se quedaron impregnadas en el alma, por el aroma de esos recuerdos que son recurrentes cuando te recuerdas y te parece que fue ayer.
Oxwell L’bu copyrights 2010-2019
Foto: Alvaro Morales Sosa​​ 

Basta con cerrar los ojos...


domingo, 15 de diciembre de 2019

“Haciendo el nacimiento”

“Haciendo el nacimiento’
Desde que Francisco de Asís, recreará el primer nacimiento o pesebre en la Ermita de Geccio Italia y tiempo después fuera traído a Guatemala y de allí al continente, por el hermano Pedro; hacer el nacimiento es más que una tradición, es una celebración de fe.

En aquellos años, antes que el plástico hubiera invadido la navidad, los nacimientos se solían hacer con elementos naturales, para su elaboración, se solían usar cañas de bambú, musgo, aserrin teñido de colores, las figuras solían ser de barro, la imagen del niño Jesús de madera tallada y se le adornaba con rosarios de manzanilla, pascuas y pino.

Los patojos y muchachos se apuntaban, para ir a conseguir algunos de dichos elementos a los barrancos, donde aparte de divertido era toda una aventura y las demás cosas se comprueban en los mercados de los barrios.

Y allí se vain venir a los patojos de los barrancos, felices, pues aparte a haber aventurado, sentían que había colaborado, para hacer el nacimiento.  Con el corazón contento, por lo regular, la totalidad de la familia y uno que otro colado, se involucraban, en el diseño y hechura del pesebre.

El aroma del pino, el musgo y la manzanilla se sentía al nomás asomarse a la puerta. Pero los rosarios de manzanilla, con forme los días pasaban, se iban diezmando, pues los patojos se las comían de contrabando, al punto que al llegar la noche de navidad, ya casi solo los hilos colgaban y la mamá  iba corriendo al mercado, para comprar otros, con la advertencia de que los que traía  tenían chile y de esa forma disuadir el apetito voraz de los patojos.

Cada nacimiento constituye una postal, del espíritu navideño  y la fe de los chapines.
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viernes, 13 de diciembre de 2019

“El chirivisco”



“El chirivisco”
Sale barranco, decían los patojos, cuando llegaba, diciembre con frío  rico y ese ambiente de celebración, así como de esas bellas tradiciones,para los patojos era el período de vacaciones.

Los juegos en los callejones, ir a vitrinear a la sexta, ver los programas especiales navideños, la decoración de las calles, así como de las casas, pero sobre todo ese ambiente familiar con el que se compartía en la. cuadra, eran parte de la época navideña.

El chirivisco, era cotizado en dicha época; un arbusto seco, con frutos espinosos, era requerido, tanto el 7 de diciembre día de la llamada “Quema del diablo” así como para los días de navidad. Pues tan noble arbusto ardía flamantemente, para la mentada quema y se lucia como arbolito de navidad.

Los patojos se iban a barranquear, so pretexto de que iban por el chirivisco, Ir por el era una eventura, aunque nunca se regresaba ileso, pues siempre dejaba sus marcas sobre la piel.

Se solía pintar de plateado o dorado, se le adornaba con las esferas navideñas, así como frutos de la época, se le ponía bricho brillante, así como el llamado pelo de ángel y por supuesto sus lucirás de color.

El chirivisco era un invitado inflatable, en la época navideña y de el bien se puede escribir toda una reseña.
Oxwell L’bu copyrights 2019

lunes, 9 de diciembre de 2019

***Pidiendo posada***

***Pidiendo posada***
Desde que el hermano Pedro,
trajo al continente, está bella tradición;
en Guatemala y en America las posadas
son una celebración.

Pidiendo posada ando yo,
los faroles iluminan el sendero,
por donde pasa el peregrino,
ha su paso van cantando,
el eco de una tortuga y los pitos,
los van acompañando.

Pidiendo posada ando yo,
con José y María,
anunciando que el motivo
de nuestra alegría,
es el nacimiento del Redentor.

Pidiendo posada ando yo,
al paso de la posada, una a una
se van encendiendo las luces
de las casa, como diciendo:
Quédate aquí Cristo del Amor.
Oxwell L’bu copyrights 2019

sábado, 30 de noviembre de 2019

“Así empezaba diciembre en la colonia”

“Así empezaba, diciembre en la colonia”
Ser parte de una cuadra, era pertenecer a una familia...

Ya desde hacía más de un mes, las clases habían concluido y las calles ahora eran, un perpetuo parque de recreo, donde los patojos no se cansaban de jugar, las chicas de coquetear y los muchachos de conquistar. El frío se empezaba a sentir, el ambiente de la navidad, estaba a la puerta.

Siempre había un vecino chispudo, que organizaba a los patojos y a los jóvenes, a fin de limpiar, pintar y adornar la cuadra, para las fiestas de fin de año, en las que nunca faltaba el vecino que te invitara a un tamal, el que te diera una taza de ponche con piquete y los que tapizaban las aceras con cohetes.

Se solía hacer una colecta, se calculaban los gastos y  se dividían por casa, con el propósito de que todos aportaran de forma equitativa. Nunca faltaban quienes en verdad no podían o daban una parte y unos poco, que no eran partícipes, Pero como fuera las cuadras para diciembre, estaban adornadas con flequillos de iban de casa a casa, las aceras limpias y pintadas y para las meras fechas, el pino, cuyo aroma se mezclaba con el de la pólvora, los tamales y el ponche, aquel popurrí de aromas eran inconfundible no solo de la navidad, sino también de ese espíritu de compartímiento.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Foto: Matz Sagastume

lunes, 18 de noviembre de 2019

***Seño Rosita, en tu cumpleaños***

***Seño Rosita, en tu cumpleaños***
Hoy que es tu cumpleaños,
es justo reconocer,
que eres un ángel de mujer,
que con tu toque amable,
no solo educaste, sino
cambiaste muchas vidas.

No fueron solo tus lecciones
en el salón,
 sino esas cosas que tocan
y se guardan en el corazón.

Seño Rosita, hoy en tu cumpleaños,
elevó una oración de gracias,
por tu vida y por esos campos
donde sembraste semillas,
que hoy son flores que contemplas.

Porque es Justo reconocer,
que tus sabios consejos
y tus lecciones de vida,
cambiaron mi vida...

Gracias por tu presencia,
gracias por tu existencia
y que Dios me permita,
volverte a encontrar,
para poderte abrazar.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Foto: Oswaldo Morales

viernes, 15 de noviembre de 2019

“Al salir de la escuela”

“Al salir de. clases”
El recreo y la hora de salida, era lo mejor de aquellos días de escuela, pues al salir te podías divertir.

Aún escucho el bullicio de los chicos, al sonar el timbre de salida, las maestras nos llamaban al orde, nosotros metíamos sin ningún cuidado, los lápices y cuadernos en el bolsón, se agitaba el corazón y llenos de emoción, esperábamos, nuestro turno para salir.

Una vez afuera, le dábamos rienda suelta, a toda aquella energía y ganas de jugar o aventurar;  algunos le compraban mangos verdes a Don Tin, otros se gastaban los centavos, alquilando aquel aparato, que parecían lentes espaciales, que al ponerle las diapositivas a la luz, permitía ver imágenes, de personajes de moda, los miraban despacio y hasta se repetían las pasadas, mientras otros esperaban con impaciencia su turno. Si se contaba con unos centavos extras se alquilaba otro cartucho para ver otro contenido. El aparato carecía de sonido o de imágenes en movimiento, pero era algo divertido, que se disfrutaba y la imaginación volaba.
Oxwell L’bu copyrights 2019

jueves, 14 de noviembre de 2019

“La tele de todos”

"La tele de todos"
Se sentaba frente al televisor y empezaba a zapear, matando el tiempo...A veces en la sobre abundancia, se pierde el encanto, de aquello que tanto se deseó.

Han quedado atrás aquellos años, en que solo habían 3 canales de televisión, en los que sólo uno o dos hogares en la cuadra tenían tele.  Esos tiempos cuando era una bendición, que te dieran permiso de ver, un programa de televisión.

Aquello más que una limitación era una estupenda ocacion, para compartir con los cuates de la cuadra. Aquellas reuniones eran una fiesta, donde la orquesta, eran las risas de los patojos, que como piojos, se sentaban en torno al televisor...

Quien no recuerda a don Migue, a don Max o a a ese señor a todo dar, que nos invitaba a su hogar y su señora, dándonos la bienvenida, con la advertencia ¡Patojos no me vayan a ensuciar! Sino no los volvemos a invitar.

Como olvidar aquellos primeros amores de televisión, que no eran más que una boba ilusión  o aquel suspenso y emoción de chiquillo, viendo aquella película o la serie de moda y justo cuando estaba de lo mejor,  venía el apagón, que usualmente dañaba alguno de los tubos y nos dejaba sin televisión, por un mes.Entonces la sala volvía a estar vacía y las calles llenas de patodos retozando, hasta que un día, alguíen gritaba a todo pulmón ¡Ya arreglaron la televisión!
Oxwell L’bu Copyright © 2017

Esa cota con el destino...

Y allí andaban los muchachos en la tienda, comprandose chicles en la tienda de la esquina,
previo a esa cita con el destino...
Si les iba bien regresaban silvando
y sino se metían el resto de chicles
a la boca y con la caja vacía hacían
una melodía.
Oxwell L’bu Copyright © 2017

martes, 12 de noviembre de 2019

“Cuando la creatividad, no tiene edad”

“Cuando la creatividad, no tenía edad”
En aquellos años, no me enteré si éramos pobres o no, pues la vida estaba llena de tanta riqueza...

La casa estaba llena de tesoros y no nos faltaba imaginación, en esos años en que la creatividad no tenía edad, bastaba abrir la caja de herramientas de papá, para encontrarse con un arsenal, que ponía a burbujear la imaginación, como un Alka Seltzer. Y no digamos abrir el cofre de tesoros de la abuela y esperar con impaciencia a que se terminara el hilo, para hacerse del carizo , para luego poder construirse con el, un hermoso capirucha con ese toque personal.

Nuestra generación no se endeudaba, soñaba... No había dinero para comprarlo todo, pero si mucha creatividad para hacerlo y lo mejor de todo era que hacerlo era diversión pura y satisfacción, y no digamos jugarlo y compartirlo.
Oxwell L’bu copyrights 2019

miércoles, 6 de noviembre de 2019

“Aquellos juegos de la infancia”

“Aquellos juegos de la infancia”
No, en aquellos tiempos no habían videojuegos, ni internet , pero el ingenio y la creatividad sobraban...

Parafraseando, aquella canción: “Buscando en el baúl de los recuerdos, cualquier tiempo pasado, nos parece mejor” y yo no sé, si esos tiempos fueron mejores o no, pero si tuvieron su encanto. En aquellos años, vivíamos los tiempos de eterna ilusión. y esa ilusión nos hacía ser creativos, ahorrativos y sobre todo nos invitaba a compartir.

Nos bastaban unos clavos, una tabla, hilo, un bolígrafo y un cinco o canica, para construirnos aquel juego tan entretenido, que bien podíamos jugar solos, pero siempre era mejor jugarlo con otros.

La felicidad, no salíamos a comprarla, la construíamos con creatividad y nuestras manos, y se multiplicaba cuando la compartíamos.
Oxwell L’bu copyrights 2019

miércoles, 23 de octubre de 2019

***Canela fina***

***Canela Fina**
El Papa:
No te fijes en él,
que es pegajoso como
la miel.

La madre:
Ese  es más empalagoso
que un pastel…
No te fijes en ese aborto
del infierno…
¡Ay! No lo soportaría
como yerno.

La abuela:
No hace falta ir a la escuela,
para estudiar psicología,
luego, luego se ve que ese
joven es peor que una ladilla.

El Hermano:
Qué bueno puede haber
en ese desastre…
A ese roto no lo remienda
ni un buen sastre.

Don Chepe el de la tienda:
Ese patojo no es de fiar,
que si una se descuida
le quita el calzoncillo,
sin tocar el pantalón.

Doña Conchita:
Árbol que nace con las
raíces fuera de la tierra,
aunque se marchite,
nunca asienta cabeza.

Una amiga:
¡Guapo! Ni que hablar,
que si no lo quieres.
aquí en este rinconcito
hay lugar.

La rival:
Qué más quiere ese pavorreal,
si ha ese instinto animal,
esta hembra lo va a domar.

La señora de las tortillas:
Tan tierno el maíz
y ya se pudrió…
Sera que el sentimiento
se le murió.

El susodicho en cuestión:
Frente al paredón me lanzan,
sus letanías y maldiciones,
Pero es pura envidia  de
esos mamones…
Y las puritanas se quedan
hablando y con las ganas.

La susodicha enamorada:
Sera canela fina y todo lo demás…
Y no hablo por capricho es que
ese susodicho es el dueño
de mi corazón.
Oxwell L’bu Copyright © 2011

martes, 1 de octubre de 2019

***En la cuadra***

***En La Cuadra***
Crecimos en una cuadra muy particular,
distinta pero igualita a las demas;
ella fue nuestro campo de recreo,
nuestra cancha de futbol, lugar encantador,
que fue testigo de esos años maravillosos,
a los que recurrentemente se quiere regresar.

Salir a la cuadra, era encontrarse con la alegría,
sentir vibrar el corazón de la emoción,
cuando contemplabas desde la esquina
a sus bellas flores, coquetas con sus faldas
escolares, caminando con la seriedad del caso,
pero al final regalandote una sonrisa.

En la cuadra, cada repaso era una gran celebración,
para entrar nadie requería de invitación;
En la cuadra, la quema  Judas era inolvidable,
pese a que el mentado testamento no era nada  amable y  cuando se iba la luz nadie corría a su casa,
cmo una avestruz,  porque aquello era la oportunidad,
para contar historias, chistes o cantar hasta llorar.

En la cuadra, era seguro toparse con la esperanza,
de aquellos muchachos que buscaban el superase
y encontraban la forma de aterrizar sus sueños...
También era posible toparse con algún poeta,
pues esa calle estaba llena inspiración.

En la cuadra, al llegar la navidad,
esta se vestía de fiesta con flequillos
colgando de techo a techo,
banquetas pintadas de cal
y ese aroma a ponche y tamal,
que es el aroma tradicional,
de la navidad.

En la cuadra, nunca nos faltó
con quien jugar o conversar...
Y al abrir el baúl los recuerdos
a más de uno de los patojos
uno se puede encontrar,
porque en la cuadra cualquiera
podía estar en nuestras fotografias,
porque éramos una gran familia.
Oxwell L’bu Copyright © 2016

***Los niños de mi colonial***

La luna con la cara tiznada ve a los patojos desde su ventana... Mas ellos no paran de jugar, hasta que por fin el sueno como mariposa besa sus frentes y al cerrar los ojos una sonrisa revolotea en su rostro esperando el nuevo amanecer para seguir jugando... Así son los patojos de mi tierra!!


***Los patojos de mi Colonia***

El sol aun no se asoma
al horizonte mas ellos
se levantan temprano
como siempre…

Un volcán como centinela
cuida sus pasos,
las montañas como murallas
rodean su campo de juego.

Uno a uno se van sumando
como uvas en la viña,
con sus pantaloncitos
y sus rostros bañados
de alegría…

Unos jugando cincos,
otros lanzando un trompo,
y más allá otros corren tras un balón.

Comiendo siempre de prisa,
con muestras de que bebieron
y comieron sobre la camisa.

Por esa urgencia de seguir
retozando y jugando,
queriendo que no llegue
la noche…

Mas la luna con la cara
tiznada los mira desde
el cielo escondida entre
en las nueves rajadas.

La noche va cayendo
y ellos siguen corriendo,
tras las luciérnagas que
habitan en el barranco
de las guacamayas.

Y desde la aldea de las hadas
el sueno viene a besar su frente,
y así de repente el cansancio les
cierra los ojos y una sonrisa
aletea en sus labios esperando
de nuevo el amanecer.
Oxwell L'bu copyrights 2010

jueves, 19 de septiembre de 2019

Al dar las seis...

Al dar las seis...
Al dar las seis, las calles se quedaban desiertas, las tareas escolares debía de haberse concluido y en las casas no se escuchaba ningún ruido, porque era la hora del Zorro...

El Zorro la serie que mi generación esperaba y era la única razón, por la que uno deseaba, después de un fin de semana, que fuera lunes, para poder volver a ver una semana más del héroe de todos.

Pero luego que finalizaba, más de algún patojo, una máscara improvisaba y con un palo de escoba, se hacía una espada y empezaba de espadiar, aunque fuera contra el poste.
Oxwell L’bu copyrights 2019

miércoles, 18 de septiembre de 2019

“Cuando las chicas se iban de capiusa”

“Cuando las chicas se iban de capiusa”
No era común, ver a las chicas de capiusa, pero cuando lo hacían, siempre andaban en grupo o con el novio, que a base de ruegos las convencia.

El vaivén de sus faldas escolares, las medias arremangadas y sus caritas de margaritas asustadas, las delataban, no era que no hubieran clases, no era que habían salido temprano, era que se habían escapado, ya sea con su enamorado o con sus amigas.

Y contrario a los varones, que se iban de capiusa, para ir a jugar a las máquinas de videojuegos o para meterse al cine o jugar una chamusca con su cara de asustados, ellas lo hacían sin pena y se les veía en la sexta o los centros comerciales, vitriniando o comprando joyas de fantasía o baratijas en los bazares. Siempre en grupos de tres o más, siempre con esa mezcla de coquetería y timidez.
Oxwell L’bu copyrights 2019

martes, 17 de septiembre de 2019

“Grabar para recordar”

“Grabar para recordar”
Los discos de acetato, siempre venían con el retrato, del artista o la agrupación y en el mismo, en ocaciones no había más que un par de canciones de las que uno gustaba, las demás eran de relleno.

Pero cuando llegaron los cassettes, eso fue otra historia, porque en ellos existía la posibilidad, de gravar la música que a uno realmente le gustaba y en el orden que uno quería, ya fuera prestando los discos o cassettes de fábrica o desvelándose, para grabarlo, con la música de la radio, rogando a Dios por que se quedara, dormido el locutor.

Quién no pasó noches de desvelo, para grabar un cassette, para la dueña de su corazón, donde cada canción expresará sus sentimientos. Quien no espero con ansiedad, el programa archivo tropical, para grabar la música para las fiestas de fin de año.

Si, ahora son cosas de antaño, pero que cuando uno las recuerda, les parece que fue ayer y por alguna extraña razón, vuelve a sentir esa misma emoción.
Oxwell L’bu copyrights 2019

viernes, 6 de septiembre de 2019

***Y me quede esperando***

***Y Me Quede Esperando...***
Vi pasar los segundos, los minutos,
las horas, los días, los meses,
los años...El tiempo se hizo nada,
o es que el amor es efímero
y el olvido eterno.

Más yo me quedé esperando
a que llegará el olvido,
pero esté nunca llegó,
o sería que un sentimiento
lo desvio, o el se equivocó,
o busandome no me encontró.

Y me quedé esperando otros amores,
pero nunca llegaron  o sería  que
se eclipsaron al ver la intensidad,
con que aún brilla tu rreuerdo.

Me quedé abrazado a la soledad
y si bien es cierto  nunca consiguió
darme consuelo, me enseñó
a vvivir sin ti,  más sin olvidarte,
pues sólo con tigo conseguí
ser feliz ...

Me quedé arrullando recuerdos,
que nunca quisieron madurar
y prefirieron quedarse  gravitando,
en esa fantasía que nunca les diria,
que tu todo lo olvidaste.
Oxwell L’bu Copyright © 2016

jueves, 5 de septiembre de 2019

“Una Francia que delata”

“Una fragancia que delata”
En el afán de ocultar, muchas veces se suele evidenciar, lo que se quiere ocultar...

Ya fuera Por antojadizos, por travesura o premura. o por sentirse ya mayores, los patojos empezaban a fumar o bien a tomar. Casi siempre solía suceder, para los días de navidad, su cumpleaños o simple y sencillamente porque querían probar. Pero la estocada de la primera cerveza o el primer trago siempre pone en evidencia, al novato inexperto, lo mismo suele suceder con el primer cigarrillo el tufo se impregnadoen la boca y para “ocultar su pecado” el patojo desahuciado, acudía a mascar chicles y mejor si eran, los llamados Fragans, cuya fragancia, particularmente exagerada, siempre solía levantar sospechas en los padres.

Y allí estaban los patojos, masca que masca chicles, con cara de asustados, era una forma de lavar su pecado, pero al llegar a casa, esa fragancia que ocultaba la evidencia, pero levantaba sospechas. Y allí estaban las mamás oliéndoles la ropa, tratando de encontrar la evidencia, para reclamarles su inconsciencia.

Los mentados chicles, no solo eran los aliados en las estocadas, también cuando andaban de conquista, pues no les bastaba cepillarse los dientes hasta 5 veces, estos chicles parecían darles ese toque de seguridad, aunque en verdad, su particular fragancia, era sinónimo de una estocada, disfrazada,
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sábado, 17 de agosto de 2019

“Aquellas fiestas de mi barrio”

“Aquellas fiestas de mi barrio”
Sabrá que crecí en un “barrio muy particular, donde se lava y se plancha como en los demás...” No, eso es parte de una canción, que las niñas de mi barrio cantaban a todo pulmón.

Pero si, viví con intensidad una niñez, llena de felicidad y una adolescencia, con la demencia del amor...En aquel barrio de casitas iguales, donde toda una generación fuimos creciendo, pasamos de los juegos infantiles y los pantaloncitos cortos, a los cortes de cabello de moda, un día nos surgió el gusto por la música y por las chicas, que apenas ayer eran nuestra peor pesadilla.  Poco a poco las empezamos a ver, como esas flores qué hay que cuidar y de las que peligrosamente te podrías enamorar.

En aquellos años, se pusieron de moda, los mentados repasos, que no eran más que fiestecitas de barrio, a lo largo y ancho de la Colonia, aquellas fiestecitas, donde el salón, era la sala vacía, con que alegría se conocían, los que algún día se profesarían amor...

Todo era improvisado, no habían tarjetas de invitación, pero todo mundo se daba por invitado y allí se miraba a los muchachos recorriendo las cuadras buscando un repaso.

Para las chicas, que un día de repente, pasaban de niña a mujer, ir a bailar muchas veces era más bien ir a mirar, pues su primer baile no se lo querían regalar a cualquiera y allí estaban los patojos insiste que insiste, aunque poco supieran bailar, con las ganas en los pies y un 21 en la billetera, aunque la mayoría de las veces recibían un revés.

Pero cuando el destino se confabulaba y la canción era la que se esperaba, salían a bailar, se estrenaban en esa bella ilusión, de sentir que estaba vacío el salón, para bailar aquella melodía, con el chico que les robaba el corazón.
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jueves, 8 de agosto de 2019

“Esa literatura infantil”
Por ser poco aplicado y un rebelde desaforado, para mi ir a la escuela, era un dolor de muela, pero si le agradecía, el haber aprendido a leer, porque esa habilidad, me habrio la puerta de otros mundos.

Ir al mercado, aparte de comer cucherias, era una legaría, cuando uno se encontraba, el puesto donde vendían y alquilaban, los llamados chistes o historietas, que uno leía y releía y nunca se aburría.

Era trasladarse a otros mundos, mundos de superhéroes, de aventuras y travesuras que alimentaban la imaginación y uno se llenaba de emoción y en sus juegos infantiles reconstruía lo que leía.

Creo que en esa generación, creció la imaginación en forma exponencial, por eso ha vivido la vida burbujeando, como agua mineral.
Oxwell L’bu copyrights 2019

domingo, 28 de julio de 2019

***Esos atardeceres en la Colonia***

***Esos atardeceres en la Colonia***
Celaje es el paisaje en la
eterna primavera...
Así son los atardeceres
en la Colonia, atardeceres
de patojos en las calles jugando,
de muchachos en las esquinas enamorando.

En esos jardines donde
las flores expelen sus aromas,
que inquietan a los ruiseñores
y los pone a levitar anhelando
sus amores.

Esos atardeceres en la Colonia,
esperando esos vientos
de inspiración...
Contando los minutos para
encontrarse con el destino.

Destino que tiene tierna
la mirada, el alma alborotada
y una inquieta sonrisa,
que hace al corazón latir
a toda prisa.

Esos paisajes extasiantes,
esos celajes que invita a
emprender el viaje,
sin itinerarios, ni equipaje,
porque esa belleza son pinceladas
de la mano de Dios, en este rinconcito,
cerca del cielo.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Foto: Hecto García

miércoles, 17 de julio de 2019

“Cuando íbamos a Wimpy”

“Cuando íbamos a Wimpy”
Los ochentas, la década en que el mundo cambió, la tecnología se hacia prematuramente obsoleta y la vida dejó de ir en bicicleta y al parecer en un carro de carreras se subió.

Pero lo cierto es que los chicos de aquella generación, disfrutaron, no se si más que los de ahora, pues no estaban embobados con la tecnología y para conocer a otros y al mundo había que aventurarse por las calles.

En esos años en que se disfrutaban las cosas triviales y sencillas; quien no disfrutó una charla interminable en una mesa de Wimpy comprando bebidas y si se podía papas fritas al ajuston y llevando en el bolsón asignaturas pendientes, por completar y la carta de amor, que no te atrevías a dar.

Wimpy era un punto de reunión, yo no sé, si eran las mejores hamburguesas del mundo, pero sabían a amistad y tenían ese toque de complicidad, cuando se quería conquistar a una a la doncella más bellas del jardín de las eternas primaveras.
Oxwell L’bu copyrights 2019

martes, 9 de julio de 2019

“La tele que veíamos”

“La tele que veíamos”
Con tres canales de televisión, los programas que veíamos los esperábamos con emoción, en una televisión en blanco y negro y si habían medios, en un fabuloso panavision a colores de última generación.

Sin control remoto y aún así, la señora de la casa era capaz de bloquear los otros dos canales, hasta que terminara su novela y después era el turno de los patojos, para ver las caricaturas o alguna de las series,en moda en aquellos años, como: El zorro, Batman y Robin, Perdidos en el espacio entre otras.

Al caer la noche, el control del único televisor en casa, lo tenía el papá, quien buscaba alguna película e indiscutiblmente, uno de los primeros, telenoticieros en el pais, con un formato muy propio “Aquí el mundo” aquí se veía a Don Otto Fernando Soberanis, con una seriedad impecable, no solo al redactar las noticias, sino darle ese toque de seriedad y hasta de solemnidad. Quien iba a decir que era el mismo locutor que se escuchaba por las mañanas, por una de las emisoras, con ese toque jocoso y alegre, la verdad es que parecía una persona diferente.

De aquella camada de excelentes comentaristas, narradores y locutores que le pusieron ese toque de personalidad a la televisión de aquellos años, se recuerda a: Don Carlos de Triana, Carlos Gudiel, Chalo Fernández, Otto Fernando Soberanis, Abdon Rodríguez Zea, entre otros.
Oxwell L’bu copyrights 2019

martes, 2 de julio de 2019

“Cuando llegaba el circo a la Colonia”

“Cuando el circo llegaba a la Colonia”
Aquellas tardes de juegos eternos, de esperar las series de televisión y llenarse de emoción escuchando aquellas historias interminables a la luz del poste en las esquinas, se veían parcialmente interrumpidas, cuando llegaba el circo a la Colonia.

Era todo un espectáculo, el ver como en los campos donde estaban las planchas, se levantaba la carpa del circo y con ella la ilusión de ver a los payasos y sus ocurrencias, al elefante, a los leones y por supuesto, el globo de la muerte. Tanto el circo como la feria, solían llegar en los días, del aniversario de la misma, el 1ero. de Julio de cada año.

Desde las primeras horas de la tarde, el presentador del circo, anunciaba por los parlantes, colocados en la parte más alta de los postes que sostenía la carpa. -Avísale a tu papá, a tu mamá, al abuelo, a la abuela que con la risa se quita el dolor de muela, has tu tarea de la escuela y pídeles que te traigan al circo, el circo la alegría que todos querían, está aquí con tres funciones y mucho que ver, así como un espectáculo que no podas creer, el globo de la muerte...

Los patojos hacían puntos para que los llevaran al circo; ayudaban en la limpieza, se sacudían la pereza y hacían los mandados. El circo pasaba  a ser la mayor atracción, la mayoría procuraban un boleto y los que no podían, hacían la lucha por colarse, trepándose por las faldas de la carpa.
Oxwell L’bu copyrights 2019

lunes, 1 de julio de 2019

“Aquí crecimos y vivimos momentos inolvidables”

“Aquí crecimos y vivimos momentos inolvidables”
Yo no sé,  si por necesidad, por oportunidad o más bien por bendición, crecimos en este lugar, donde se ha quedado una buena parte de nuestras vidas...

Cuentan los primeros, en la primero, que en sus inicios, vivir en la colonia, no ofrecía muchas ventajas, ya que aquella península incrustada en ese mundo verde, parecía como aislada de la metrópoli y sus barrancos eran como una fortaleza, donde bien se pudo haber construido, una pequeña ciudad impenetrable. La falta de transporte público en sus inicios, lo distante de los lugares de comercio, entre otras cosas, supusieron verdaderos retos, para aquellos que fueron los primeros, en la primero.

Fueron ellos quienes abrieron brecha y se sobre pusieron a los obstáculos, no solo para darnos una casa, sino un hogar, fueron ellos quienes aceptaron el reto, para que nosotros creciéramos en aquel inmenso campo de recreo, donde fuimos tan felices.

Ahora que damos todo por sentado y quizás ya olvidamos todos esos retos, cabe preguntarnos, que hemos hecho nosotros, por ese terruño querido, que le hemos aportado.

Pues en verdad, recibimos mucho y quizás hemos dado muy poco a nada. Muchos ya no vivimos en la colonia, pero vivimos recordándole y añorándola, otros por el contrario, prefieren sentirse ajenos y hasta niegan haber crecido en este bello lugar, porque ahora son otras sus amistades y otro su nivel económico y social. Pero no es el nivel económico o social, el que da la felicidad, sino recordemos lo felices que fuimos allí... Allí se quedaron nuestras primeras sonrisas, nuestros mejores y verdaderos amigos, la niña aquella que nos robó el corazón y esa juventud que siempre sueña con volver. Allí nuestros padres nos abrieron las oportunidades que ellos no tuvieron, porque en verdad, en la Colonia se respiraba ese espíritu de superación y pasión por vivir.
Oxwell L’bu copyrights 2019

“En la cuadra”

***En La Cuadra***
Crecimos en una cuadra muy particular,
distinta pero igualita a las demas;
ella fue nuestro campo de recreo,
nuestra cancha de futbol, lugar encantador,
que fue testigo de esos años maravillosos,
a los que recurrentemente se quiere regresar.

Salir a la cuadra, era encontrarse con la alegría,
sentir vibrar el corazón de la emoción,
cuando contemplabas desde la esquina
a sus bellas flores, coquetas con sus faldas
escolares, caminando con la seriedad del caso,
pero al final regalandote una sonrisa.

En la cuadra, cada repaso era una gran celebración,
para entrar nadie requería de invitación;
En la cuadra, la quema  Judas era inolvidable,
pese a que el mentado testamento no era nada  amable y  cuando se iba la luz nadie corría a su casa,
cmo una avestruz,  porque aquello era la oportunidad,
para contar historias, chistes o cantar hasta llorar.

En la cuadra, era seguro toparse con la esperanza,
de aquellos muchachos que buscaban el superase
y encontraban la forma de aterrizar sus sueños...
También era posible toparse con algún poeta,
pues esa calle estaba llena inspiración.

En la cuadra, al llegar la navidad,
esta se vestía de fiesta con flequillos
colgando de techo a techo,
banquetas pintadas de cal
y ese aroma a ponche y tamal,
que es el aroma tradicional,
de la navidad.

En la cuadra, nunca nos faltó
con quien jugar o conversar...
Y al abrir el baúl los recuerdos
a más de uno de los patojos
uno se puede encontrar,
porque en la cuadra cualquiera
podía estar en nuestras fotografias,
porque éramos una gran familia.
Oxwell L’bu Copyright © 2016

miércoles, 26 de junio de 2019

“Y volví a mi escuela...”

“Y regresé a mi escuela...”
(Escuela Darío González)
Regrese a mi escuela, no sé si por nostálgico, porque deje asignaturas pendientes o porque quise comprarme un boleto al pasado...

Aquel suéter rojo con dos franjas verticales ya no me quedaba y no se si para mi abría un lugar en la banca, lo cierto es que quise volver allí, a mi escuela, donde la ortografía siempre fue un dolor de muela, quise regresar allí, donde conocí a Bandido, donde mi maestra se volvió inolvidable y dónde me sabía de memoria, en que banca cada uno de mis compañeros se sentaban con nombre y apellido.

Me sentí por un momento, aquel niño que, por un momento sintió, que su madre lo abandonó a su suerte(el primer día de clases) solo porque ella quería que yo creciera y aprendiera a volar con mis propias alas.

Volví a mi escuela y ahora pienso que pude haber sido mejor estudiante, sino me hubiera empeñado tantos en los recreos y en irme de capiusa. Lo cierto es que experimente una gran alegría, el verme de nuevo allí, con los fantasmas de mis nostalgia y de mis amigos, que son los que se hacen para toda la vida.
Oxwell L’bu copyrights 2019

martes, 25 de junio de 2019

***Las huellas de mi maestra***

***Las huellas de mi maestra***
(Una madre en el aula)
Esas huellas que deja
una maestra, son para
toda la vida
y a su enseñanza
jamás se le da despedida.

Ya que una maestra se
vuelve más que inolvidable,
por su trato honesto y amable,
que moldea la vida.

Ella es como un alfarero,
que mientras gira el
torno de la vida,
con sus manos y paciencia,
va moldeando el carácter
y la conciencia.

Y va dejando huellas
en el producto final,
que siempre se podrán
apreciar, pues hizo su labor,
con amor.

Porque ella es una madre
en el aula, madre que aconseja
e impulsa al alumno,
a enfrentar los desafíos del mundo.
Oxwell L’bu copyrights 2019

***Rosa Ortiz de Morales***

***Rosa Ortiz de Morales***
(Una maestra Inolvidable)

A mi maestra le adeudo,
esa infinita pasiencia,
con la que muchas veces,
mis reveldias disipó ...
Esa luz con que mi camino
iluminó y el amor y vocación
con que a más de una
generación formó.

Ella mujer de gran intelecto,
que hizo algo más transmitir
conocimientos, pues lo suyo
eran lecciones de vida...
Fue ella quien nos enseñó
que el adquirir conocimientos,
no es lo mismo que tener
sabiduría  y que la ignorancia
siempre sale cara.

Fue ella la que lucho
muchas batallas contra
la apatia y despertó
en sus alumnos ese
deseo por aprender. ..
Y como sabía mujer
nos mostró que
el miedo se impone,
más el respeto se gana.

Fue ella quién me vio tropezar,
una y otra vez con la ortografía,
con tacto mis errores me mostro,
más no por eso menosprecio,
mis primeros versos,
pues a capa y espada,
ella los defendió
y decía que eran poesía.

Ella Rosa Ortiz de Morales,
nuestra maestra inolvidable,
un ser humano más que formidable,
siempre nos dio ejemplo,
con ese espíritu indomable;
ella el faro de nuestro puerto,
el norte de la brujula,
pero sobre todo una mujer
llena de ternura y comprensión.
Oxwell L'Bu copyright 2015

lunes, 24 de junio de 2019

Esas cosas que hacían los patojos...

Esas cosas que hacían los patojos...
En aquellos años, uno no buscaba subir peldaños y menos si era a costa de perder amigos... Con suerte había un televisor en blanco y negro, en la sala de la casa, el cual se turnaba para poder ver lo que se quería, no había control remoto y ni falta hacia.

Por lo que los patojos, se gastaban en tiempo libre, jugando, retozando, aplanando calles o haciendo cada ocurrencia. No faltaban los avispados, que siempre le jugaban una broma a los descuidados. Y allí iban los patojos, entre la grama haciendo nudos, poniendo trampas casa bobos, en las cuales por olvido o descuido, algunas veces ellos mismo caían.

Nunca faltaba, quien anduviera correteando y en su descuido, uno de sus pies quedará atrapado y de bruces fuera a besar el suelo o como decían, otro más que muerde el pasto.
Oxwell L’bu copyrights 2019

miércoles, 12 de junio de 2019

“Quién como el lechero”
Quién como el lechero, no hay personaje a quien se le atribuyan más aventuras de alcoba como a el, no hay quien tenga tantos hijos y no los mantiene.

Muy temprano se veía salir a los papás a trabajar, las señoras en camisón los salían a despedir y momentos después, el lechero aparecía, con aquellos botellones de vidrio transportando la leche para los patojos, que si habían con qué, la combinaban con cereal.

Era el mismo ritual día a día, el lechero siempre feliz, hasta que caía sobre él, la callada sospecha, pues si el patojo recién nacido no se parecía al papá, indiscutiblemente la sospecha caía sobre el lechero y así no faltó quien creciera pensando en que su padre era el mentado lechero.

Con los años este típico personaje de los barrios desapareció y como los patojos cada vez son más altos, ahora la sospecha cae sobre los mormones.
Oxwell L’bu copyrights 2019

martes, 4 de junio de 2019

“Vuelvo allí”

“Vuelvo allí...”
Vuelvo allí, porque ese lugar fue más que mi barrio o mi colonia, es el lugar donde se escribió mi historia, ese que es recurrente en mi memoria...Vuelvo allí, porque allí encuentro a los amigos de infancia, esos que fueron cómplices de mis travesuras y más de una vez de alguna desventura.

Cómo pata de chucho, vuelvo a aplanar sus calles y veo que algunos árboles no me olvidaron. Escucho los suspiros de las doncellas en la calle amores, veo esas bellas flores, vestidas con falda de escolares y me invade, mi adolescencia con su demencia y por un momento me siento ese susodicho que por esas calles camino, buscando repasos, siguiéndole los pasos a esa niña de mirada fascinante.

Vuelvo allí y me llama la Virgen de mi niñez, vuelvo a llevarle flores, vuelvo de declararle mis amores en ese templo donde se revela de forma amorosa el Creador.

Vuelvo allí, a sus campos empolvados, donde jugamos hasta agotarnos soñando que éramos la estrella del fútbol del momento y si que fuimos felices, en el intento.

Vuelvo a caminar por sus calles y llegó a mi escuela, esa que ahora parece haber perdido más de una muela, porque el tiempo no perdona y se empeña en borrar los pasos de los niños de más de una generación.  Allí donde aprendí a leer y donde escribí mis primeros versos.

Vuelvo allí, a mi cuadra, a la casita bonita y me basta con cerrar los ojos, para volver a ver a mis amigos y escuchar sus risas y esa prisa por crecer. Escuchar las historias sin final al caer la tarde, los veo corriendo para ver la seria del Zorro en un televisor blanco y negro.

Vuelvo allí, porque allí conocí la alegría de las cosas sencillas, vuelvo allí porque allí me siento en mi hogar...
Oxwell L’bu copyrights 2019

jueves, 9 de mayo de 2019

“En el jardín de mis amores”

“En el jardín de mis amores***
En el jardín de mis amores, han surgido bellas flores, que han despertado una sonrisa, han hecho que el corazón lata a toda prisa y también se ha poblado de ausencias.

La pequeña casita, tenía un pequeño jardín en la entrada, que florecía cada alborada y su aroma a durazno, te daba la bienvenida.  Era mi madre la que escogía los rosales y las flores, con mi padre y mis hermanos las plantábamos,

En aquel ambiente con sus eternas primaveras, todo el año había flores, de diferentes tipos y colores. Las regábamos al caer la tarde, cuando los grillos empiezan a afinar sus violines y la luna se acaba de despertar, las cuidábamos, como que fueran niños y ellas en agradecimiento floreaban, como la aurora de la primavera.

Recuerdo con tanta alegría, cuando siendo niño, llegaba el día de la madres y yo soñaba, con poderle comprar, un arreglo de esos grandes, que parecen de fantasía a mi mamá, pero mi presupuesto siempre se quedaba pequeño...

Así que ese día, me levantaba muy de madrugada, para cortar de nuestro jardín, las rosas más bellas, las cortaba  con cuidado, no sin antes pedirle permiso a los rosales, luego las arreglaba y colocaba en un frasco de esos, donde venía el café, le ponía agua y le agregaba un poco de azúcar, porque mi abuelita, siempre decía, que las flores duraban más tiempo con ese toque de dulzura. Luego tocaba su puerta y se las entregaba, junto a una pequeña tarjeta, pintada con colores donde escribía mis versos de niño. Mi madre fingía no saber la procedencia de las flores, ella me abrazaba, luego me decía: -Vamos a curarte esas heridas...

Era de ese jardín, donde tomaba las flores, que le llevaba a la Virgen de mi niñez y más de una vez a una bella doncella. Hasta hoy ese jardín sigue floreciendo y también se sigue poblando de ausencias.  La vida nos ha llevado a otros caminos y donde estoy, evocando aquel jardín, siembro tulipanes, pero nunca los corto, porque ellos evocan su presencia.
Oxwell L’bu copyrights 2019

domingo, 5 de mayo de 2019

Padre Vidal: ***Un hombre de Dios***


***Un hombre de Dios***
Padre Vidal bueno como el pan,
una bendición de presencia,
un hombre dotado de infinita
paciencia...

Sembrador de esperanzas,
un sacerdote visionario,
administrador irreprochable,
de trato siempre amable.

Así es mi amigo “El viejo”
un alma tocada por Dios,
un ser humano excepcional,
que siempre tendió su mano.

El, es de esas personas,
que te llevan a creer en la
amistad sincera,
que llevan el amor de Dios
en la mirada.

Un verdadero discípulo
de Jesús, que ha dado
testimonio de esa luz
que guía y salva.

Ojalá hubieran más seres
humanos como él,
ojalá hubieran más sacerdotes
con su entrega,
porque hombres así,
hacen en esta vida,
una gran diferencia.

Para mi amigo
y mi pastor en la fe,
un fuerte abrazo
hasta Italia 🇮🇹
Oswaldo D’ Leon

sábado, 4 de mayo de 2019

“Los chicos de mi generación”

“Los chicos de mi generación”
Los muchachos caminaban por las calles, con una mochila llena de sueños, el alma libre y más de un ideal por realizar, utopías que volaban como luciérnagas en las noches bohemias, de reuniones informales en el poste de la esquina.

Corrían los ochentas, los patojos apenas iban dejando a un lado, los  pantaloncitos cortos y los juguetes con los que soñaron. Ahora que despertaban a la adolescencia, con su demencia y esa impaciencia, por crecer y querer ser,ese ser, que órbita en sus cabezas.

Década de cambios abruptos, donde la tecnología no espera, mientras los chicos desesperan por ganar su independencia. Época de música que marcó sus vidas, pues siempre que la escuchan, les parece que fue ayer... El tema recurrente donde siempre, aparece el nombre de una mujer, la billetera siempre vacía de dinero, pero repleta de veintiunos, que esperan la oportunidad, para canjearlos por un beso, aunque fuera de piquito y travieso.

Los chichos de mi generación, que creció entre gases lacrimógenos y protestas y ante nuevas propuestas a la vida. Generación de los Roller skates, de las bicicletas californianas, de los cassettes grabados con música de la radio, que se grababa esperando que al locutor se le fuera la orquesta y no hablara, ni pusiera la señal de la emisora.

Educados y con buenos modales, que les fueron inculcados en casa, a las buenas o al trancazo; respetuosos de sus mayores, pues ellos fueron sus mentores. Chicos que se la jugaron y apostaron por el amor, de una chica que les robó el corazón, así es mi generación.

Elocuentes y controversialies como “Bohemia Rapsodia” románticos y apasionados como “I want to known, what love is” es el soundtrack de una generación que toca el corazón.
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jueves, 2 de mayo de 2019

Por ahorrarnos unos centavos

“Por ahorrarnos unos centavos”
Ah aquellos años, cuando con una choca, sentías que tenías hasta para invitar y si te llegaba un quetzal, te sentías afortunado y con un poquito más, pensabas que eras rico...

Y esto no solo porque con poco, se podría comprar las chucherías que querías, sino porque para ser feliz, no necesitabas de mucho. La alegría estaba en compartir con los amigos, invitar a la novia a un helado y si te había ido mejor, ir al cine e ir a sextear.

Las cosas que uno hacía para ahorrarse unos centavos...Uno se colaba en la camioneta, en la puerta de atrás, con tal de ahorrarse los 5 centavos, luego los 10 que valía y esto para tener un poquito más, para una soda, unos tortrix, o para ajustar cuando uno iba a comprar los discos de 45 RPM que tenían la canción que uno quería y que rara vez la parte B tenía algo que nos gustara.

Otras veces, el colarse era parte de la eventura, aunque a veces el chofer, te mentaba la progenitora y otras veces, paraba el bus y te iba a cobrar, entonces uno salía corriendo y esperaba otro bus, con la esperanza de tener más suerte.

Esas cosas uno las hacía, no eran por miseria o por maldad, sino porque era parte de las cosas que se hacían, para ahorrarse unos centavos.
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lunes, 22 de abril de 2019

“La Virgen de mi niñez”


“La Virgen de mi niñez”

En aquellos años, el templo recién construido (lo que hoy es el salón comunal de la colonia 1ero. De Julio en Guatemala) lucia desnudó, unas cuantas cortinas, una mesa para el altar y un Crucifijo al frente. Fue por esos días que padre Salvador Huguet, llevó una de las primeras imágenes religiosas a la parroquia, una imagen de la Virgen de Lourdes.

Era una bella imagen, con carita de azucena, reflejos dorados en su manto blanco, una mirada sublime y penetrante. Fue colocada en un pequeño altar improvisado, muy sencillo, al que desde el primer día, nunca le faltaron flores.

Desde muy niño, siempre me dijeron, que las imágenes, solo imágenes son, que no hacen milagros, pero hay que guardarles respeto por lo que representan y me recalcaban que no son lo que representan. Y con respecto a la Virgen María, que ella es la madre de Jesús y cómo tal merece nuestro cariño y respeto, pero hay que ir siempre primero a Dios y solo a Dios.

Pero cuando yo la miraba, era como un helado frente al sol, me derretía y mi corazón latía a toda prisa y aunque no sabía aún escribir, luego de un Ave María, le recitaba mis versos, es que frente a ella brotaban como rosas en un rosal, como el agua en un manantial. 

Cuando era un niño, vivía de ella fascinado y todos los días cortaba una flor del jardín, para demostrarle mi amor, al llegar a la iglesia, la ponía a sus pies y a prisa rezaba un Ave María y luego le decía: Que no me gustaban las niñas, pero me gustaba ella y mi madre. Luego me iba a jugar con mis amigos, pensando en Ella.

Recuerdo el día de mi primera comunión, junto a mis dos hermanos, era un día más que especial, porque ese día que iba a tocar el cielo. Mi padre nos mandó a hacer a los tres trajes iguales, lo mismo que los zapatos (sólo Dios sabe el sacrificio que hizo), los tres íbamos, junto a otros niños, con mucha alegría. Ese día, sentía su mirada sobre mí, sentía como un fuego en mi corazón y lloraba de sentimiento y emoción, porque iba a recibir a Jesús Eucaristía. Y comprendí que la Virgen María esta presente en cada Eucaristía.  

Ella fue la Virgen de mi niñez y aunque nunca la deje al olvido, si la dejé de frecuentar y deje rezar. Pero la Madre que conoce a sus hijos, siempre sabe, que el pajarito, aunque vuele, vuelve al nido y ella siempre está con los brazos y el corazón dispuesto para recibirte y acompañarte en tu caminar.

Esta bella imagen, sigue de pie, en el actual templo de la parroquia Jesús Resucitado, ha sido testigo, de los inicios de la parroquia, de la vida y desarrollo de la comunidad, de la lucha que hizo el padre Antonio Mateo Trabadelo por construir el templo,  de un sin fin de primeras comuniones, de casamientos y también de esas misas en las que hemos despedido, a quienes se han ido. Ha sobrevivido un terremoto, vientos huracanados y temporales de tormentas incesantes. Ha visto ya a 5 párrocos en sus afanes y sus esfuerzos, los ha acompañado en su ministerio y su fe. Ha sido testigo del amor de una comunidad de fe, que persevera y espera en Jesús Resucitado.
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***A Jesús Resucitado***

***A Jesús Resucitado***
Oh Jesús Resucitado
en vos todo se ha reconciliado,
en vos todo se a renovado,
porque tu Resurrección
prueba que vos eres el enviado.

Porque el testimonió
de tus apóstoles y discípulos,
no es el de quien un cuerpo a robado,
sino de quién ha tenido un encuentro
con Jesús Resucitado.

Porque quién, orillado por la verdad,
da su vida defendiendo una mentira,
quién cambia su vida drásticamente,
sino ha sido porque ha tenido un
encuentro con el Resucitado.

De esto han dado testimonio tus apóstoles,
tus discípulos y todos tus santos,
así como aquel, que en el anonimato
de la multitud, mantiene prendida,
esa llama de esperanza en Cristo Jesús.

Oh mi señor Resucitado,
que te has quedado en la Eucaristía,
que es alimento de un Dios vivo,
no de un cadaver que enferma.

Permítenos ser testigos de tu amor,
no promotores de la fe,
permítenos dar testimonio
de tu Resurrección,
con valentía, amor y pasión.

Porque has Resucitado
y el sirio pascual se ha encendido
y en mi alma ha prendido,
una llama de esperanza.

Vos que estás todos los días
en nuestra vida presente;
vos que nos conoces desde antes
que estuviéramos en el vientre,
acompaña nuestro caminar
de peregrinos.

Oh mi Jesús Resucitado,
el Verbo encarnado,
la expresión más sublime
y certera del amor de Padre
y del poder del Espíritu Santo.

Que nuestro encuentro con vos,
ahuyente para siempre nuestros temores,
que tu dulce mirada se la luz en nuestro
camino y vos la certeza de nuestro destino.

Porque como dice tu apóstol Pablo:
“Vana sería nuestra fe,
si Jesús no hubiera Resucitado.”
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domingo, 21 de abril de 2019

El padre Salvador Huguet


“El padre Salvador”
(Padre Salvador Huguet)
Corrían los años setenta con sus agitaciones sociales, a las cuales la Colonia no era ajena. La llamada Teología de la liberación, se extendía en Latinoamérica y encontraba suelo fértil en países, que libraban conflictos internos.

Poco después del terremoto de 1976, llega el padre Salvador Huguet, español de Valencia, sacerdote dominico, siendo el párroco el padre Antonio Mateo Trabadelo. El con su forma particular de ser, usaba una larga barba, el cabello largo y una guitarra al hombro, así se le veía por la calles de la colonia invitando a los jóvenes a las pláticas sobre biblia que el daba. Algunos lo llamaban “el cura jippie”  siempre con su sotana blanca y sus pantalones acampanados y su estola en tela típica. Era un sacerdote con visión modernista, que gustaba de usar en la misa, cantos de artistas populares como Roberto Carlos, Alberto Cortez, Luis Enrique Mejía Godoy entre otros. Pero el canto que nunca faltaba en sus misas era el de “La misa campesina”.


Su particular forma de ser, más de una vez lo llevó a tener desacuerdos con el padre Antonio, que era un tanto más conservador. Pero aún así, el padre Antonio le permitía algunas de sus iniciativas, pero siempre le pedía moderación.

Fue en estos años, que un día de repente, se vió en la calles de la Colonia, convoyes militares, con soldados haciendo registros en las casas. El padre Salvador era un sacerdote muy activo, organizaba retiros de niños y jóvenes. Fue el quien animó la formación del grupo de Renovación Carismática, con el visto bueno del padre Antonio. El y años después el predicador católicos Salvador Gómez, fueron quienes formaron aquella primera generación de carismáticos. Grupo que en su momento fue uno de los más grandes y florecientes en Guatemala.

Años antes el padre Salvador, cuando aún la Parroquia, no tenía un párroco nombrado, solía llegar a dar misas y confesiones y otros sacramentos, fue el quién, llevó la primera imagen que tuvo la parroquia, la de la virgen de Fátima. El padre Salvador camino por nuestras calles, a veces cantando, otras compartiendo la palabra de Dios por espacio de dos años.  El padre Salvador, luego de la parroquia, fue trasladado a la parroquia a la parroquia de la Virgen del Perpetuo Socorro, dónde fundó el movimiento”un camino mejor” y aunque fue corto su tiempo en la Parroquia, dejo un despertar en la fe de los niños y jóvenes de aquel tiempo.
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Foto: Luis Alfredo Chavez​​
#ParroquiaJesusResucitado

sábado, 20 de abril de 2019

Elaboración de alfombras de aserrin

“El arte de hacer alfombras”
(De sábado de gloría a Domingo de Resurrección)
Nos dice San Pablo que:”En balde seria nuestra fe, si Jesús no hubiera Resucitado” Y siendo Jesús Resucitado el patrón de la Colonia, ese día es de celebración y alegría, no solo en la Colonia, sino en toda la cristiandad.

El domingo de Resurrección, de la parroquia sale desde las primeras horas de la mañana, la imagen de Jesús Resucitado, para la cual a lo largo y ancho de la Colonia, se suelen elaborar las hermosas alfombras de aserrín y flores y se adorna el frente de las casas, con moñas y flores blancas y amarillas.

Pero la elaboración de las mismas es un arte, que requiere planificación, administración de recursos materiales y humanos y la coordinación en muchos aspectos, así como la logística en su elaboración.

En aquellos años, todas las comunidades y grupos de cristianos comprometidos, trabajaban en las mismas. Pero dicho trabajo inicia meses antes. Primeramente requiere de recursos monetarios, para poder comprar los materiales, pues el trabajo en su elaboración es voluntario. Así que se realizaban varias actividades para con el fin de recaudar dichos recursos, recursos de casi siempre eran insuficientes por lo que se resulta aportando.

Luego de esto viene la compra de los materiales, el aserrín, las añelinas para teñir el mismo, flores, madera y cartón para la elaboración de los moldes.

En la plantación, cada comunidad tenía asignado un sector y era función del coordinador seleccionar el área específica donde la misma se realizaría. Se media el ares a cubrir y se calculaban los materiales. Se hacía un plano donde se especificaba el diseño y mensaje que llevaría la alfombra, los colores y decoraciones, se realizaban los moldes, así como el teñido del aserrín en diferentes colores. En esos días se miraba a los patojos y jóvenes con las manos teñidas en varios colores y no pocas veces hasta la ropa.

Las alfombras se solían realizar, luego que finalizaba la vigilia Pascual. Todos se retiraban a sus sectores y ponían las manos en acción. Las calles principales se serraban, lo cual se coordinaba con la policía y las compañías de transporte público, a fin de que tuvieran rutas alternas.

Como las alfombras se realizaban, durante la noche, se iluminaba el área, a fin de tener visibilidad, se demarcaba el area, siguiendo el plano y se asignaban  las diferentes sub áreas, para que cada quien supiera que colores y diseño llevaba el área  que elaboraría.

Primero se ponía la base, la cual buscaba aplanar el terreno y dar el color base y  se realizaban los trazos  general del diseño. En esos años había en la colonia estudiantes de ingeniería, arquitectura, diseño, administración etc que ponían sus habilidades al servicio y muchas veces se involucraban jóvenes y niños del área, así como personas que pasaban.

Aquella noche era una noche de alegría y celebración donde a nadie le importaba el desvelarse, aún a aquellos que recién venían del puerto y otros lugares vacacionales del país.

Hacer una alfombre en síntesis, es unir voluntades y talentos, es planificación y acción y es permitir que salga ese artista que todos tenemos, para honrar al Creador, pero sobre todo poner amor en lo que hacemos.

***Alfombras que son Manifestación***
De aserrín de colores, colmadas de flores,
así son las alfombras que acompaña al
Redentor desde su pasión hasta su resurrección.

Son como una extensión de este jardín perpetuo
donde la mano de Dios ha cultivado sus campos,
montañas y ha bebido de sus aguas…

En ellas se mesclan en perfecta conjunción el arte
y la devoción, la fe con la tradición pues son una
manifestación de ese amor que se lleva en el corazón.

Son manos que expelen arte y entrega las que las diseñan,
en Antigua Guatemala la Jerusalén del nuevo mundo,
en ciudad de Guatemala la capital de la fe y la devoción,
en Xela la tierra donde nació la fe de la abuela,
y hasta el último rincón de esta tierra…

Alguien pregunta: ¿Cómo puede ser que tantas personas
junten sus voluntades y trabajen con un mismo corazón?
¿Cómo puede ser que el arte y la devoción encuentren en
esta expresión esa comunión que se vuelve la oración
de esta tierra?

La voz del silencio responde:
Solo quien la ha vivido puede explicar esa experiencia
mística y espiritual de la presencia de Dios en las calles
de Guatemala caminando sobre las alfombras de aserrín
y de flores, experimentando el aroma del corozo en medio
de nubes de incienso…

Porque la fe trasciende la emoción, retumba en el corazón
y nos viste de penitentes para salir a evangelizar y a mostrar que
la fe, la devoción y el amor se viven en esta tierra a flor de piel.
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