***En La Cuadra***
Crecimos en una cuadra muy particular,
distinta pero igualita a las demas;
ella fue nuestro campo de recreo,
nuestra cancha de futbol, lugar encantador,
que fue testigo de esos años maravillosos,
a los que recurrentemente se quiere regresar.
Salir a la cuadra, era encontrarse con la alegría,
sentir vibrar el corazón de la emoción,
cuando contemplabas desde la esquina
a sus bellas flores, coquetas con sus faldas
escolares, caminando con la seriedad del caso,
pero al final regalandote una sonrisa.
En la cuadra, cada repaso era una gran celebración,
para entrar nadie requería de invitación;
En la cuadra, la quema Judas era inolvidable,
pese a que el mentado testamento no era nada amable y cuando se iba la luz nadie corría a su casa,
cmo una avestruz, porque aquello era la oportunidad,
para contar historias, chistes o cantar hasta llorar.
En la cuadra, era seguro toparse con la esperanza,
de aquellos muchachos que buscaban el superase
y encontraban la forma de aterrizar sus sueños...
También era posible toparse con algún poeta,
pues esa calle estaba llena inspiración.
En la cuadra, al llegar la navidad,
esta se vestía de fiesta con flequillos
colgando de techo a techo,
banquetas pintadas de cal
y ese aroma a ponche y tamal,
que es el aroma tradicional,
de la navidad.
En la cuadra, nunca nos faltó
con quien jugar o conversar...
Y al abrir el baúl los recuerdos
a más de uno de los patojos
uno se puede encontrar,
porque en la cuadra cualquiera
podía estar en nuestras fotografias,
porque éramos una gran familia.
Oxwell L’bu Copyright © 2016
Crecimos en una cuadra muy particular,
distinta pero igualita a las demas;
ella fue nuestro campo de recreo,
nuestra cancha de futbol, lugar encantador,
que fue testigo de esos años maravillosos,
a los que recurrentemente se quiere regresar.
Salir a la cuadra, era encontrarse con la alegría,
sentir vibrar el corazón de la emoción,
cuando contemplabas desde la esquina
a sus bellas flores, coquetas con sus faldas
escolares, caminando con la seriedad del caso,
pero al final regalandote una sonrisa.
En la cuadra, cada repaso era una gran celebración,
para entrar nadie requería de invitación;
En la cuadra, la quema Judas era inolvidable,
pese a que el mentado testamento no era nada amable y cuando se iba la luz nadie corría a su casa,
cmo una avestruz, porque aquello era la oportunidad,
para contar historias, chistes o cantar hasta llorar.
En la cuadra, era seguro toparse con la esperanza,
de aquellos muchachos que buscaban el superase
y encontraban la forma de aterrizar sus sueños...
También era posible toparse con algún poeta,
pues esa calle estaba llena inspiración.
En la cuadra, al llegar la navidad,
esta se vestía de fiesta con flequillos
colgando de techo a techo,
banquetas pintadas de cal
y ese aroma a ponche y tamal,
que es el aroma tradicional,
de la navidad.
En la cuadra, nunca nos faltó
con quien jugar o conversar...
Y al abrir el baúl los recuerdos
a más de uno de los patojos
uno se puede encontrar,
porque en la cuadra cualquiera
podía estar en nuestras fotografias,
porque éramos una gran familia.
Oxwell L’bu Copyright © 2016
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