sábado, 21 de diciembre de 2024

“Los enredos del patojo serote”

 “Los enredos de patojo serote…”

El patojo salió a hacer un mandado,  pero el muy despistado, se quedó quemando cohetes y verá usted lo qué pasó…

Antes de que dieran las seis, a puro guácalaso, con agua fría se bañó y como mucho frío sintió, se acurrucó en la toalla y el jabón en las orejas se dejó. Luego se puso la ropa que para navidad iba a estrenar(que prácticamente era el uniforme que a partir de enero en la escuela iba y usar) y como le picaban la patas, por salir con los de la cuadra a potranquear, la mamá lo mando a hacer un mandado.

Sampo la carrera y como un correcaminos a la calle se dirigió y allí se encontró con los amigos que le esperaban. Habían comprado un paquete de cohetes de a quetzal, el aroma al tamal, ya se sentía y a los patojos el corazón les latía, ante la gana de ponerse a guerrear. Así fue, se repartieron los cohetes y le pidieron a un adulto que les encendiera un cigarro y se pusieron a guerrear. Pero los cohetes se acabaron.

Así fue que, el gordo pidió el ajuston y el patojo serote le dio lo del mandado, del cual ya da había olvidado y se fueron a comprar canchinflines. Felices y alborotados reiniciaron la batalla. Los canchinflines volaban y explotaban, algunos muy cerca de sus ropas, hasta que finalmente estos también se terminaron y calabaza, calabaza cada quien para su casa.

Feliz iba el patojo serote,sin el mandado y sin el  pisto y sin notar las quemaduras de la ropa recién estrenada.  Llegó como si nada y la mamá encabronada, le pregunto por el mandado y al verlo todo quemado se quito la chancleta y el patojo corrió mas rápido,de que si fuera en bicicleta.

Hoy al recordarse, se caga de la risa y recuerda esa camisa, que usó como una insignia y que aún conserva como un trofeo, fiel testimonio, de haber sido un veterano reconocido en la guerra de los canchinflines…patojo serote.

Oxwell L’bu copyright 2024

#canchinflines

#patojoserote

domingo, 8 de diciembre de 2024

En verdad…

 Es que en verdad yo vivo enamorado de ti, que las canciones de la radio me evocan a ti, aquellas que dicen cosas bellas, esas cosas que te quisiera decir, pero no soy poeta ni cantor, más tú conoces de mi amor...

Oxwell L’bu 

sábado, 7 de diciembre de 2024

“Odisea de una celebración”

 “Odisea de una celebración”

Si, es el tiempo más hermoso del año, por lo que se celebra, por los recuerdos de antaño y por lo que compartimos y vivimos…

Por aquellos años, no se anticipan la navidad en septiembre, no quemábamos etapas, sino las vivíamos. Porque conscientes o no, de la finites de nuestra vida, vivíamos intensamente cada momento, sin el tormento de lo que vendrá mañana.

Al finalizar el ciclo lectivo, las excursiones a los barrancos eran frecuentes y en los techos, poco a poco se iba acumulando el chirivisco. Noviembre con sus vientos y barriletes, era el preámbulo de la navidad.

Al entrar diciembre, el frío se dejaba sentir, los patojos se aplicaban para conseguir, en los barrancos no solo el chirivisco en la llamada “Quema del diablo” el 7 de diciembre víspera de la Inmaculada, sino también las cañas para el ranchito del nacimiento, el musgo, el pashte gris y una rama de chirivisco fuerte, que se pintaría de plateado y se adornaría con bombitas y luces de colores.

Todo aquello era una odisea en los barrancos, era ver a los patojos como hormigas subiendo y bajando con una alegría contagiosa. Porque ir a barranquear era sinónimo de ir a aventurar, de compartir vivencias sencillas pero inolvidables.

Por eso llegar a la celebración de la navidad era una odisea, un viaje largo, lleno de aventuras y alegrías, de anécdotas que se construían con las vivencias.

Oxwell L’bu copyright 2024

#navidad

#diciembre

#quemadeldiablo

viernes, 6 de diciembre de 2024

“Cuando subíamos del barranco”

 “Cuando subíamos del barranco”

Aquellas expediciones al barranco, eran toda una odisea de aventuras, con sus premuras…

Muchas veces salíamos de muy mañana; comer algo y salir a barranquear era de lo primero que pensábamos al despertar. Porque ir a barranquear, era estar con los amigos, inventar y compartir aventuras, con el pretexto que ir a cortar el chirivisco, para la mentada quema del diablo(el 7 de diciembre).

Nos pasábamos prácticamente, todo el día en ese gigante zanjón, que nos llenaba de emoción. Lo hacíamos felices con la adrenalina a mil, porque en nuestra locura no medios los peligros, sino el tener algo que contar.

Luego de potranquear, había que regresar, pues empezaba a obscurecer, hasta entonces, buscábamos el chirivisco seco y lo cortábamos, no sin antes pagar el importe, que nos cobraba, como las raspaduras y esa sensación de quemadura que iba hinchando la piel. Pero regresábamos felices arrastrando el botín que el 7 de diciembre ardería en el festín.

Oxwell L’bu copyright 2024

Foto: Héctor Gaitan

#chirivisco

#quemadeodiablo

#navidadenguatemala