“Cesar Augusto De León López”
A más de un año de su partida, no le pude dar despedida, no porque no tuviera nada que expresar, sino porque a veces, uno no sabe cómo los sentimientos akilatar...
A cesar lo conocí, desde niño en esa escuelita, donde empezamos a soñar despiertos, esa que alguna vez también se nos hizo un dolor de muela, pero donde al final escribimos momentos maravillosos y llenos de sencillez y belleza.
Al terminar la primaria nos separáramos, pero siempre que nos encontramos, teníamos mil cosas por platicar. En nuestros años universitarios, siempre en carreras, siempre con asignaturas por cumplir, algunas veces logramos coincidir.
Cesar era alto desde niño que parecía un gigante, fue de esos que dejó garra y sudor, en las canchas de basquetbol de la Colonia, pero sobre todo su trato amable y su amistad.
No volvimos a coincidir por esas cosas de la vida, sabía que era doctor y que en sus años de estudiante más de una vez fue a atender a algún vecino que lo necesito. La generosidad de su corazón, siempre estuvo presente y eso estoy seguro lo llevan muchos en el corazón y la mente.
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