“Aquí crecimos y vivimos momentos inolvidables”
Yo no sé, si por necesidad, por oportunidad o más bien por bendición, crecimos en este lugar, donde se ha quedado una buena parte de nuestras vidas...
Cuentan los primeros, en la primero, que en sus inicios, vivir en la colonia, no ofrecía muchas ventajas, ya que aquella península incrustada en ese mundo verde, parecía como aislada de la metrópoli y sus barrancos eran como una fortaleza, donde bien se pudo haber construido, una pequeña ciudad impenetrable. La falta de transporte público en sus inicios, lo distante de los lugares de comercio, entre otras cosas, supusieron verdaderos retos, para aquellos que fueron los primeros, en la primero.
Fueron ellos quienes abrieron brecha y se sobre pusieron a los obstáculos, no solo para darnos una casa, sino un hogar, fueron ellos quienes aceptaron el reto, para que nosotros creciéramos en aquel inmenso campo de recreo, donde fuimos tan felices.
Ahora que damos todo por sentado y quizás ya olvidamos todos esos retos, cabe preguntarnos, que hemos hecho nosotros, por ese terruño querido, que le hemos aportado.
Pues en verdad, recibimos mucho y quizás hemos dado muy poco a nada. Muchos ya no vivimos en la colonia, pero vivimos recordándole y añorándola, otros por el contrario, prefieren sentirse ajenos y hasta niegan haber crecido en este bello lugar, porque ahora son otras sus amistades y otro su nivel económico y social. Pero no es el nivel económico o social, el que da la felicidad, sino recordemos lo felices que fuimos allí... Allí se quedaron nuestras primeras sonrisas, nuestros mejores y verdaderos amigos, la niña aquella que nos robó el corazón y esa juventud que siempre sueña con volver. Allí nuestros padres nos abrieron las oportunidades que ellos no tuvieron, porque en verdad, en la Colonia se respiraba ese espíritu de superación y pasión por vivir.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Yo no sé, si por necesidad, por oportunidad o más bien por bendición, crecimos en este lugar, donde se ha quedado una buena parte de nuestras vidas...
Cuentan los primeros, en la primero, que en sus inicios, vivir en la colonia, no ofrecía muchas ventajas, ya que aquella península incrustada en ese mundo verde, parecía como aislada de la metrópoli y sus barrancos eran como una fortaleza, donde bien se pudo haber construido, una pequeña ciudad impenetrable. La falta de transporte público en sus inicios, lo distante de los lugares de comercio, entre otras cosas, supusieron verdaderos retos, para aquellos que fueron los primeros, en la primero.
Fueron ellos quienes abrieron brecha y se sobre pusieron a los obstáculos, no solo para darnos una casa, sino un hogar, fueron ellos quienes aceptaron el reto, para que nosotros creciéramos en aquel inmenso campo de recreo, donde fuimos tan felices.
Ahora que damos todo por sentado y quizás ya olvidamos todos esos retos, cabe preguntarnos, que hemos hecho nosotros, por ese terruño querido, que le hemos aportado.
Pues en verdad, recibimos mucho y quizás hemos dado muy poco a nada. Muchos ya no vivimos en la colonia, pero vivimos recordándole y añorándola, otros por el contrario, prefieren sentirse ajenos y hasta niegan haber crecido en este bello lugar, porque ahora son otras sus amistades y otro su nivel económico y social. Pero no es el nivel económico o social, el que da la felicidad, sino recordemos lo felices que fuimos allí... Allí se quedaron nuestras primeras sonrisas, nuestros mejores y verdaderos amigos, la niña aquella que nos robó el corazón y esa juventud que siempre sueña con volver. Allí nuestros padres nos abrieron las oportunidades que ellos no tuvieron, porque en verdad, en la Colonia se respiraba ese espíritu de superación y pasión por vivir.
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