. Aquellos buses...
Hubieron quienes, no se decidieron por ir a vivir a la Colonia, por su lejanía del centro de la ciudad y por eso los que no se decidieron no saben de lo que se perdieron...
Si, la Colonia estaba lejana y cercana al centro, pues el viaje que hoy lleva unos 20 minutos sin tráfico, en aquellos años llevaba más de una hora. Y aquellos pequeños buses llegaban hasta el mercado de la Florida, por lo que había que caminar hasta allí. Pues aquellos buses no entraban a la Colonia.
Aquel viaje en esos buses era toda una odisea, había que estar justo a la hora que salían, pues el transporte era escaso(y pensar que pocos años después la Colonia contó con el transporte urbano más numeroso y eficiente de la época), eran buses pequeños y no muy cómodos, pero eso si,los choferes muy amables y educados.
En su recorrido, se sentía el olor a gasolina y al salir de la Florida, todo aquello era ver árboles tras árboles, pues la calzada San Juan, eran pequeñas fincas, el verde brillaba en todo su esplendor durante el día y al caer la noche a los niños les parecía ver fantasmas, pues los árboles eran inmensos.
Al llegar al Trébol se miraba más movimiento de personas y cuando el bus tomaba la avenida Bolívar, aquella estaba poblada de comercios, ya cuando se llegaba al centro, los niños, estaban dormidos.
Uno solía ponerse a contar los carros, a cantar canciones infantiles(como Pecos Bill, Pinocho, La tortuga Manuelita entre otras) o a leer alguna historieta(los llamados chistes) pero no faltaba a quien aquel largo recorrido, el olor a gasolina y las vueltas, le causará náusea y bascas, por lo que las mamás llevaba limón con sal o mangos verdes con sal y pepita, para amortiguar el malestar.
Si, aquello era toda una odisea, una aventura sobre ruedas, pero la alegría de ir a sextear e ir a ver las novedades en la juguetería o el ir al cine Lux a ver la lica de la que todos hablaban, así como pasear por el parque central con sus bellos jardines y su bella fuente entre tantas cosas valía aquel viaje.
Al regresar, era ver caer la noche y desde las ventanas poder ver el cielo tapizado de estrellas en medio de aquella arboleda y luego llegar y caminar hacia la Colonia, con una historia que contar, cuando al día siguiente, uno se reuniera con los amigos bajo la luz del poste de la esquina.
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#Delcentroalacolonia
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