Se que muchos la recordarán,
como su maestra o su vecina,
Elida Urzua de Franco
Escuela Darío González jornada matutina
descanse en Paz.
como su maestra o su vecina,
Elida Urzua de Franco
Escuela Darío González jornada matutina
descanse en Paz.
Quién no tiene ese anhelo, de volar un barrilete hasta el cielo y poder mandarle un mensaje a los que han partido...
Cuando llegaba el mes de noviembre, el viento se confabulaba con la imaginación y parecía cantar una canción. Los niños ya de vacaciones, con ganas de aventurar y cargados de emociones, bajábamos al barranco de la Guacamayas en la Colonia, para hacernos de algunas barras de bambú y de paso jugábamos a no más poder, nos gustaba correr entre las ramas de los chichicastes y al terminar, íbamos con la ropa llena de esas pequeñas bolitas con espinas, que se aferraban a la ropa y que pican en la piel.
Partíamos la caña en tiras delgadas, íbamos a la librería Dragón, esa que estaba cerca de la ceiba a comprar papel de China de los más vistosos colores, para construir el barrilete más bonito y grande posible; si algunos optaban por comprarlo, pero era más emocionante uno mismo diseñarlo, hacer el engrudo para pegarlo y combinar los colores. Y no pocas veces hacerlo con los amigos de la cuadra.
Y allí iban los patojos, con ese sonrisa pícara y traviesa, a los campos de fútbol y a las áreas verdes que hoy tristemente son parqueos(el negocio de quienes los administran) a volar el barrilete, construido con las propias manos. Las abuelas decían, que siempre habían en los cielos angels esperando, que cuando se elevaban los barriletes y una vez arriba y se enviaban los mensajes por medio del hilo, escritos en pequeñas hojitas de papel, los ángeles, los tomaban y se los llevaban a aquellos que ahora miraban en el cielo.
No pasó mucho tiempo, para que mis hermanos y yo tuviéramos una razón para hacer el barrilete y envíele mensajes a nuestro hermano mayor. Hoy tengo muchas razones para hacer un barrilete y muchos mensajes por enviar, pues a ese lugar muchos de mis seres amados se han mudado, así como amigos, con los que en más de una ocasión, también hicieron y volaron un barriletes.
Oxwell L’bu copyrights 2021
#Diadetodoslossantos
#Barriletes
Llegada la pubertad, se despierta a esa verdad, ineludible en todo ser humano...
En aquellos años, durante la primaria, las niñas casi eran las enemigas, las que siempre daban queja de nosotros, las que lloraban por todo y nos metían en problemas. Pero en ese paso de la niñez a la adolescencia, el tiempo pasa sin paciencia y nos inyecta cierto grado de demencia. Y un día de repente, sentimos esa atracción, nos emociona una canción y nos derrite una mirada.
Y empiezan esos amores de manita sudada, de besos de pezcadito, solo con besos de piquito... Y se empiezan a sentir emociones que no se sentían, sentimientos que hasta ayer se desconocían y surgen esos amores inolvidables.
Suele suceder, que siempre hay ese intercambio de fotografías, que usualmente suelen ser las del carnet. Pero al parecer, ese detalle no se le pasó por alto a Don Quique, el fotógrafo oficial de la Colonia y entre las fotos incluía, una con una leyenda y la fotografía.
Han pasado los años y hay quienes aún conservan, dichas fotografías, quién sabe si por recuerdo o por sentimiento, pero también hay quienes las hicieron desaparecer, cuando otro amor las quiso pretender.
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#Lafotoparalanovia
“Elvis Giovanni Blanco”
Se puede terne el entusiasmo y tomar la iniciativa, pero será como cuando a una tuza seca, se le acerca un fósforo encendido, arderá, pero rápidamente su fuego se apagará...
A Giovanni Blanco, lo conocí cuando éramos jóvenes universitarios, idealistas y optimistas. La renovación carismática católica, estaba en su apogeo en la Colonia; está atraída a muchos jóvenes, con el mensaje del joven eterno, Jesús de Nazareth.
El y yo, con otros jóvenes, fuimos al retiro de iniciación, el cual de alguna forma tocó nuestras vidas, aunque más tarde me confesó que a él no lo tocó, pero pronto descubriría que la pedagogía de Dios tiene diferentes formas. Fue a un segundo retiro y allí el flechazo fue fulminante.
Tenía un trabajo estable, un título de contador y una carrera por delante, pero todo lo dejó. Giovanni Blanco lo tildaron de loco, fanatico y no se qué más... Pero nada lo hizo retroceder, ni cambiar de padecer, pues el tenía, una misión que atender.
Han pasado los años y el sigue perseverando en el camino, como leño fuerte sigue ardiendo, en la hoguera de la fe. Como todos, tiene sus detractores y como no tenerlos, si hasta los tuvo Jesús de Nazareth.
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#Renocacioncarismaticacatolica
“Max Enrique Fernández”
Nos conocemos desde siempre y siempre hay algo nuevo por aprender y conocer, pues este tipo te sorprende...
Compartimos todo lo que dos niños inquietos pueden compartir; jugamos de luchitas que más de una vez terminaron en pelea; chamúscamos en la cuadra y nos subíamos a los techos de duralita, sin permiso para recuperar la pelota.
Fuimos acólitos y sin la menor vacilación, bebimos del vino de consagración y no recuerdo si hicimos juntos la primera comunión. Nos colábamos en las fiestas y no pocas veces nos iba mejor que a los invitados. El día de la navidad nos levantábamos casi de madrugada , para ir a buscar los cohetillos que no lograron reventar y luego hacer volcancitos de pólvora.
Ah! Cuantos momentos sublimes compartidos, cuantas vivencias que sin su presencia no hubieran sido iguales. En los años de universidad, ya entrada la noche, sin ningún reproche me pedía que le explicara, las ecuaciones de cálculo y alguno que otro teorema. Creo que casi llegue a ser su profesor de matemáticas y el, el cómplice de tantas aventuras.
Han pasado los años, ambos ya peinamos canas, pero cuando nos vemos, no nos quedamos con las ganas de darle vida a los recuerdos.
Oswaldo D’Leon
(Mynor Fernández)
Hablar de mi amistad con Mynor me llevaría toda una vida, porque en verdad es una amistad de toda la vida...
A Mynor le conozco, desde que siendo aún un bebé, llegue a aquel callejón de casitas iguales, que se convirtió en nuestro lugar de juego y donde le dimos rienda suelta a la imaginación, donde jugamos y más de una vez peleamos por cosas que hoy nos provocan una sonrisa.
Mi casa era su casa y su casa era mi casa y como no serlo, si nos hermanamos conforme crecíamos, pues compartimos risas y también tristezas, penas y glorias, así como esperanzas y sueños. Y su familia siempre ha tenido las puertas abiertas para mi.
Han transcurrido los años, en un abrir y cerrar de ojos, que cada vez que nos reunimos, cuando evocamos todos esos recuerdos nos parece que fue ayer... El destino, nos marcó distintos caminos, pero al mismo tiempo más de una vez se ha confabulado, para que podamos compartir y nunca nos es el tiempo suficiente.pues hay mucho que contar y compartir.
El Botas como lo llaman, muchos en la Colonia, fue uno de los primeros, que le dio eco a esa aventura de querer hacer un grupo, dónde nos pudiéramos contactar con amigos de la infancia en face book, un grupo que nació incipiente, que fue el primero en su clase, me atrevería a decir en el planeta. Pero con el entusiasmo que él le inyectó el grupo creció y creció...
Hoy mi amigo, se ha comprometido, con llevar un poco de felicidad a los niños más necesitados y olvidados del país, se ha dejado crecer la barba, porque no solo quiere verse como Santa Claus, el quiere ser el Santa de muchos niños olvidados.
Con mis mejores recuerdos y el respeto y admiración de siempre.
Oswaldo D’Leon
#amistaddetodalavida
(Un fotógrafo fuera de serie)
Dicen que nada, como una fotografía para evocar recuerdos y Don Enrique, guarda en sus archivos los recuerdos de toda una vida.
Cuando en la Colonia, no había un estudio fotográfico, fue la iniciativa de don Enrique Rodríguez la que surgió y fundó, aquel estudio fotográfico que hoy guarda las memorias de más de una generación.
Porque don Quique, más que tomar una fotografía en realidad capturaba un momento en la vida, que no se vuelve a repetir. Quien no fue a su estudio fotográfico para tomarse la foto del carnet, para la foto de quince años o la boda... Su ojo experto, junto a su cámara siempre captaron esas sonrisas de las muchachas más bonitas, cuyas fotos indudablemente fueron a parar con una dedicatoria a la billetera de su enamorado.
Pero Don Quique, por decirlo así, era más que el fotógrafo oficial de la Colonia, siempre fue un gran colaborador en las actividades de la parroquia y no digamos en las actividades deportivas, donde por iniciativa propia, llevaba su cámara para captar con ella los momentos más memorables de un partido de fútbol o una procesión y no digamos de los equipos que dejaron gana y sudor en las canchas.
Además formó parte de la junta directiva, de la asociación de vecinos en sus inicios y tiempo después fundó un periódico comunitario.
Han pasado los años, pero los negativos
que guarda son verdaderos tesoros, donde se conserva la juventud y entusiasmo de más de una generación.
#Espirituemprendedor
(Un señor con espíritu emprendedor)
Originario de la tierra de la luna de plata, donde el sol color escarlata se duerme, Xela...
Llegó a la ciudad capital siendo un niño, dejando atrás la posibilidad de un mundo acomodado, el muy osado, optó por una vida, donde los retos, fueron sus peldaños.
De muy joven, empezó a trabajar y aunque le insistían que se hiciera sastre, el se reuso y su propio camino emprendió. Se inició como aprendiz, en el recordado “El pistolon” ubicados en la 7ma calle y 9na avenida del centro histórico. Allí aprendí el oficio de cerrajero, la mezcla de pinturas, así como la reparación de armas, entre otras cosas, esto mientras continuaba sus estudios, en la escuela normal para varones.
Tiempo después, empezaría una nueva aventura, esta vez en Inguabi (Industria guatemalteca de bicicletas) fundada por Blas Quaglieri (uno de los fundadores de la vuelta ciclistica a Guatemala y entrenador) y Leon Duau, quienes luego de participar en la vuelta ciclista a México se instalan en Guatemala, trayendo consigo la industria del cromado y recubrimientos en metales. Miguel Ángel pronto aprendió cómo hacer las fórmulas químicas de las soluciones, así como las técnicas de la electrólisis, con lo cual pasó a ser la mano derecha de León Duau quien se encargaba del proceso propiamente dicho. El propósito de dicha empresa no era solo las aplicaciones de recubrimientos en metal, sino también la fabricación de bicicletas. Lamentablemente debido a problemas, dicha empresa no pudo continuar sus operaciones. Tiempo después se transformó en Cromado Indistrial.
Siento muy joven e iniciando una familia, Miguel Ángel se ve sin empleo, por lo que piensa en aplicar los conocimientos adquiridos y funda su propia empresa. Esto lo hace con más ganas que recursos, pero sobre todo con esa iniciativa y espíritu emprendedor.
Su negocio lo instala en la 14 Ave y 2da calle de la zona 1, a media cuadra de donde viviera Miguel Ángel Asturias, Nobel de literatura 1967. En esta barrio tan particular, en su momento se asocia con Julio Dubois(escultor), Jorge Carpio Nicole(fundador del Grafico y el semanario de bolsillo y candidato presidencial ) y otros dueños de negocios del área, para fundar una especia de cámara de comercio del barrio, una de las primeras en su clase.
Ese mismo año, adquiere junto a su esposa y por insistencia de ella, la casa familiar en la Colonia Primero de Julio. Viendo que en los inicios de la Colonia, no existían servicios, ni negocios en la misma, decide colocar un llavin(esto antes de que lo hiciera Mc Donald’s) en un hasta lo suficientemente alta y bien iluminada, para que pudiera ser vista desde diferentes puntos en la Colonia y aquello era como un iman. Quien no necesita una copia de una llave o colocar una chapa. Pero aquello era solo como un anzuelo, pues el negocio era mucho más amplio en cuanto a la gama de productos y servicios que ofrecía. Y de esta forma le ahorraba a los vecinos el tener que viajar hasta el centro (lo cual llevaba más de una hora el ir)para poder hacerse de dichos servicios.
Fueron ellos, los primeros emprendedores de la Colonia, los que no solo vieron el problema, sino supieron encontrar soluciones de forma eficiente, esto con el espíritu de servir, antes que de adquirir una ganancia.
Oxwell L’bu copyrights 2021
#Espirituemprendedor
(Pastelería Velvet)
Un señor con espíritu emprendedor, que le ponía amor a su trabajo y eso le trajo, una clientela, que hasta el día de hoy lo recuerda.
La pastelería Velvet, fue durante muchos años, un referente del emprendimiento en la Colonia y don Isaac un verdadero representante de ese espíritu emprendedor.
Cuando la Colonia recién empezaba y esa primera generación de patojos crecía jugando en los callejones, empezaron a hacer las primeras comuniones, empezaron ha haber cumpleaños y no tardaron las celebraciones de quince años, así como las bodas y fue don Isaac el que vio aquí, no solo una oportunidad de negocio, sino también de servir. La casa está ubicada frente a los campos de fútbol de la liga de mosquitos, fue una de las primeras casas en la Colonia de tener dos niveles y de sustituir las láminas de duralita por una terraza, era una hermosa casa que desde lo lejos se veía y por eso para ubicar a la pastelería, nadie se perdía.
Y allí iban los patojos, casa tarde a comprar los deliciosos turones, que don Chaco con esmero hacia, atendiendo pedidos no solo en la Colonia, sino también fuera de ella y esto debido a la creatividad en el diseño de sus pasteles, así como su sabor.
Han pasado muchos años y dicha pastelería, aunque ya no existe, sigue siendo un referente, no solo de los pasteles, sino también de esa gana de salir adecénate, sirviendo a los demás.
Oxwell L’bu copyrights 2021
#pasteleriavelvet