"En la camioneta..."
Cómo patojos en probeta, a falta de carro o motocicleta, la mayoría andaba en camioneta.
Los que fuimos de a pié, sabemos como fue...Aún vivimos para contarla, esa historia tan larga. Y es que en la camioneta, de todo podía pasar, desde conocer allí a la chica que te quitaría el sueño, conocer al amigo de toda la vida, escuchar esa música inolvidable o quedarse dormido y ser despertado por el chófer al otro lado de la ciudad.
En los ochentas, las camionetas se convirtieron en discotecas rodantes, para la alegría de la muchachada y el enfado de alguna gente amargada. Esperar la camioneta en la parada, era ver a las colegialas pasar o con los amigos empezar a vacilar, era la mejor ocasión para acercarse a la chica que te aceleraba el corazón, era recibir el ticket y contar los dígitos, para ver si sumaban un 21, era colarse en la puerta de atrás para ahorrarse los 5 y luego los 10 centavos del pasaje...Era viajar sin equipaje contemplando el paisaje o viendo los bellos ojos, la pantorrilla, el escote o algo más de las flores que acompañaban aquella odisea.
Y es que en las camionetas de todo podía pasar, cosas que se recuerdan con alegría y nostalgia de una época que ya no volverá, pero uno añora que volviera....
Oxwell L'bu copyright 2018
Cómo patojos en probeta, a falta de carro o motocicleta, la mayoría andaba en camioneta.
Los que fuimos de a pié, sabemos como fue...Aún vivimos para contarla, esa historia tan larga. Y es que en la camioneta, de todo podía pasar, desde conocer allí a la chica que te quitaría el sueño, conocer al amigo de toda la vida, escuchar esa música inolvidable o quedarse dormido y ser despertado por el chófer al otro lado de la ciudad.
En los ochentas, las camionetas se convirtieron en discotecas rodantes, para la alegría de la muchachada y el enfado de alguna gente amargada. Esperar la camioneta en la parada, era ver a las colegialas pasar o con los amigos empezar a vacilar, era la mejor ocasión para acercarse a la chica que te aceleraba el corazón, era recibir el ticket y contar los dígitos, para ver si sumaban un 21, era colarse en la puerta de atrás para ahorrarse los 5 y luego los 10 centavos del pasaje...Era viajar sin equipaje contemplando el paisaje o viendo los bellos ojos, la pantorrilla, el escote o algo más de las flores que acompañaban aquella odisea.
Y es que en las camionetas de todo podía pasar, cosas que se recuerdan con alegría y nostalgia de una época que ya no volverá, pero uno añora que volviera....
Oxwell L'bu copyright 2018
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