“Crónicas del Primer Amor”
(Tercera Parte)
Todos los días esperaba, verlo pasar a través de la ventana… Y a la misma hora de siempre un mariposeo revoloteaba en su vientre y se llenaba de una emoción a la cual no le encontraba explicación. Sentía como si una mano invisible le apretara el corazón, como si una luz le iluminara el rostro ... y sus ojos se llenaban de chispitas.
Sofía, escuchaba noche y día música romántica y se ponía a soñar despierta y hasta veía a ese príncipe azul llegando a su lado. Le gustaba salir a conversar con las amigas, de cosas de chicas, la moda, los nuevos pases de baile y también el tema eterno…De los chicos que cada día mostraban cambios en su apariencia, unos ganado estatura, poniéndose más feos o más guapos, su nuevo tono de voz, su porte y su forma de andar.
Los muchachos por su parte, siempre en planes de conquista, salían todos los días a aplanar las calles o a sostener el poste, con la ilusión de que hoy si, se les hiciera y alguna chica les diera conversación; envalentonados en grupo, pero como perro con la cola entre las patas, cuando ellas los mandaban a volar…
Los repasos y las kermeses eran las mejores ocasiones para mandar, de vacaciones a la timidez y de vez en vez más de una parejita empezaba a escribir su historia; pero a Luis Ángel encontrarse a Sofía no se le hacía, porque usualmente para ir ella no conseguía permiso de sus padres. Y él con su timidez pasaba desapercibido, aun que a más de una, precisamente eso, le llamaba la atención, pero él ni se daba cuenta,
Todos los días el pasaba por su casa, esperando encontrársela “por casualidad”, sin percatarse , de que ella lo observaba desde su ventana, pero al verlo acercarse se escondía detrás de la cortina. Ella suspirando por él y Luis Ángel pensando que a ella él no le importaba. Aun así le escribía cartas que no le entregaba, le hacía tarjetitas de papel calco, donde le dibujaba flores resaltadas o dibujos con personajes de “Los Pitufos” o le hacía traducciones de las canciones donde ponía su nombre, todo esto lo atesoraba en una caja de zapatos vacía que tenia debajo de la cama y para que nadie sospechara, la tenia forrada con recortes de revistas donde se veía a Pele, Maradona, Mario Kempes, Rivelino entre otros.
Llegaba el mes de mayo y las lluvias con él. Se veía a los patojos jugando entre los charcos, dejando ir en esas corrientes sus barquitos de papel, otros atrapando a los sompopos de mayo para luego ponerlos a hacer carreras y a los ronrones le amarraban un hilo a una de las patas y cual si fueran helicópteros los ponían a volar… Más para los muchachos era una celebración para los ojos, ya que cuando a las muchachas seles mojaba la blusa, aquella denotaba mejor sus formas y les hacia volar la imaginación. Aquella tarde lucia nublada, Luis Ángel regresaba de la escuela, cuando un grupo de muchachas un tanto mayores que él, le salieron al camino y sin más miramientos le dijeron: ¡Hay que manguito tan bonito! ¡Lástima que aun verdecito y yo sin sal! Y le siguieron diciendo cosas para sonrojarlos, como pudo salió como arrastrándose de aquella situación. Salió corriendo hasta llegar a su casa, pero al llegar no había nadie y no pudo entrar, pues había olvidado la llave. Se quedo sentado en su portal esperando a que regresara su mama. Estando allí, vio que Sofía pasaba acompañada de una amiga, el sin saber porque sus pasos se fueron tras ella. Sigiloso como un gato, la siguió y al despedirse de la amiga la alcanzo. Tomo valor y sin más preámbulos la abordo, sin tener una estrategia y sin saber que decir. Ella sentía que se le salía el corazón de una emoción que no conseguía disimular y sus chapitas se ponían rojas a cada rato, a él se le quebraba la voz, inventándose argumentos, sobre la marcha.
Aquella tarde el destino se confabulo a su favor, pues al llegar a la casa de ella, tampoco había nadie y en eso empezó a lloviznar y luego a llover, ambos se acurrucaron en la pequeña sombra que había en las gradas de la entrada a esperar, con tiempo para platicar de cualquier cosa y en un momento de magia, de encanto y de lluvia unieron sus labios, en un beso blanco, un beso de piquito, de esos que se quedan grabados para toda la vida…No hizo falta una declaración o una respuesta, porque el amor los desbordaba y superaba sus propias expectativas. Luego se quedaron abrazados sin decirse nada, disfrutando el uno de otro y esa la lluvia que fue su cómplice. Al ver en la distancia a la mama, ambos instintivamente se soltaron y al llegar la madre ambos de primas a primeras no supieron que decir, hasta que Sofía le dijo que él la había acompañado porque un perro la quiso morder, la señora agradecida con el muchacho lo invito a entrar, pero el se reusó, aduciendo que lo esperaban en casa.
Ella se empinaba para besarlo, el con ella aprendió a besar y a partir de aquel día, su amor nació, su primer amor, ese que deja una huella en la vida, que las olas del tiempo, no consiguen borrar, ese amor del beso blanco, del beso dulce, de la manita sudada, ese de las palpitaciones como si fueran tambor, ese que pone a volar mariposas en el vientre…
Oxwell L’bu
(Tercera Parte)
Todos los días esperaba, verlo pasar a través de la ventana… Y a la misma hora de siempre un mariposeo revoloteaba en su vientre y se llenaba de una emoción a la cual no le encontraba explicación. Sentía como si una mano invisible le apretara el corazón, como si una luz le iluminara el rostro ... y sus ojos se llenaban de chispitas.
Sofía, escuchaba noche y día música romántica y se ponía a soñar despierta y hasta veía a ese príncipe azul llegando a su lado. Le gustaba salir a conversar con las amigas, de cosas de chicas, la moda, los nuevos pases de baile y también el tema eterno…De los chicos que cada día mostraban cambios en su apariencia, unos ganado estatura, poniéndose más feos o más guapos, su nuevo tono de voz, su porte y su forma de andar.
Los muchachos por su parte, siempre en planes de conquista, salían todos los días a aplanar las calles o a sostener el poste, con la ilusión de que hoy si, se les hiciera y alguna chica les diera conversación; envalentonados en grupo, pero como perro con la cola entre las patas, cuando ellas los mandaban a volar…
Los repasos y las kermeses eran las mejores ocasiones para mandar, de vacaciones a la timidez y de vez en vez más de una parejita empezaba a escribir su historia; pero a Luis Ángel encontrarse a Sofía no se le hacía, porque usualmente para ir ella no conseguía permiso de sus padres. Y él con su timidez pasaba desapercibido, aun que a más de una, precisamente eso, le llamaba la atención, pero él ni se daba cuenta,
Todos los días el pasaba por su casa, esperando encontrársela “por casualidad”, sin percatarse , de que ella lo observaba desde su ventana, pero al verlo acercarse se escondía detrás de la cortina. Ella suspirando por él y Luis Ángel pensando que a ella él no le importaba. Aun así le escribía cartas que no le entregaba, le hacía tarjetitas de papel calco, donde le dibujaba flores resaltadas o dibujos con personajes de “Los Pitufos” o le hacía traducciones de las canciones donde ponía su nombre, todo esto lo atesoraba en una caja de zapatos vacía que tenia debajo de la cama y para que nadie sospechara, la tenia forrada con recortes de revistas donde se veía a Pele, Maradona, Mario Kempes, Rivelino entre otros.
Llegaba el mes de mayo y las lluvias con él. Se veía a los patojos jugando entre los charcos, dejando ir en esas corrientes sus barquitos de papel, otros atrapando a los sompopos de mayo para luego ponerlos a hacer carreras y a los ronrones le amarraban un hilo a una de las patas y cual si fueran helicópteros los ponían a volar… Más para los muchachos era una celebración para los ojos, ya que cuando a las muchachas seles mojaba la blusa, aquella denotaba mejor sus formas y les hacia volar la imaginación. Aquella tarde lucia nublada, Luis Ángel regresaba de la escuela, cuando un grupo de muchachas un tanto mayores que él, le salieron al camino y sin más miramientos le dijeron: ¡Hay que manguito tan bonito! ¡Lástima que aun verdecito y yo sin sal! Y le siguieron diciendo cosas para sonrojarlos, como pudo salió como arrastrándose de aquella situación. Salió corriendo hasta llegar a su casa, pero al llegar no había nadie y no pudo entrar, pues había olvidado la llave. Se quedo sentado en su portal esperando a que regresara su mama. Estando allí, vio que Sofía pasaba acompañada de una amiga, el sin saber porque sus pasos se fueron tras ella. Sigiloso como un gato, la siguió y al despedirse de la amiga la alcanzo. Tomo valor y sin más preámbulos la abordo, sin tener una estrategia y sin saber que decir. Ella sentía que se le salía el corazón de una emoción que no conseguía disimular y sus chapitas se ponían rojas a cada rato, a él se le quebraba la voz, inventándose argumentos, sobre la marcha.
Aquella tarde el destino se confabulo a su favor, pues al llegar a la casa de ella, tampoco había nadie y en eso empezó a lloviznar y luego a llover, ambos se acurrucaron en la pequeña sombra que había en las gradas de la entrada a esperar, con tiempo para platicar de cualquier cosa y en un momento de magia, de encanto y de lluvia unieron sus labios, en un beso blanco, un beso de piquito, de esos que se quedan grabados para toda la vida…No hizo falta una declaración o una respuesta, porque el amor los desbordaba y superaba sus propias expectativas. Luego se quedaron abrazados sin decirse nada, disfrutando el uno de otro y esa la lluvia que fue su cómplice. Al ver en la distancia a la mama, ambos instintivamente se soltaron y al llegar la madre ambos de primas a primeras no supieron que decir, hasta que Sofía le dijo que él la había acompañado porque un perro la quiso morder, la señora agradecida con el muchacho lo invito a entrar, pero el se reusó, aduciendo que lo esperaban en casa.
Ella se empinaba para besarlo, el con ella aprendió a besar y a partir de aquel día, su amor nació, su primer amor, ese que deja una huella en la vida, que las olas del tiempo, no consiguen borrar, ese amor del beso blanco, del beso dulce, de la manita sudada, ese de las palpitaciones como si fueran tambor, ese que pone a volar mariposas en el vientre…
Oxwell L’bu
Imagen: Internet
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