Si me permiten contarles...
En aquellos años, en que en nuestro país no existían esa rivalidad futbolística por equipos de fútbol que juegan del otro lado del mundo, llega a Guatemala, procedente de Barcelona el padre Antonio Mateo Trabadelo.
Pocas veces hablaba de cómo fue el viaje, desde España hasta Guatemala. Alguna vez comentó que una parte del viaje la hizo en barco y otra parte en avión. Pues inicialmente su destino era República Dominicana, pero por esas dádivas divinas, le hablan de ir a Guatemala y el no lo duda ni un instante, pues había oídos hablar de fray Bartolomé de las Casas.
Decía que el viaje en barco se le hizo eterno y tediosos, pero su ilusión de predicar el evangelio en el nuevo mundo lo alentaba.
Cuando miraba las monedas de un centavo decía, por seguir el ejemplo de este hombre estoy aquí ( ya que en la moneda de un centavo, se encuentra la esfinge de fray Bartolomé de las Casas) y siempre se extrañaba, no sin algo de crítica, el porqué, no lo habían honrado poniéndolo en los billetes, en los que sólo hay generales, luego decía, quizás tuvieron razón, pues como el centavo, el siempre estuvo más serca de la gente pobre y sencilla.
El padre Antonio era un casamentero de primera, no podía saber de una pareja, que viviera en unión libre, porque se daba a la tarea, sin ser invasivo, ni molesto de facilitar y motivar a la pareja para que se acercarán al sacramento.El contaba también con la licencia para poder llevar a cabo el matrimonio civil.
Casi nunca anduvo vestido de paisano, salvo cuando se colgaba en los andamios de construcción, para supervisar las obras del templo. Tenía solo dos hábitos que usaba de diario, los cuales lucían ya amarillentos y gastados y tenia un tercero impecable que lo reservaba para las ocaciones especiales, como el día de la Resurrección.
Como algunas vez les compartí, tuve la bendición de tener en mis manos el manuscrito del libro, sobre la vida de su padre y familia(pues su padre fue beatificado, lo cual ya no llegó a ver) en la cual contaba algunas intimidades de su familia y de cómo sus padres habían influido para que el y su hermana abrazaran la vida religiosa.
El padre Antonio nunca quiso jubilarse, el decía que Jesús nunca se jubiló, pero siguiendo en obediencia las órdenes de sus superiores, se jubiló y vivió sus últimos años con su comunidad Dominica. Yo tuve la oportunidad de conversar con él, unas pocas veces, cuando lo miraba el la basílica de nuestra señora de lRosario, Santo Domingo, por momentos tenía una mente totalmente lúcid, pero también a veces como que estaba viviendo en el pasado.
Sus restos hasta donde se, descansan en Guatemala, en un mausoleo privado de los dominicos, creo sin dudarlo que al final el logro ser como fray Bartolomé de las Casas, su esfinge no figura en ninguna moneda, pero está en cada corazón que le conoció.
Oxwell L’bu copyrights 2020
En aquellos años, en que en nuestro país no existían esa rivalidad futbolística por equipos de fútbol que juegan del otro lado del mundo, llega a Guatemala, procedente de Barcelona el padre Antonio Mateo Trabadelo.
Pocas veces hablaba de cómo fue el viaje, desde España hasta Guatemala. Alguna vez comentó que una parte del viaje la hizo en barco y otra parte en avión. Pues inicialmente su destino era República Dominicana, pero por esas dádivas divinas, le hablan de ir a Guatemala y el no lo duda ni un instante, pues había oídos hablar de fray Bartolomé de las Casas.
Decía que el viaje en barco se le hizo eterno y tediosos, pero su ilusión de predicar el evangelio en el nuevo mundo lo alentaba.
Cuando miraba las monedas de un centavo decía, por seguir el ejemplo de este hombre estoy aquí ( ya que en la moneda de un centavo, se encuentra la esfinge de fray Bartolomé de las Casas) y siempre se extrañaba, no sin algo de crítica, el porqué, no lo habían honrado poniéndolo en los billetes, en los que sólo hay generales, luego decía, quizás tuvieron razón, pues como el centavo, el siempre estuvo más serca de la gente pobre y sencilla.
El padre Antonio era un casamentero de primera, no podía saber de una pareja, que viviera en unión libre, porque se daba a la tarea, sin ser invasivo, ni molesto de facilitar y motivar a la pareja para que se acercarán al sacramento.El contaba también con la licencia para poder llevar a cabo el matrimonio civil.
Casi nunca anduvo vestido de paisano, salvo cuando se colgaba en los andamios de construcción, para supervisar las obras del templo. Tenía solo dos hábitos que usaba de diario, los cuales lucían ya amarillentos y gastados y tenia un tercero impecable que lo reservaba para las ocaciones especiales, como el día de la Resurrección.
Como algunas vez les compartí, tuve la bendición de tener en mis manos el manuscrito del libro, sobre la vida de su padre y familia(pues su padre fue beatificado, lo cual ya no llegó a ver) en la cual contaba algunas intimidades de su familia y de cómo sus padres habían influido para que el y su hermana abrazaran la vida religiosa.
El padre Antonio nunca quiso jubilarse, el decía que Jesús nunca se jubiló, pero siguiendo en obediencia las órdenes de sus superiores, se jubiló y vivió sus últimos años con su comunidad Dominica. Yo tuve la oportunidad de conversar con él, unas pocas veces, cuando lo miraba el la basílica de nuestra señora de lRosario, Santo Domingo, por momentos tenía una mente totalmente lúcid, pero también a veces como que estaba viviendo en el pasado.
Sus restos hasta donde se, descansan en Guatemala, en un mausoleo privado de los dominicos, creo sin dudarlo que al final el logro ser como fray Bartolomé de las Casas, su esfinge no figura en ninguna moneda, pero está en cada corazón que le conoció.
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