“Los chicos de mi generación”
Los muchachos caminaban por las calles, con una mochila llena de sueños, el alma libre y más de un ideal por realizar, utopías que volaban como luciérnagas en las noches bohemias, de reuniones informales en el poste de la esquina.
Corrían los ochentas, los patojos apenas iban dejando a un lado, los pantaloncitos cortos y los juguetes con los que soñaron. Ahora que despertaban a la adolescencia, con su demencia y esa impaciencia, por crecer y querer ser,ese ser, que órbita en sus cabezas.
Década de cambios abruptos, donde la tecnología no espera, mientras los chicos desesperan por ganar su independencia. Época de música que marcó sus vidas, pues siempre que la escuchan, les parece que fue ayer... El tema recurrente donde siempre, aparece el nombre de una mujer, la billetera siempre vacía de dinero, pero repleta de veintiunos, que esperan la oportunidad, para canjearlos por un beso, aunque fuera de piquito y travieso.
Los chichos de mi generación, que creció entre gases lacrimógenos y protestas y ante nuevas propuestas a la vida. Generación de los Roller skates, de las bicicletas californianas, de los cassettes grabados con música de la radio, que se grababa esperando que al locutor se le fuera la orquesta y no hablara, ni pusiera la señal de la emisora.
Educados y con buenos modales, que les fueron inculcados en casa, a las buenas o al trancazo; respetuosos de sus mayores, pues ellos fueron sus mentores. Chicos que se la jugaron y apostaron por el amor, de una chica que les robó el corazón, así es mi generación.
Elocuentes y controversialies como “Bohemia Rapsodia” románticos y apasionados como “I want to known, what love is” es el soundtrack de una generación que toca el corazón.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Los muchachos caminaban por las calles, con una mochila llena de sueños, el alma libre y más de un ideal por realizar, utopías que volaban como luciérnagas en las noches bohemias, de reuniones informales en el poste de la esquina.
Corrían los ochentas, los patojos apenas iban dejando a un lado, los pantaloncitos cortos y los juguetes con los que soñaron. Ahora que despertaban a la adolescencia, con su demencia y esa impaciencia, por crecer y querer ser,ese ser, que órbita en sus cabezas.
Década de cambios abruptos, donde la tecnología no espera, mientras los chicos desesperan por ganar su independencia. Época de música que marcó sus vidas, pues siempre que la escuchan, les parece que fue ayer... El tema recurrente donde siempre, aparece el nombre de una mujer, la billetera siempre vacía de dinero, pero repleta de veintiunos, que esperan la oportunidad, para canjearlos por un beso, aunque fuera de piquito y travieso.
Los chichos de mi generación, que creció entre gases lacrimógenos y protestas y ante nuevas propuestas a la vida. Generación de los Roller skates, de las bicicletas californianas, de los cassettes grabados con música de la radio, que se grababa esperando que al locutor se le fuera la orquesta y no hablara, ni pusiera la señal de la emisora.
Educados y con buenos modales, que les fueron inculcados en casa, a las buenas o al trancazo; respetuosos de sus mayores, pues ellos fueron sus mentores. Chicos que se la jugaron y apostaron por el amor, de una chica que les robó el corazón, así es mi generación.
Elocuentes y controversialies como “Bohemia Rapsodia” románticos y apasionados como “I want to known, what love is” es el soundtrack de una generación que toca el corazón.
Oxwell L’bu copyrights 2019
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