“Los inicios de una tradición con corazón”
El padre Antonio, más que dejarnos una parroquia y tradiciones, quiso dejarnos su corazón...
El cortejo procesional de Jesús Resucitado, patrón de la colonia, tiene en sus inicios, una sublime sencillez, plasmada de detalles, que nunca pasan al olvido. La imagen que se proseciono, era pequeña, pero el padre Antonio, deseaba, poder realizar, un cortejo procesional, al estilo y altura de las grandes procesiones, de los templos de la capital y de Antigua Guatemala.
Para aquella primera procesión, fue el grupo de acólitos, quien la realizó en el interior del templo, por el año 1974. Para esto, se tomó una mesa de madera y se desarmó, con las patas se hicieron las bases para poder cargarla sobre los hombros y en la mesa en si, se colocó la imagen, asegurándola con trozos de madera y clavos para que no se cayera, se decoró con telas blancas y amarillas.
Al padre Antonio, pese a la sencillez y modestia, de la procesión , le gustaba a todo darle un toque de solemnidad, por lo que ordenó que se prepararán cuatro incensarios, que luego de terminada la misa, se tomará la pequeña anda y recorriera el interior de la parroquia, acompañado de nubes de incienso y todos cantando, el himno oficial de la parroquia:
“La muerte donde
esta la muerte,
donde su victoria...
Resucitó, resucitó
aleluya, aleluya...
Fue para 1976, año del terremoto en Guatemala, que el padre Antonio decidió, que la pequeña procesión, saliera a las afuera del templo, recorriendo, la 5 avenida, desde el iglesia, hasta llegar a la escuela Darío González , dando la vuelta al parqueo de la misma y regresando al templo. Allí iban cantando la feligresía, el grupo Scout 51 iba acompañando, dirigiendo el tráfico y una ambulancia de los bomberos voluntarios al frente.
De todo esto, han transcurrido 46 años y por primera vez este 2020, la procesión no saldrá a recorrer las calles de la colonia, debido a la pandemia. Pero si Dios así lo permite, ya vendrán tiempos mejores y quizás el hecho de extrañar todo eso, ahora, nos haga darle vida y forma, al sueño del Padre Antonio, que era, que el día de la Resurrección y la procesión, tuvieran igual o más relevancia, porque el decía: Si, es hermoso conmemorar la pasión y muerte del Señor, pero al parecer los devotos, llegan ya cansados, para el día de la Resurrección, y como decía San Pablo si Jesús no hubiera resucitado, en vano sería nuestra fe.
Oxwell L’bu copyrights 2020
El padre Antonio, más que dejarnos una parroquia y tradiciones, quiso dejarnos su corazón...
El cortejo procesional de Jesús Resucitado, patrón de la colonia, tiene en sus inicios, una sublime sencillez, plasmada de detalles, que nunca pasan al olvido. La imagen que se proseciono, era pequeña, pero el padre Antonio, deseaba, poder realizar, un cortejo procesional, al estilo y altura de las grandes procesiones, de los templos de la capital y de Antigua Guatemala.
Para aquella primera procesión, fue el grupo de acólitos, quien la realizó en el interior del templo, por el año 1974. Para esto, se tomó una mesa de madera y se desarmó, con las patas se hicieron las bases para poder cargarla sobre los hombros y en la mesa en si, se colocó la imagen, asegurándola con trozos de madera y clavos para que no se cayera, se decoró con telas blancas y amarillas.
Al padre Antonio, pese a la sencillez y modestia, de la procesión , le gustaba a todo darle un toque de solemnidad, por lo que ordenó que se prepararán cuatro incensarios, que luego de terminada la misa, se tomará la pequeña anda y recorriera el interior de la parroquia, acompañado de nubes de incienso y todos cantando, el himno oficial de la parroquia:
“La muerte donde
esta la muerte,
donde su victoria...
Resucitó, resucitó
aleluya, aleluya...
Fue para 1976, año del terremoto en Guatemala, que el padre Antonio decidió, que la pequeña procesión, saliera a las afuera del templo, recorriendo, la 5 avenida, desde el iglesia, hasta llegar a la escuela Darío González , dando la vuelta al parqueo de la misma y regresando al templo. Allí iban cantando la feligresía, el grupo Scout 51 iba acompañando, dirigiendo el tráfico y una ambulancia de los bomberos voluntarios al frente.
De todo esto, han transcurrido 46 años y por primera vez este 2020, la procesión no saldrá a recorrer las calles de la colonia, debido a la pandemia. Pero si Dios así lo permite, ya vendrán tiempos mejores y quizás el hecho de extrañar todo eso, ahora, nos haga darle vida y forma, al sueño del Padre Antonio, que era, que el día de la Resurrección y la procesión, tuvieran igual o más relevancia, porque el decía: Si, es hermoso conmemorar la pasión y muerte del Señor, pero al parecer los devotos, llegan ya cansados, para el día de la Resurrección, y como decía San Pablo si Jesús no hubiera resucitado, en vano sería nuestra fe.
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