“El Emaus del hermano Salvador”
32 Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría[l] las Escrituras? 33 Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. 35 Y ellos contaban sus experiencias[m] en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan. Lucas 24: 32-35
En aquellos días en que el sueño de padre Antonio lentamente iba tomando forma y la horma del zapato parecía no tener forma, llega a la Colonia aquel joven que a regañadientes comienza a predicar.
Recién había dejado su formación como franciscano, se dejó crecer la barba para no ser reconocido, quiso pasar desapercibido, pero con cada latido ardía más su corazón, Dios le tenía una misión…. Quizás fueron los ecos de lo que escuchó Francisco de Asís en la iglesia de San Damián “Francisco repara mi iglesia” lo cierto es que a partir de allí paso de vendedor a predicador, de lo cual han transcurrido ya 50 años.
Hermano Salvador Gómez camino por las calles de la Colonia y bajo el acompañamiento de Padre Antonio, fue reconstruyendo su vida, para la misión, para la cual requeriría de coraje y entrega.
Comenzaron con reuniones en casas particulares y luego en la parroquia que estaba en construcción. Si, el hermano Salvador venía de regresó, a vivir una vida como laico, quizás con sueños rotos, quizás viendo las flaquezas de su propias fuerzas, pero fue en este pedacito de suelo que en esos años se perdía ente la maleza de la naturaleza, donde Dios le señaló su misión y vocación.
Quien escribe, lo vio caminar y predicar por las calles de la Colonia, tiempo después en la televisión, ahora en internet impactando muchas vidas y mas de una vez lo ha visto por las calles del mundo, firme en su misión.
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