"En La terraza de aquella casa"
Desde niño todos los dias al caer la tarde, como los gatos me subía al tejado a contemplar la luna, sin estar enemorado.
Al llegarme la adolecencía, a la par de mi creció la demencia y se fue enraizando en mi corazón. Sin ser poeta poco a poco me fui convirtiendo en ese punto, en el universo, que escribe versos al caer la tarde.
Todos los días me subía a la terraza de aquella casa, con mi pequeño radio a transistores a escuchar la música cuando al parecer se quedaban dormidos los locutores, mi gato Claroscuro me acompañaba. Al caer la noche el cielo se tapizaba de estrellas, la luna apenas se levantaba, yo la observaba y la imaginaba como una niña vestida de blanco y con la carita tiznada y el alma eternamente enamorada.
Le escribía versos a la doncella que aún no conocía, pero que sabía que existía y que quizás soñaba con un tipo como yo, con el alma cargada de ilusiones sin estrenar y un corazón que se entrega al amar.
Desde esa terraza, en aquella casa, conté junto a mi gato las estrellas y descubrí sus bellos ojos en ellas, conocí su alma, fue una revelación que se metía en mis venas al escuchar aquella canción.
Oxwell L’bu Copyright © 2017
Desde niño todos los dias al caer la tarde, como los gatos me subía al tejado a contemplar la luna, sin estar enemorado.
Al llegarme la adolecencía, a la par de mi creció la demencia y se fue enraizando en mi corazón. Sin ser poeta poco a poco me fui convirtiendo en ese punto, en el universo, que escribe versos al caer la tarde.
Todos los días me subía a la terraza de aquella casa, con mi pequeño radio a transistores a escuchar la música cuando al parecer se quedaban dormidos los locutores, mi gato Claroscuro me acompañaba. Al caer la noche el cielo se tapizaba de estrellas, la luna apenas se levantaba, yo la observaba y la imaginaba como una niña vestida de blanco y con la carita tiznada y el alma eternamente enamorada.
Le escribía versos a la doncella que aún no conocía, pero que sabía que existía y que quizás soñaba con un tipo como yo, con el alma cargada de ilusiones sin estrenar y un corazón que se entrega al amar.
Desde esa terraza, en aquella casa, conté junto a mi gato las estrellas y descubrí sus bellos ojos en ellas, conocí su alma, fue una revelación que se metía en mis venas al escuchar aquella canción.
Oxwell L’bu Copyright © 2017
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