“Don Lico”

 “Don Lico”

(Roderico Recinos E.P.D.)

La música nos acerca a Dios, porque toda su creación es una sublime sinfonía…

A don Lico se le veía ir y venir, por esa subida que conduce a la llamada Isla en la Colonia y allí están las huellas de su fe… Cristiano evangélico y músico por profesión, cuyo testimonio fueron más que sus palabras, su proceder, porque ante la necesidad nunca pasó indiferente.

Don Lico vivía en el bulevar principal de la isla, ese que va desde la quinta avenida y llega a inmediaciones del barranco.  Allí vivió por muchos años, junto a su familia.  Era un amante de la música y el arte, pues decía que esta era una manifestación de esa gracia divina dadá al espiritu. Fue maestro de música en varios colegios, entre ellos, el colegio El aprendizaje(en la Colonia), el colegio Miguel Ángel Asturias entre otros, además que en la congregación a la que perteneció daba clases de música y dirigía el coro y a los músicos durante el servicio dominical.

Estudio teología y años después fue pastor evangélico y pudiendo ser el pastor de una iglesia en un área acomodada, optó por ser el pastor en una iglesia de gente humilde a la cual sirvió hasta el último día de su vida y a la cual aportaba de su propio haber para sostener.

Don Lico se ganó el respeto de sus vecinos y amigos, siempre prestó a ayudar, sin buscar atraer hacia el las luces, sino más bien refiriendo a la gente al dador de todo bien, Dios.

Mucho del bien que hizo, no aparece en libro alguno, pero está en el corazón de quienes el sirvió; no fue un hombre acaudalado, porque aprendió a ser feliz con el pan de cada día y sin embargo era un hombre visionario y prudente.  

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