sábado, 7 de diciembre de 2024

“Odisea de una celebración”

 “Odisea de una celebración”

Si, es el tiempo más hermoso del año, por lo que se celebra, por los recuerdos de antaño y por lo que compartimos y vivimos…

Por aquellos años, no se anticipan la navidad en septiembre, no quemábamos etapas, sino las vivíamos. Porque conscientes o no, de la finites de nuestra vida, vivíamos intensamente cada momento, sin el tormento de lo que vendrá mañana.

Al finalizar el ciclo lectivo, las excursiones a los barrancos eran frecuentes y en los techos, poco a poco se iba acumulando el chirivisco. Noviembre con sus vientos y barriletes, era el preámbulo de la navidad.

Al entrar diciembre, el frío se dejaba sentir, los patojos se aplicaban para conseguir, en los barrancos no solo el chirivisco en la llamada “Quema del diablo” el 7 de diciembre víspera de la Inmaculada, sino también las cañas para el ranchito del nacimiento, el musgo, el pashte gris y una rama de chirivisco fuerte, que se pintaría de plateado y se adornaría con bombitas y luces de colores.

Todo aquello era una odisea en los barrancos, era ver a los patojos como hormigas subiendo y bajando con una alegría contagiosa. Porque ir a barranquear era sinónimo de ir a aventurar, de compartir vivencias sencillas pero inolvidables.

Por eso llegar a la celebración de la navidad era una odisea, un viaje largo, lleno de aventuras y alegrías, de anécdotas que se construían con las vivencias.

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