En ese rinconcito del cielo de casitas iguales,
donde sus calles son un inmenso campo de recreo,
donde los patojos sueñan con los ojos abiertos...En esa
Península incrustada como un lucero en el área
metropolitana de la bella Guatemala.
Allí compartí mis juegos de infancia, allí nacieron mis
primeras ilusiones, allí bese a la primera doncella y descubrí que con cada
amor nace una estrella… Allí me trasforme en ese punto en el universo
escribiendo versos mientras cae la tarde.