miércoles, 23 de febrero de 2011

***El Bachiller***

***El Bachiller***


Como patojo lamiéndose los mocos
y aun en pañales…
Desde hacia añales que soñaba,
con pisar el suelo sagrado de la
Tricentenenaria.

Entro como un pavo real que se pasea
por los jardines del sumo pontífice
de la ignorancia…

Con un racimó de libros bajo el brazo
donde las letras y los números eran
meros adornos cardenalicios
que no rinden beneficios…

¡Bachiller en chencas y litros!
Que con su labia florida y niñez enmohecida,
se pervierte de tanto leer libros prohibidos,
que han sido censurados por el gobierno.

Que prefiere verlos arder en el infierno,
antes que arriesgarse a analfabétizar a
un pueblo que se podría sublevar…

¡Bachiller en chencas y litros!
Que compartes las chencas de cigarro
por la falta de pisto…
Y te empinas los culitos de cerveza,
que quedando van en la meza.

Y así medio ebrio, medio zonzo
le viene la inspiración…
Mientras le jala la oreja un querubín,
se le mescla el español con el latín.

Toma la guitarra pero no sabe interpretar,
se para en medio de todos y se pone a recitar,
los versos que se acaba de disparar…

Sin saber si los a plagiado o si en su borrachera
algún ángel los olvido…
Invoca a la Chalana y a todas sus hermanas,
pero la elocuencia nunca lo asistió.

Entonces toma nuevamente el lápiz y el papel,
invocando a Baldor, a Pitágoras y a Gardel,
para escribir con la pasión de un tango,
con lógica certeza mientras se le sube
la cerveza a la cabeza…

En capilla ardiente y tomando cerveza,
en la velada desvelada de la “Huelga de Dolores”
donde resucitan esos viejos pero verdes amores,
de los que nunca llegaron a ser ingenieros o doctores,
porque al andar proclamando consignas algunos,
les arrebataron la vida como si fueran malhechores…

En esas partidas de ajedrez interminables
donde nadie perdió por que la última jugada
“La Chalana” la interrumpió.

Bachiller siempre fiel a la poesía,
sin importar si la jauría del que oprime,
convierte tus palabras en otra utopía.

Bachiller cuya infidelidad a tus letras,
solo encuentra cause cuando una mujer,
hace a tu corazón estremecer…

Ya que como lo dijo Luis Cardoza y Aragón:
“La poesía es la única prueba concreta,
de la existencia del hombre”…

A lo que el bachiller sin hacer
alarde agrego:
Y de sus sueños y pasiones
cuando se juntan a chupar,
un grupo de guebones…

Un profesor de matemáticas
que estaba sentado allí de incognito,
entre el montón aplaudió agregó:

La poesía es esa pócima mágica
que sirve para devolverle al cuerpo
la juventud y al espíritu el entendimiento.


Oxwell L'bu

***Cronica de un Bulevar***

***Crónica de un Bulevar***


Desde que el destino quiso cruzar nuestros
caminos por aquel bulevar de los Amaneceres…

Tu sabias que desde que te vi te pretendía,
como pretende un ciego ver la luz del día;
desde siempre has sabido que te amo
y para eso no necesitar recurrir a la adivinación.

Porque desde que te vi has sido mi mayor ilusión
y de mis sentidos la mayor tentación…
Pero no teníamos edad, pero los peros surgían
con tal abundancia que motivaban mis ansias.

Todos los días pasaba por tu casa con la ingenua
alegría, solo de verte asomar por la ventana,
pero un día de repente de esa ventana fuiste
la gran ausente…

Te fuiste lejos, solo Dios sabia a donde…
En mi desesperación te busque por todas
partes, pregunte pero nadie contesto.

Termine la primaria y en la graduación,
tú no sabes cuánto te extrañe…
Pasaron los años y no fue fácil sentir
y vivir tu ausencia…

¿Qué si bese a otras? Si, era una estúpida
forma por querer sentir lo que sentí contigo
sin tan siquiera haberte tocado…
Era una estúpida forma de sentir tu sabor,
sabor que adivinaba al recordar tu aliento.

Pero un día en la esquina del colegio,
esa que sirve de intersección entre la
calle Amores y la avenida Romances,
después de algunos años te encontré…

Yo sin dudarlo te seguí y al notarlo
aceleraste el paso…
Pero un tropiezo del destino te detuvo
y al encontrarse nuestras miradas
me reconociste…

No hicieron faltas las palabras,
ni bobas explicaciones…
Nuestras manos temblaban,
nuestros pechos eran como tambores.

Te sentí suspirar y tus ojos lloraban de alegría,
te tomaste de mi brazo y como quien asiste
a una gala inflame el pecho orgulloso de llevarte
a mi lado caminando por la calle Amor…

Luego cruzamos por la Avenida Romances,
sabiendo que la vida ahora nos permitiría
realizar otros avances…

Han pasado más de …Tantos años…
Y aun me tiemblan las manos cuando te toco,
te he besado mil veces y aun sigo sintiendo
la emoción de aquel nuestro primer beso…

Soy como ese perro viejo sabueso,
que de su amo nunca se quiere separar,
quiero seguir llevando de mi brazo por
por esas calles y avenidas hasta llegar
esa esquina…

Que sirve de intersección entre la calle Esperanza,
para luego cruzar por la Avenida Eternidad,
avenida que quiero cruzar de tu mano…

Porque sin ti pierdo la brújula de mi destino,
sin tus palabras no encuentro el camino,
que me conduce al bulevar que nombramos
“Amor hasta la Eternidad”…

Oxwell L'bu
Imagen: Internet

miércoles, 16 de febrero de 2011

"De Manita sudada I..."

“De Manita Sudada…”


(Primera Parte)

En esa edad de la inocencia, cuando nos sorprende la impaciencia por querer crecer…Cuando las hormonas son maratonistas que no paran de correr…Cuando un granito en el rostro nos echa a perder la apariencia y vamos cobrando conciencia de cosas que ignoramos hasta ayer…

A los patojos se les podía encontrar, en el lugar de siempre, las canchas de juego, donde iban tomando estatura sus aspiraciones de hombres y poco a poco se sumaban los desertores, que ahora eran como centinelas de las esquinas corriendo tras de las faldas de alguna chica, que poco a poco iba mostrando sus dotes de mujer.

En este lapso de la vida que nos llega de repente y que igual termina sin despedida, Miguel Alejandro al igual que sus amigos, poco a poco le daban despedida a los pantaloncitos cortos y el espejo empezaba a ser un amigo y enemigo recurrente. Los juegos que antes tantos los entretenían empezaban a perder sentido y las que siempre fueron sus aguafiestas, las criaturas mas funestas empezaban a robarles la atención. Pero el al igual, quedos de sus amigos guardaban con celo una preocupación; veían a sus amigos crecer y ellos cada día se parecían encoger, cual si fueran nuevas prendas que se lavaron sin echarles el sanforizado. La música poco a poco se empezaba a apoderar de su mundo, escuchando palabras que antes solo oían… De repente una mirada bella, una cintura tallada, unas piernas contorneadas, una cadera coqueta o un escote generoso captaban toda su atención, provocando un aceleramiento de su corazón que hacía que la sangre se les subiera a la cabeza y se sonrojaran ante la menor insinuación.

Cual si fueran uvas en la viña de la que se va tomando una a una, de aquel grupo de amigos de toda la vida, sin darse despedida, poco a poco cada uno se iba corriendo tras su propia ilusión, esa ilusión primera que deja una huella en el corazón. Y un día, se vieron solo los tres, como mosqueteros sin espada, esperando la luz de la alborada… Para engañar a sus propias emociones, jugaban noche y día a la pelota, pero sin que nadie les dijera nada, cuando miraban a una parejita de la mano o dando se un beso, sabían que en su vida algo les faltaba…

Ante aquellos primeros infortunios, decidieron, retorcerle un poco la mano al destino o a lo que fuera, que no les permitía crecer al ritmo que su contra parte exigía…Cambiaron sus peinados, buscaron zapatos, que les ayudara a ganar estatura, aprendieron a bailar como trompos, agiles y con gracia. Cada vez que podían o sabían, se iban a plantar de mirones a los repasos (fiestas), que en la Colonia con frecuencia se hacían, donde casi todos iban con su pareja y las que quedaban sueltas, había ya un enjambre de abejas que se alzaban hacia ellas como abejas a la miel.

Pero como todo en la vida, siempre hay una carta escondida, que debemos descubrir. Miguel Alejandro pese a que a cada momento tropezaba con su mala ortografía y una caligrafía, que era difícil de entender, tenía esa gracia de escribir con la dulzura y encanto a flor de piel, lo cual le permitía participar de forma sobre saliente, en los concursos escolares de poesía y composición, bueno, luego de haber sido corregida la ortografía. Esa sola gracia, hacia que muchos de sus amigos, llamaran a su puerta, en espera de una ayuda para escribirle cartas perfumadas, a los doncellas que les robaban el sueño. Algunos le empezaron a pagar, era una especie de soborno, para que Miguel Alejandro no fuera a delatar, que el autor de aquellas cartas de enamorados era él. Y así empezó a ganarse en la vida, el primer dinero de su haber, escribiendo cartas que no firmaba, pero que llevaban ese sello, que no se puede esconder. Lo más irónico era que algunas veces se veía escribiendo cartas, a muchachas que a él le gustaban, pero que ellas lo ignoraban, ya que lo miraban como un niño.

Oxwell L’bu

"De Manita Sudada II..."

“De Manita Sudada…”


(Segunda Parte)
Esa picardía ingenua que gravita en las mentes, de los patojos de todos los tiempos, en ellos no se hizo esperar…Por aquellos tiempos a “alguien” se le ocurrió darle un valor nominal, a algo que corría de mano en mano y por lo cual había que pagar, pero una vez usado, era descartado, eran los tickets o boletos para abordar el autobús de servicio público, dado que para el control del pasaje venían numerados, a “alguien” se le ocurrió, que cada vez que al sumar los dígitos sumara 21, este podría ser canjeado por un beso… Nadie sabe, como, ni cuándo pero la idea fue aceptada por ambos bandos (chicas y chicos) aun que por supuesto la chica no estaba obligada a cambiar, el mentado 21 si el chico no era de su gusto o agrado, fue así que como polvorín, aquella idea se expandió por barrios y colonias de la capital. Y allí andaban los patojos hurgando en las calles, para hacerse del os mentados 21….

Miguel Alejandro seguía escribiendo, cual si fueran encomiendas aquellas cartas de enamorados, al parecer, el solo fantasear que eran para aquella, “Niña de sus Sueños “ que aun no conocía, le hacía escribir a un en prosa , la poesía más hermosa… Héctor y Estuardo sus amigos inseparables, seguían usando fijadores, peinándose hacia a tras, para que el pelo les quedara parado y así, aparentar un poco mas de estatura. Fue por estos días, que hablando del tema eterno, que les ocuparía el resto de sus vidas, el de las mujeres… Decidieron, ponerse un plazo para conseguir guisa (novia), a sabiendas que las chicas más o menos de su edad, no les ponía coco(no les prestaban atención) pues los miraban como niños, mientras ellas crecían con la rapidez de un tulipán, luego del invierno. Por lo que buscarían chicas más jovencitas, pero que no fueran niñas, lo cual reducía sus probabilidades.

Siempre andaban los 3 juntos, como mosqueteros sin espada, con el alma alborotada y esas ansias locas de aprender a besar… A la hora que se empezaban a transmitir las mentadas novelas por la tele, inventando cualquier escusa, se sentaban con la mama, frente al televisor, para ver que aprendían; por supuesto no faltaban los oídos atentos, en las reuniones de las esquinas, escuchando las historias (muchas veces exageradas) de los muchachos mayores y sus traídas (novias). Entre tanta información desvirtuada, no sabían que creer y la pregunta eterna, sin responder era: ¿Qué es lo que le gusta a una mujer?

Preguntarle a la mama, no era una opción, por esos tiempos esas cosas no se hablaban en casa (en la mayoría de los casos) y si se hablaban siempre se hacía con frases disfrazadas. Por ejemplo, los patojos no entendían, el porqué, en un día caluroso, estando en una piscina, algunas chicas, no se metían a nadar, o porque en el colegio alguna chica salía con el suéter atado a la cintura, o el taparse la cara cuando en la tele dos actores se besaban, o en el caso de los varones, experimentar esas erecciones involuntarias, en los momentos menos indicados…

Todos los días, a eso de las 6 de la tarde, cuando el sol está a punto de irse a dormir, se miraba en la Colonia, los grupos de patojos, en las esquinas chuleando a las patojas o aplanando calles, yendo de arriba para abajo, para pasar una y otra vez, frente a la casa de una chica que les gustaba. No era extraño tampoco, verlos con un radio portátil, escuchando música en ingles o español de los artistas de la época. No faltaban los que se quedaban parados frente a la ventana de la chica y le subían el volumen al radio y se ponían a cantar, aun que ellas no salían. No faltaban tampoco los picarones, que andaban en el colegio, poniéndose debajo de gradas o escaleras para verles a las chicas los calzones, para luego comentar entre los amigos, de qué color lo tenían. De parte de las chicas tampoco faltaban, aquellas que eran más abusadas y a forma de pedradas, se le quedaban viendo a los chicos para chivearlos (que sintieran vergüenza).

Fue la tarde de un domingo, en que los tres mosqueteros, se peinaron, se perfumaron con la colonia del papa, lustraron los zapatos y chequearon su apariencia, una y otra vez, antes de salir, a una de aquellas fiestas donde la mayoría asistía sin invitación, los mentados repasos, que en la mayoría de los casos estaban llenos a reventar. Ya habían ido a uno de la llamada Isla, pero no se podía entrar, por lo que caminaron, sobre la 17 calle, hacia la 5 avenida, donde había otro, pero estaba igual, lo bueno para los patojos en aquellos alborotos, era la posibilidad de pasar respirando el aroma del cabello de una chica o sentir su cuerpo cerca, aun que claro no faltaban los aprovechados…

Como pudieron entraron a la fiesta, la música invitaba a bailar, algunos como podían, se abrían espacio, para impresionar a las chicas con los pasos, que acababan de aprender. Algunos ante la falta de chicas disponibles, hacían como una fila, donde uno a uno iba mostrando su talento para bailar, tratando de llamar la atención. Los tres mosqueteros estaban allí, viendo el panorama, cuando Estuardo noto, que una chica miraba hacia donde estaban ellos con insistencia, sin lograr disimular, el se los hizo saber a los otros dos, pero Miguel Alejandro repuso: -No es a nosotros, mucha. Héctor replico: -Te está viendo a vos, verdad que si Estuardo. –Simon vos, te está viendo. Miguel Alejandro les volvió a decir: -No me den casaca mucha. No en serio, te está viendo, repusieron los dos. Como ella estaba bailando con alguien, Estuardo y Héctor se la ingeniaron, para averiguar el nombre del muchacho, luego fueron hacia él para decirle, que alguien afuera lo buscaba. Al quedar ella sola, animaron a Miguel Alejandro, para que fuera a sacarla a bailar, el no estuvo del todo de acuerdo, por la mala jugada, pero la verdad era que desde que la vio, esos ojos lo cautivaron.

Fue hacia ella, como quien va a enfrentarse una terna examinadora en la universidad, le temblaban las piernas y aun que en cuestión de segundos, ensayo una y otra vez lo que le iba a decir, cuando la tubo frente a él, no supo que decir… Sus ojos eran como soles, él como un plástico que se derretía y descoloría frente a su mirar…Pero no hicieron falta las palabras, ella lo tomo de la mano y se pusieron a bailar. El se sentía inútil, incapaz de poder articular palabra alguna, ni siquiera para preguntarle su nombre… Momentos después, volvió aquel muchacho, buscándola, ella al verlo, tomo a Miguel Alejandro de la mano y como pudieron se escabulleron a otro rincón de la sala, escondiéndose entre el montón, ella le dijo: Que bueno que ya se fue, yo ya no quería bailar con él, pero es tan insistente y se te pega como chicle… ¡Gracias! ¡Hola! Yo me llamo Maribel y tú. –Yo, yo Miguel Alejandro.

Al percatarse, que se había ido el muchacho, regresaron a bailar. Estuardo y Héctor al ver que definitivamente, no había chicas para bailar y que además no querían hacer tierra (estorbar o ser impertinente) decidieron irse, no sin antes despedirse de Miguel Alejandro y con discreción, dejarle un par de 21 en la bolsa de la camisa.


Oxwell L’bu

"De Manita Sudada III..."



“De Manita Sudada…”


(Tercera Parte)

Entre un mundo de gente, camina adolecente, buscando una identidad que le es esquiva, realidad que de vez en vez emerge difusa que lo reta a ser creador o critico, de un mundo que le cierra las puerta, para que se cuele por la ventana…

Miguel Alejandro, luego de dejarla en su portal, caminaba de regreso a casa, repitiendo como si fuera un rezo su nombre, en una letanía interminable de frases, de palabras que le hacían evocarla; aquellas calles que hasta ayer no le decían nada, hoy eran tierra sagrada, donde ilegibles estaban las huella de su niña enamorada…Como nunca sentía el aroma de las flores de los jardines de aquellas casitas todas iguales, donde los matorrales de buganvilias parecían celebrar con el…En la esquina de siempre, aguardaban por él, Estuardo y Héctor, con un cumulo de preguntas y en el rostro ese sonrisa picara y cómplice de los amigos con quienes se comparten las travesuras. Fue Estuardo el primero en preguntar: -¡Puchica vos! estaba bonita la patoja y que onda, ¿Es ahora tu novia? –No. Se apresuro a responder. Héctor comento; -No me digas que no te pusiste las pilas vos, la guisa (muchacha) esta chula vos. –Si mucha, pero ella no es como todas… -¿Y le sacaste el 21? Pregunto Estuardo. –No mucha, ya les dije que ella es diferente, apenas nos conocimos y a las flores hay que regarlas. – ¿Vos y como se llama? –Se llama Maribel. Este bonito el nombre, replico Héctor. Luego de bromear y hacer más preguntas indiscretas, se despidieron. Aquella noche sin que nadie, lo notara en su casa, Miguel Alejandro, se subió al tejado, llevando consigo a su gato, un pequeño radio a transistores para escuchar música y una sabana. Se tendió donde pudo, deseando con toda el alma, el haber causado en Maribel, la misma impresión que ella había causado en él, le apretaba tan fuerte el corazón y le hacía repetir su nombre y recitar aquellas palabras: Hoy un ángel a sobornado al destino, se cruzo en mi camino, haciendo al corazón estremecer y descubrí cuanta belleza pueden reflejar unos ojos de mujer…Y así pensando en ella se quedo dormido.

Fue a partir de aquel día, que instituyo aquel ritual: se apresuraba para hacer la tarea y las cosas de casa, luego al dar las cuatro, con ahincó lustraba sus zapatos, se limpiaba una y otra vez los dientes, se bañaba, se enlocionaba, para luego salir a verla. Compartían cosas sencillas, pláticas amenas, un paseo por las calles de la colonia, a ella le gustaba jugar de adivinanzas y hablar de música… Un par de horas, luego se despedían y al regresar a casa, allí estaban sus amigos en la esquina de siempre esperándole, animándole, queriendo saber que tanto aquel día había avanzado…Sabiendo que los consejos no estaban de mas el entusiasmado los escuchaba, ya que cada palabra que se refería a ella, era como un leño que mantenía la hoguera…

Seguía escribiendo las cartas, como un asalariado de Cupido, luego se ponía a hacerle aquellas bellas y elaboradas tarjetitas, en papel calco para Maribel las cuales pintaba en colores pastel…Pero a la hora de buscar, una forma de camuflaje, sus sentimientos con frases que lo dijeran sin decirlo, las palabras simple y sencillamente, se le escurrían de las manos, como peces en el rio. Pensó una y otra vez, en declararle sus sentimientos, pero cuando tomaba valor, alguien llegaba, o la llamaban, o se quedaba balbuceando palabras que al final no le salían. Se preguntaba una y otra vez, porque le era tan complicado escribirle o decirle sus sentimientos y a la vez esa facilidad para enamorar con las palabras a las novias ajenas…

Un finalmente, todo se confabulo, para regalarle aquel momento, no supo, ni cómo ni cuándo, pero a quemarropa le lanzo la pregunta: ¿Quieres ser mi novia? A lo cual Maribel sin decir sí, ni no, respondió de forma esquiva. El muchacho lo interpreto, como un NO caritativo, ahora de aquel león al que no le cabía el corazón, solo quedaba un gatito cautivo y como un fugitivo, luego de despedirse se marcho. Estuardo y Héctor, lo esperaban donde siempre, el los vio y siguió de largo, por un momento pensaron en seguirlo y preguntar, pero era evidente, que su vuelo, era el vuelo de un pájaro herido…

Un par de días después, pudieron hablar con él y sin mayores detalles, ellos comprendieron, lo que había sucedido, pero convencido de que todo en la vida, merece otra oportunidad, Estuardo le dijo: No te sientas así, ella no te dijo que no, eso quiere decir… Eso quiere decir, que no quiso lastimarme. Replico Miguel Alejandro. –No vos, eso quiere decir, que al igual que vos, ella no sabe cómo reaccionar, vos mismo decís que no ha tenido novio. Bueno entonces, escribile una carta, de esas bien chileras, como las que escribís vos, explicándole tus sentimientos y diciéndole que si te confundiste, eso no significa que no puedan ser amigos. Esa misma noche, se puso escribir aquella carta sin remitente, que entregaría personalmente.

Al día siguiente, renovó aquel ritual y al dar las cinco, se fue a verla. A la distancia vio, que alguien miraba por la ventana, luego se escondió, toco el timbre, pero no abrió ella, si no la hermana. –Hola que tal, disculpa esta tu hermana. – No fíjate, que la vino a traer un muchacho y se fue con el…Miguel Alejandro sintió, que el mundo se desplomaba delante de él…Luego la hermana soltó, la carcajada y le dijo: -No son cuentos, ahorita viene, se está poniendo chula para ti…El ya no supo que decir. Momentos después ella salió, lo tomo de la mano y se fueron a caminar por las calles de la colonia. Ella le pregunto, que porque dejo de llegar de repente, que si le había sucedido algo en fin, el le dijo que no se había sentido bien (No le podía decir que porque no había llamado, pues por ese tiempo, muy pocas casa en la Colonia contaban con servicio telefónico). Regresaron a la casa de ella y antes de despedirse, el saco la carta y se la entrego, ella lo vio con un dejo de tristeza, tomo la carta y se dispuso a entrar, pero se regreso y en un momento mágico, acerco su boca a la de él, incrustándole uno de sus dientes en el labio inferior y así sellaron el inicio de aquel gran amor. Un amor que buscaba momentos a solas para robar un beso, besos con sabor a menta, donde una caricia desataba una tormenta de hormonas alborotadas… Manos que cuando se encontraban la ocasión para encontrarse temblaban de emoción y estaban sudando…

Oxwell L’bu

martes, 15 de febrero de 2011

***UnaAmistad Inmerecida***

***Una Amistad Inmerecida***


Vamos por la vida convencidos,
que lo que tenemos es por que
lo valemos o es el fruto de nuestros
esfuerzos…

Pero hay algunas veces en que el
destino se confabula a nuestro favor…
En que un ángel se deja sobornar,
por eso que llamamos amistad.

Y empieza a caminar junto a nosotros,
no porque seamos santos, no por que
seamos luz, no por nuestras cualidades,
si no a pesar de la ausencia de ellas…

No debemos preguntarnos si las merecemos
o que hemos hecho para ganarlos,
porque en esencia son bendiciones…
Son gratuidades, dadivas del cielo
por las cuales antes que preguntar,
debemos de agradecer…
Ya que lo que hagamos con esas
bendiciones determinara en última instancia,
el grado de nuestra felicidad y el carácter
de nuestro espíritu…


Oxwell L'bu
Foto: Internet

viernes, 4 de febrero de 2011

"Memorias del Terremoto en Guatemala de 1976"

“Memorias del Terremoto en Guatemala de 1976”


(Crónicas de los Patojos)

Era uno de esos domingos por la tarde en aquellas calles de casitas iguales, donde corren alegres manantiales de patojos jugando, retozando, gritando… Y que a regañadientes a una hora prudente, se entraban a la casa, dejando tras de sí tantas ganas de continuar, que las horas para volver a salir se hacían eternas.

Pero cual si fuera, premio de consuelo a eso de las 7 de la noche empezaba, la lica (película) por el canal 3. Aquel domingo cual si fuera el preámbulo de una tragedia anunciada, exhibirían la lica “Terremoto” la cual desde principio a fin mantuvo en suspenso a los patojos y con estado de pendiente a los papas.

Al día siguiente, que era el inicio de semana, los patojos volvían a la escuela y los papas a la labor cotidiana del trabajo, además era el inicio de ese nuevo mes, que en cuestiones de clima pone al mundo al revés…Para honrar aquel dicho popular “Febrero es un mes loco” pues lo mismo había lluvia, que calor, viento y frio que una tarde fresca de primavera. Aquella era un lunes de una semana cotidiana, donde los patojos comentaron hasta el cansancio, la lica del domingo, hasta que llego la hora de ir a la cama, unas cuantas horas habían trascurrido desde que el país dormía, pero a eso de 3:03:33 horas de aquel fatídico 4 de febrero de 1976, la tierra sacudió a Guatemala, causándole una gran herida, donde muchos de sus hijos no volvieron a despertar y otros sobrevivieron contando las heridas…



El terremoto de 7.6 en la escala de Richter, con el epicentro localizado a solo 5km de profundidad, afectando a lo largo y ancho al país, con una duración de 49 fatídicos segundos. Fue causado por la falla de Motagua.

En la Colonia, el terremoto sacudió la tierra y las casitas cual si fueran hermanas agarradas de la mano soportaron el embate de la naturaleza, ninguna casa se cayó, algunas solo sufrieron algunos daños menores, como la rajadura de paredes. El drama personal de la gente que habitaba aquella península incrustada en la capital, se resumía en haber salido despavoridos corriendo hacia los campos de futbol y las áreas abiertas, con la gente temblando de miedo y confundida, el ruido de las bajillas que pararon rotas en el suelo, los perros aullando y los patojos orinando en los campos del miedo. Aquella era una madrugada que aun que no hacía mucho frio, todos temblaban, la obscuridad era densa y aquello causaba mayor confusión, dado que no se estaba seguro de que era lo que sucedía.

Luego de aquellas largas horas de obscuridad, poco a poco fue amaneciendo, algunos pensaron en regresar a sus casas, mas debido a las replicas que se empezaron a suscitar, optaron por continuar a la interperie, solo los papas fueron por sabanas, linternas y cosa útiles como inútiles. Los vecinos de la Colonia, por unas horas ignoraban la magnitud de aquella catástrofe donde más de 23 mil personas perdieron la vida, 76 mil sufrieron heridas, y miles perdieron sus casas. Poco a poco se empezaron a tener noticias de la situación en otros puntos de la capital, así como del interior del país, conforme llegaban, la magnitud de la catástrofe se engrandecía.

Dada las replicas que se repetían una y otra vez sin previo aviso en la Colonia debido a la falla de Mixco, lo cual fue haciendo meya en algunas casas de la Colonia, localizadas principalmente en 5 Ave D y E y 15 calle, al igual que en la iglesia católica “Jesús Resucitado” donde inclusive era visible en el suelo una grieta, que se extendía por varios metros. Así como también los daños estructurales en la Escuela Darío González. Por otra parte la Colonia se constituyo en algo así como, el conejillo de pruebas, pues se comprobó que algunos materiales, así como métodos de construcción eran “Anti-sísmicos” como las laminas Duralita, material del cual estaban hechos los techos de las casas.

Tanto en los campos de futbol, como en las áreas verdes y abiertas las familias se establecieron en carpas improvisadas, que se dio en llamar “Champas” lo cual como era de suponer acarreaban incomodidades, aun que para los patojos aquello era una fiesta, ya que se pasaban todo el día jugando y al caer la noche se reunían a escuchar historias de miedo, chistes o a cantar. Pero los vecinos de la Colonia no fueron indiferentes ante el dolor y desastre de sus hermanos en otras áreas del país, se organizaban recaudación de víveres, ropa y medicina para ser llevadas a dichas áreas. El grupo Scout51 alisto a su tropa de Scouts, lobatos y muchachas guías para ayudar en la recuperación de cuerpos y rescate. El padre Antonio y varios feligreses se movilizaron para llevar consuelo tanto material como espiritual a los poblados afectados. Dadas las necesidades de transporte por estos días, por la iniciativa y creatividad de los chapines, nace una nueva forma de transporte público, los llamados “Ruleteros”.



Por estos años el conflicto armado en el país, entre las fuerzas del gobierno y la guerrilla guatemalteca, estaba en plena vigencia, mas por este tiempo se dio una tregua. Es de destacar también la asistencia de la comunidad internacional, pero el país rechazo la oferta de ayuda de Inglaterra por cuestiones de conciencia, dado que Guatemala sostenía su reclamación por el territorio de Belice el cual prácticamente había sido convertido en una colonia inglesa, cuando tanto por razones históricas, geográficas y de idiosincrasia dicho territorio pertenece a Guatemala.


Aun que los atracos no eran generalizados, los vecinos de los barrios se organizaban en patrullas de vigilancia, para salvaguardar tanto a sus familias, como a sus pertenencias. En un sector de la zona 1 en las cercanías del Paraninfo Universitarios fueron un grupo de luchadores encabezados por José Azari . En la Colonia por los jóvenes varones y los papas, los cuales patrullaban por turnos, las calles y callejones.

Sé que para muchos, aquel fatídico día trae a sus mentes imágenes de dolor y muerte, siendo probable que no quieran recordarlo… Comprendiendo dicho dolor, diré que para muchos, que lo sobrevivimos, sigue siendo parte de nuestra historia personal y aun sin quererlo dichas memorias resultan recurrentes. De mi experiencia personal puedo decir que aun mantengo vivida la imagen de personas muertas, colocadas en fila, frente al hospital general, cuando me dirigía de la mano de mi padre rumbo a su negocia, el cual cuando llegamos estaba reducido a escombros…El me soltó la mano, se agacho para recoger algunas cosas, se arrodillo y rezo un padre nuestro, luego voltio su mirada a mí y en ese momento aun que arrodillado era de mi tamaño, sentí que tenia tal estatura, que su cabeza tocaba el cielo .. . Luego se puso de pie y me dijo –No importa lo volveré hacer (refiriéndose a su negocio) y más grande- Lo cual ha sido hasta el día de hoy una de las más grandes lecciones que recibí de mi padre, de que un hombre puede caer, más debe de levantarse…Y de alguna forma resume, la frase que acuño el entonces presiden Kjell Eugenio Laugerud García “Guatemala esta herida, pero no de muerte.”

Oxwell L’bu
Fotos: Internet