***Volverán los jardines a florecer***
Cuando parecía que el crudo invierno,
había arrasado con las flores del jardín;
cuando todo parecía un inmenso cementerio,
donde un silencio de sepultural,
había acallado a la vida.
Cuando el cielo se tornó gris
y las calles lúgubres se revestían
de luto riguroso...
Cuando las tijeras del miedo,
con los filos de la desconfianza y dudas,
le cortaron las alas a la esperanza.
En medio de esa densa obscuridad
y confusión, del corazón de la tierra
transformando en sepulcro,
cual legión de estrellas surge una luz,
una luz que lo eclipsa todo, que lo
ilumina todo y le pone nuevas alas
a la fe y la esperanza.
Es la promesa de que volverán
los jardines a florecer,
de que volverá a estar preñada la mujer,
con el hijo de la esperanza...
Volverá el cielo a prenderse
de ese azul celestial.
Volverán los jardines a florecer,
donde todo parecía muerto,
donde todo parecía que dejó de existir,
volverá resurgir la vida, porque debajo
de las cenizas, había una llama ardiendo.
Volverá la primavera a nuestro horizonte
y se volverán en nuestras calles a escuchar
la risas de los niños, los suspiros de los enamorados y las voces de los abuelos
dando sus consejos;
volverán las flores con sus colores a pintar,
esos paisajes que extasían el alma.
Volverán los jardines a florecer,
porque el crucificado, ha resucitado,
porque en El esta nuestra pascua...
Y el ángel de la muerte pasará por alto,
sin poder tocar el alma...
Volverán los jardines a florecer
y las ofensas cometidas serán pasadas por alto,
el perdón se sembrará y fecundará a la tierra;
no se alzará la mano de hermano contra hermano
y el corazón será más solidario.
Porque el Resucitado es nuestra pascua,
el que hace florecer al corazón,
el que nos puede dar una eterna primavera.
Oxwell L’bu copyrights 2020
Cuando parecía que el crudo invierno,
había arrasado con las flores del jardín;
cuando todo parecía un inmenso cementerio,
donde un silencio de sepultural,
había acallado a la vida.
Cuando el cielo se tornó gris
y las calles lúgubres se revestían
de luto riguroso...
Cuando las tijeras del miedo,
con los filos de la desconfianza y dudas,
le cortaron las alas a la esperanza.
En medio de esa densa obscuridad
y confusión, del corazón de la tierra
transformando en sepulcro,
cual legión de estrellas surge una luz,
una luz que lo eclipsa todo, que lo
ilumina todo y le pone nuevas alas
a la fe y la esperanza.
Es la promesa de que volverán
los jardines a florecer,
de que volverá a estar preñada la mujer,
con el hijo de la esperanza...
Volverá el cielo a prenderse
de ese azul celestial.
Volverán los jardines a florecer,
donde todo parecía muerto,
donde todo parecía que dejó de existir,
volverá resurgir la vida, porque debajo
de las cenizas, había una llama ardiendo.
Volverá la primavera a nuestro horizonte
y se volverán en nuestras calles a escuchar
la risas de los niños, los suspiros de los enamorados y las voces de los abuelos
dando sus consejos;
volverán las flores con sus colores a pintar,
esos paisajes que extasían el alma.
Volverán los jardines a florecer,
porque el crucificado, ha resucitado,
porque en El esta nuestra pascua...
Y el ángel de la muerte pasará por alto,
sin poder tocar el alma...
Volverán los jardines a florecer
y las ofensas cometidas serán pasadas por alto,
el perdón se sembrará y fecundará a la tierra;
no se alzará la mano de hermano contra hermano
y el corazón será más solidario.
Porque el Resucitado es nuestra pascua,
el que hace florecer al corazón,
el que nos puede dar una eterna primavera.
Oxwell L’bu copyrights 2020
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