“Barranco las guacamayas III”
(De capiusa en las guacamayas)
Irse a barranquear, era sinónimo de irse a aventurar a la espesura del barranco y explorar su naturaleza…
Para algunos ir a la escuela, a veces se constituía en un dolor de muela y por eso optaban por capiusarse, cuando conseguían que otros los acompañaran, había un lugar que siempre era la mejor opción, pues allí nadie los buscaría.
Internarse en el barranco, era encontrarse con el chichicaste(el cual era usado para ese ritual del día de los fogarones 7 de diciembre, así como también como árbol de navidad, el cual se pintaba de plateado y se adornaba), con los frutales a la otra orilla del barranco y también con cosas inesperadas.
Atravesar el barranco era una odisea, llena de aventuras, ver los grandes paredones y poder ver aún los agujeros en los que vivieron las guacamayas. Era ir a jugar de güerritas con onda en mano, era meterse al río en calzoncillo y de vez en vez ver cosas que uno no se esperaba.
Pues habían parejitas de novios, que también se internaban en aquel espeso verdor, para hacer el amor, pensando que nadie los vería.
Ir a las guacamayas de capiusa, era ver como poco a poco se desabrochaba una blusa y dejaba ver los encantos nacientes de una mujer, sin comprender a cabalidad que es lo que hacían.
Si ese Barranco hablara, cuantas historias contaría y es seguro que uno no se aburriría…
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##barranquear
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