martes, 9 de abril de 2019

Padre Vidal Traina


“Padre Vidal Traina”
(El obrero de Dios)
“Por sus frutos los conoceréis” Mateo 7-16
El padre Vidal Traina, procedente de Italia, de una familia acomodada, sacerdote diocesano, que al poco tiempo de ordenarse, decide venir al nuevo continente, donde el inequívocamente, sabía que estaba su misión.

A la colonia 1ero. de Julio, llega en un mes de mayo de 1991, luego que el Padre Antonio Trabadelo fuera jubilado por la orden dominica.  El padre Vidal era un sacerdote de carácter pasible, humilde y servidor, pero con una gran capacidad administrativa, fue durante su gestión que la lglesia fue terminada, se construyó también el colegio parroquial y un área de retiros. Pero más que terminar de construir un templo, al igual que su predecesor, él quería construir una comunidad, donde la caridad, el servicio y el amor sobreabundaran, porque como el decía; “Donde hay amor, nunca falta Dios”.

Su sentido de misión y servicio, lo llevó a varios lugares del país a servir y socorrer a las comunidades más necesitadas. En 1975 junto a las hermanas del Sagrado Corazón, realizó varias obras sociales, entre ellas la construcción y  puesta en funcionamiento del dispensario San José en la colonia La Reinita zona 6. A principios de los ochentas llegan a Guatemala las hermanas de la caridad de la Madre Teresa de Calcuta y el padre Vidal funda con ellas varias de las primeras obras sociales en el pais, como el centro de atención para personas de la tercera edad en la colonia la Floridad zona 19, así como la atención  a presos en Pavon. En La Ciudad de Esquipulas también realiza obra en los años 90’s. Al igual que en Baja Verapaz donde fue cofundador de la hacienda “La Esperanza” un centro de rehabilitación para personas afectadas por el consumo de drogas y alcohol. En San Miguel Petapa junto a la comunidad construyó la iglesia del sagrado Corazón de Jesús y en noviembre del 2015 esta comunidad le rindió homenaje. Son tantas las obras en las que se involucró, pero no era un activista, era un hombre espiritual, con las manos sobre el arado.

Recuerdo que siempre se hacía tiempo, para atender a las personas, que cuando alguien llevaba una ofrenda le pedía que lo depositara en el lugar destinado, pues reunía de tocar el dinero, abrazaba a la gente y la invitaba a hacerse parte de la parroquia. Siempre andaba con el mismo traje y zapatos ya desgastados y pese a su estatura, el nunca miraba a nadie por encima, el se inclinaba para escuchar.

A manera de anécdota, yo pase vario tiempo invitándolo a cenar a la casa y siempre me decía que si, pero no cuando. Hasta que un día, me dijo: -Viejo, cuando quiere que llegue, deme la dirección. Lo esperamos a que llegará un día sábado y nos dejo plantados.  Llegó a la casa el día lunes, llamo a la puerta y para mi sorpresa era él, yo le dije: Padre lo esperamos el sábado. El replicó: Lo se viejo, pero es que yo quería compartir con ustedes lo que comen día a día, porque es la compañía lo que hace lo que se sirve a la mesa especial.

Lo veía en la colonia, pasar de un lado a otro en su carro Fiat de 76, el carro era pequeño para su estatura, pero eso a él no le importaba. En las misas de domingo, pese a ser un gran orador, no por lo que decía, sino como lo decía. Evitaba en lo posible ser el quien daba la homilia, solía invitar a otro sacerdote y él, se paraba en la parte de atrás del templo, yo le preguntaba, el porqué, el respondía: Que porque siempre atrás estaban los más necesitados, los que se sentían inmerecedores y es a esos a los que vino Cristo.

El padre Vidal estuvo como párroco en la parroquia de 1991 a 1996, una de las últimas cosas que conmigo compartió, fue que había caminado junto a Madre Teresa de Calcuta, durante su visita a Guatemala en julio de 1982 y me dijo: Viejo, usted no sabe cómo se estremece el alma al caminar junto a un santo, yo le repliqué: -Padre yo lo sé, cuando camino junto a usted.
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