. . “La sexta avenida en la que caminamos”
Las luces de neón, con las luces y motivos navideños, creaban una sensación de emoción, cuando caminábamos por la sexta.
Los vientos fríos de diciembre, traían a la muchachada, ese deseo de vitrinear y por la sexta pasear, los centros comerciales eran contados y no poseían el encanto de la sexta, pues allí había de todos, para todos, pero sobre todo ese ambiente navideño, que era inolvidable.
Y lo más probable era que allí, te encontraras a esa chiquilla caprichosa, que era escurridiza como una mariposa y allí surgía la oportunidad de hablarle y quizás invitarle, al cine Lux o al capitol y luego ir a comer una hamburguesa de Wimpy o una mixta a la Frankfurt.
Más de una vez, uno se solía encontrar a una chica conocida en los almacenes y boutiques, como Miserimos, Keops y Kefren y gracias a esa amistad se conseguía un descuenta al comprar alguna prenda o solía suceder que al ir a comprar, atendiéndote conocías a la chica de tus sueños.
La sexta de los sesentas, setentas, ochentas o noventas, era la misma de ahora pero con un toque diferente, ese que le da la gente, cuando busca compartir, cuando la mueve no solo comprar, sino también celebrar la vida.
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Foto: Héctor Gaitán Alfaro
#Lasextaevenida
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