jueves, 1 de agosto de 2013

***Años De Primaria***

***Años De Primaria***
Con la angustia de quien deja el hogar, mis pasos se encaminaron a ese lugar, que me iba a formar… La falta de entusiasmo, me puso en la mira y no pocas veces me dejo sin recreo. No sé ni cuantas veces me fui de capiusa, no en busca de escaramuza, sino de practicar lo que realmente era mi pasión, jugar con un balón.

Cumala, cumala, cumala la vista, no, no noche de vista… Se dejaba escuchar el canto de las niñas, en ese juego de manos de nunca acabar; ...en cambio los varones nos pintábamos solos para retozar. Como sucede casi siempre en este tiempo escolar, las niñas si que se suele aplicar, aun que siendo honesto es algo que no me solía preocupar, ni quitar el sueño, porque el sueño que seguía tenía poco que ver con leer y escribir o saber de matemáticas o ciencia. En aquellos años no tenía conciencia, que el tiempo más maravilloso de mi niñez transcurría en aquellas aulas… Que mis compañeros, se transformarían en amigos entrañables y que una de esas niñas se convierte en ese primer amor inolvidable.

Aquellos años de primaria han quedado en el pasado, pero sin importar lo que en mi vida haya pasado, nunca, nunca los he olvidado, porque tuvieron la magia de la ilusión, de cuando uno piensa que llegara a ser astronauta, científico o presidente… Hoy que veo que soy tan solo un demente, me doy cuenta que los versos más hermosos los escribí entre borrones y tachones en aquella escuela.
Oxwell L’bu Copyright ©2013

Ante El Creador

Se postro ante el creador, luego de un largo silencio, los ecos que desgarraban su alma, resonaron en su pecho: Señor vos que sabes que mi vida es como una barca a la derriba, siempre navegando contra la corriente, en ese mar de incertidumbres y vacio, donde los fantasmas de mis fracasos son como tempestades que amenazan con hacerme naufragar… Sé que debería agradecerte por el don de la vida y por... tantas cosas buenas, pero me siento vacio y la gratitud es una paloma asustada que salió volando de mi pecho, dejando en su lugar zozobra, agonía y desilusión. Por eso te pido toma mi corazón y devuélvele la alegría de un niño, lléname de tu cariño y sana estas heridas que llevo a flor de piel…
Oxwell L’bu Copyright ©2013

En Nuestro Baul De Los Recuerdos

En nuestro baúl de los recuerdos no hay juguetes sofisticados y onerosos, solo cosas sencillas como un trompo, unos cincos, un puñado de carteritas de fósforos, una pelota hecha con medias viejas de mama, unos hules, un capirucho, un yoyo, una navaja oxidada, un balón plástico, pero sobre todo nuestra inocencia, mesclada con esa felicidad, a veces tan difícil de encontrar.

"Esas Cositas Y Juegos De Mi Infancia”

Esas Cositas Y Juegos De Mi Infancia”

Crecimos sin ese afán de tener el último video juego de moda…Sin todas esas cosas que consumen tiempo sin dar mayor felicidad y a decir verdad no nos hicieron falta para vivir una niñez a la que más de una vez se quisiera regresar.

Rodillas en tierra, con los pies empolvados sonorizas por do quier, disputando torneos, donde los cincos eran los trofeos, apetecidos por los patojos…Aquellos juegos tan sencillos pero llenos de ese encanto..., donde la imaginación, aceleraba el corazón…Nos llenaba de pasión correr detrás de un balón, nos llenaba de alegría, la compañía de nuestros cómplices de juego.

Me toco crecer, con esa generación, donde el juguete más extraordinario, que uno podía poseer, era una pelota, no por su valor monetario, sino porque era el juguete que a diario, convocaba a los amigos del barrio. No tuvimos juguetes sofisticados, es verdad, no navegamos por el internet, más bien jugamos en las calles, no textiamos. Sino persona a persona, nos carcajeamos, reímos y lloramos, no nos preocupaba compartir fotos en tiempo real, sino realmente divertirnos.

Nuestra pantalla de juego eran los callejones donde crecimos, laberintos de felicidad, donde todos nos conocíamos y nuestro control remoto eran esas ganas de jugar. En nuestro baúl de los recuerdos no hay juguetes sofisticados y onerosos, solo cosas sencillas como un trompo, unos cincos, un puñado de carteritas de fósforos, una pelota hecha con medias viejas de mama, unos hules, un capirucho, un yoyo, una navaja oxidada, un balón plástico, pero sobre todo nuestra inocencia, mesclada con esa felicidad, a veces tan difícil de encontrar.
Oxwell L’bu Copyright ©2013